Oficialismo acusa lenta reacción de Gobierno: protestas en Chiloé amenazan convertirse en un nuevo “Puntarenazo”

Este lunes se cumple una semana desde que los chilotes iniciaron una potente manifestación en la isla grande, a partir de un complejo frente de marea roja que afecta a la región de Los Lagos.

El gobierno ya había decretado Estado de catástrofe, y la Presidenta Michelle Bachelet adelantó que se apoyaría a los locales con una ayuda económica.

Se comunicó que la ayuda ascendería a 100 mil pesos y recrudeció la protesta.

Las versiones comenzaron a correr con rapidez, particularmente por parte de los pescadores, quienes acusan que el fenómeno que no permite que accedan a los principales productos de la zona (mariscos y pescados) no sería marea roja, sino que se debería a algo distinto. El mar huele mal y se ve distinto, los animales mueren y se podía apreciar espuma. Rápidamente surgieron diversos especialistas de renombre, del área de la biología marina, para desmentir que el actual fenómeno fuera causado por el hecho de que se arrojaran al mar cerca de 9 mil toneladas de salmón (algunos dicen que estaban descompuestos, en tanto que pescadores aseguran que estaban contaminados con químicos). Las versiones continúan enfrentándose.

El gobierno aumentó su oferta de ayuda, según La Tercera, a un total de 750 mil pesos, desglosados en una primera entrega de 300 mil pesos, y después en tres meses sucesivos se agregarían 150 mil cada uno.

Esto es considerado bajo, en paralelo que el desabastecimiento de la isla es una realidad patente. “Vamos a pedir que se haga un despeje momentáneo de las carreteras, porque necesitamos que nuestra gente tenga la tranquilidad de que van a contar con los víveres mínimos”, indicó Julio Candia, presidente de la Cámara de Comercio de Castro. Los camiones no pueden entrar y el abastecimiento de la gente ha ido disminuyendo poco a poco.

El presidente del Consejo de Pescadores Artesanales y Pueblo Originarios, Luis Adue, indicó que desde el gobierno “no nos han llamado. La única forma que tenemos para que nos tomen en cuenta es radicalizando las movilizaciones e incluso ir a La Moneda”.

El fantasma del “segundo puntarenazo”, que enfrentó la gestión del ex Presidente Sebastián Piñera, se hace patente. En ese momento se acusó una pobre gestión, al momento en el que quien fuese el ministro de Energía, Ricardo Rainieri, indicara que “a Magallanes se le acabó la fiesta”, a raíz del alza del precio del gas, insumo vital en esa zona donde el frío es la norma. La furia de la gente se hizo sentir, se removió al secretario de Estado, y recrudecieron las protestas, que se prolongaron por cerca de 8 días.

En declaraciones a El Mercurio, el senador socialista Rabindranath Quinteros indicó que “esto debió haberse parado el primer día (…) a las 24 o 28 horas”, pero ya esto se transformó “en una crisis política, productiva, social. Está todo encadenado”. Esto se plantea desde el punto de vista de que la manifestación inició exigiendo más ayuda ante la marea roja, pero rápidamente derivó en cerca de 20 bloqueos camioneros. Marcos Salas, de Quellón, recordó que la última sesión de la Cámara de Diputados en Puerto Montt: “Cuando fuimos a plantearle el problema al ministro Luis Céspedes hace un mes, pero no nos podía escuchar porque tenía que irse a Chaitén a una inauguración”.

La lógica es como una bola de nieve, ya que primero fue la solicitud de que aumentara la ayuda ante lamarea roja, y de a poco se han ido sumando otro tipo de peticiones, así como también otros gremios han adherido a la manifestación. Iván Moreira,  senador UDI por los Lagos, considera que “hubo un manejo equivocado del Gobierno. No midió las consecuencias, lo habíamos advertido los parlamentarios y el gobierno regional de lo que se venía encima y no dimensionaron”.

Fidel Espinoza, diputado PS agrega que “cuando dijimos que este era un conflicto grave, grande, algunos no entendieron mucho en Santiago. Entre ellos algunos ministros. Creyeron que esto no tenía los ribetes que logró”. Su par DC, Patricio Vallespín, también agrega que “fue un error del gobierno pensar que era una cosa de menor escala. Hay más afectados de los que el gobierno estimó inicialmente”.

Chiloé sigue “privao” y aún no se ven opciones de un término de este conflicto.