Mario Waissbluth explica por qué una "educación pública, gratuita y de calidad para todos" es inviable en 30 años
El experto fundador de Educación 2020 escribió en su Facebook una columna donde argumenta que "hacer las cosas con consignas bonitas, desprolijamente, y en el orden inadecuado, por la obsesión de la gratuidad", generó que muy contrario a las promesas de Bachelet, la educación vaya en vías a la total privatización.
Según la página web de Educación 2020, la fundación sin fines de lucro “nació en septiembre de 2008 con la meta de que en 2020 Chile tenga una educación de calidad y con equidad para todos”. Sin embargo, como van las cosas, la ONG tendrá que repensar su nombre y considerar el 2040 o 2050 para su meta.
Esto porque para uno de los fundadores de la institución, Mario Waissbluth, el camino que ha tomado el gobierno de Michelle Bachelet con miras a mejorar la calidad y la equidad no ha estado del todo correcto.
El ingeniero y experto en educación asegura que “lo que se está viviendo en Chile es posiblemente la mayor paradoja histórica de la reforma educativa, que llegó montada galopando sobre la consigna publicitaria de ‘Educación Pública, Gratuita y de Calidad para Todos’ de la campaña presidencial... (asunto que NO estaba en el programa de gobierno)”.
“Independientemente de los gustos de cada uno, es una consigna perfectamente inviable en Chile por lo menos por los próximos 30 años, en un país que ha llevado la privatización de su sistema educativo a extremos clase-mundial: sólo 15% de la matrícula superior es pública, y 35% de la matrícula escolar”, dice Waissbluth.
El experto asegura que sería factible que en una década la matrícula pública escolar de buena calidad volviera a ser el 50%, como lo fue hace 15 años, y que la matrícula pública en educación superior llegara del 15 al 30%. Pero eso solo podría pasar si las cosas se hicieran “bien y en el orden correcto”. Algo que para el fundador de 2020 no se hizo.
“El gobierno escogió priorizar cronológicamente la gratuidad en ambos niveles, antes que reforzar las instituciones públicas y ordenar el caos de la educación superior”, explicó. “Así, La Moneda decidió lanzar primero la ley de inclusión, que le da gratuidad a escuelas particulares subvencionadas con copago, antes que reforzar la educación pública, tanto en medidas administrativas como legislativas.
El resultado más probable es… que aumente la matrícula en las escuelas subvencionadas sin fines de lucro y con copago bajo… o sea… las religiosas. Si a esto le agregamos la conflictividad y tomas de establecimientos públicos, peor aun”.
“Entonces, entre el gobierno que basó su actuar en consignas estudiantiles y los propios estudiantes enrabiados y consigneros, con tomas organizadas en asambleas generalmente minoritarias y radicalizadas, el escenario más probable es que al finalizar este gobierno la proporción de educación pública escolar haya continuado disminuyendo, con las minorías silenciosas de estudiantes y apoderados trasladándose en especial a los colegios y liceos religiosos que ahora ofrecerán una gratuidad que antes no existía para ellos. Ezzatti debe estar frotándose las manos”, agrega.
En educación superior, el experto describe un actuar similar. Esto por la glosa de la gratuidad incluida en el presupuesto 2016, lanzada “antes de lanzar un plan de fortalecimiento y des-burocratización de la educación superior pública, y antes que reforzar las exigencias e institucionalidad de la acreditación para ordenar el caos absoluto que dejaron 30 años de libertinaje de mercado”.
“El único saludo a la bandera fueron los 15 CFT estatales y la creación de dos U públicas que, por su magra asignación presupuestal y dudosa ubicación geográfica, posiblemente no llegarán a cubrir el 2% de la educación superior en muchos años. El resultado concreto hasta hoy es… que en 2016 AUMENTÓ la matrícula en universidades privadas gracias a la gratuidad, se mantuvo en las estatales, y disminuyó en la vital educación técnica. El mundo al revés”, redondea Waissbluth que anteriormente había dicho que arrepentía de haber votado por la Presidenta Bachelet.
“Por ahora, continuarán egresando de educación media y superior un 30-40% de analfabetos funcionales”, concluye.