Hacienda ubica a legisladores chilenos entre los más caros del mundo: 9 millones 121 mil pesos
Líquido, restando impuestos y previsión obligatoria, los diputados y senadores reciben 6 millones 580 mil pesos. La información la entregó el ministerio de Hacienda, en el marco de la comisión de Constitución donde se discute una rebaja a las dietas parlamentarias.
Era la “opinión técnica” del Ministerio de Hacienda, sobre las rebajas de las dietas parlamentarias. La sorpresa reinó en la comisión de Constitución, cuando el coordinador general de Modernización del Estado del mencionado ministerio, quien planteó que “las dietas parlamentarias chilenas se encuentran entre las más altas del mundo”.
La Segunda publica que la conversación con Paris continuó indicando que en términos brutos, usando el ranking de paridad de poder de compra en las naciones que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “si las dietas chilenas fueran rebajadas un 20%, seguirían siendo las más altas del mundo, seguidas por las de Italia y EE.UU.; si se las redujera en un 32% pasarían a ser la segunda más alta; y si se rebajaran en un 37% serían la tercera en la clasificación”.
Los datos a los que alude Enrique Paris son los siguientes: 9 millones 121 mil 806 es la remuneración bruta de los senadores y los diputados, de los cuales destinan 2 millones 100 mil pesos en impuestos. Líquido, reciben 6 millones 580 mil pesos. Anualmente, sólo por el concepto de dietas de sus legisladores, el Congreso gasta 17 mil 294 millones de pesos.
El diputado Ricardo Rincón (DC) afirmó, molesto, que “cuesta creer que una baja significativa de la remuneración de un congresista en Chile no altere la posición en el ranking mundial”. En ese sentido, el diputado previno que los parlamentarios chilenos descuentan de su dieta una parte para fines previsionales y que en otros países los congresistas disponen de más infraestructura. Además, Rincón fustigó al Consejo de Asignaciones, que determina los recursos para la función parlamentaria, y señaló que “prácticamente no tiene pega, no se justifica y (quienes trabajan allí) no están gratis. Con ellos se financiaría más de un parlamentario, aunque les duela”.
Pese a que era una opinión “técnica” tiene un trasfondo político, ya que desde hace seis meses que el congreso y Hacienda vienen discutiendo, con citas a nivel de autoridades y equipos técnicos, alguna forma de establecer un mecanismo objetivo para fijar remuneraciones de los máximos líderes políticos. Esta fórmula podría permitir ajustar las dietas de senadores y diputados para financiar, finalmente el aumento de los parlamentarios.