La columna donde Longueira niega que Orpis sea un peligro para la sociedad y acusa “doble estándar”

Pablo Longueira, ex UDI, otrora senador y quien también ofició como ministro de Economía en el gobierno de Sebastián Piñera, fue formalizado por los delitos de cohecho y presuntas irregularidades tributarias en el marco del caso SQM. Los dineros habrían sido coordinados por su ex jefa de gabinete, Carmen Luz Valdivielso, y se cifran en cerca de 681 millones de pesos los aportes que habría recibido entre el 2009 y 2013 a través de boletas ideológicamente falsas, algunas de las cuales también involucran a sus fundaciones Chile Justo y Fundación Web.

Uno de estos pagos habría ocurrido justo un día después de que se votó en el Senado el Royalty Minero, norma que de acuerdo al Ministerio Público habría incluido un párrafo textual enviado por el ex gerente general de SQM, Patricio Contesse, lo que le habría reportado beneficios a la minera no metálica.

Longueira está con arresto domiciliario nocturno, a diferencia de quien fuera su correligionario, Jaime Orpis, al que se le imputan un total de 233 millones 147 mil 456 pesos entre presunto cohecho, delitos tributarios y fraude al fisco, en el marco del caso Corpesca. Mientras se le investiga, Orpis figura preso en el anexo Capitán Yáber, dependiente de la cárcel de Alta Seguridad. Orpis se ha destacado por su impulso a la rehabilitación de la droga a través de la fundación Esperanza.

A raíz de una serie de notas publicadas en El Mercurio, el ex senador Longueira publicó una carta al director, titulada “Peligro para la sociedad”, hace una comparación tanto de su situación como la que afecta a Orpis, ya que ambos “motivados por una profunda vocación social, terminamos creando fundaciones con fines sociales, paralelamente a nuestras actividades parlamentarias. Así nos sentíamos más realizados con nuestra labor de servidores públicos. Ayudando a los que más lo necesitan”.

Luego, el histórico líder del gremialismo precisa que las fundaciones “que creó el matrimonio Orpis Jouanne, como las nuestras, no tienen fines políticos y han cumplido rigurosamente con los objetivos para las que fueron creadas”.

“A diferencia de Jaime, yo intenté crear una para desarrollar políticas públicas para construir un Chile más justo, denominada Chile Justo, y otra para hacer páginas web gratuitas para pequeños emprendedores, logrando la Fundación web en sus 10 años una meta cercana a las mil. Nunca entregué personalmente una página web. Los cientos de emprendedores a los que les cambiamos la vida, como ellos mismos lo señalaban, nunca supieron que yo había creado esa Fundación. Mis fundaciones, desde el punto de vista presupuestario, eran modestas y deficitarias anualmente”, precisa Longueira, para luego abocarse a describir lo que realizaba la fundación de Orpis y de su esposa.

“Esos miles de jóvenes de familias de escasos recursos que caen en la droga. Destruyendo matrimonios, familias y no pocos acabando con sus vidas. Con un esfuerzo muchas veces al límite de sus energías, (Jaime Orpis y Ana Luisa Jouanne) levantaban importantes recursos para ir creando cada vez más centros de rehabilitación y financiar los ya existentes”, indica el ex senador gremialista, que luego precisa que se le acompañó hasta en cenas de donaciones, y que incluso “tuvimos la oportunidad de compartir con nuestros propios hijos la experiencia que ellos nos contaban al momento de compartir con estos muchachos rescatados y rehabilitados por la Fundación Esperanza”.

Longueira destaca la calidad de ejemplar de la familia Orpis y también de la obra de la fundación, pero quien fuera senador apunta a que este hombre “que ha evitado que cientos de chilenos terminen detenidos o vuelvan a caer presos porque su adicción los lleva a cometer delitos, de la noche a la mañana se convierte en un peligro para la sociedad”.

“No basta que tenga arresto domiciliario total, es tan peligroso, que debe estar en prisión. No conozco a nadie que para unos pocos sea un peligro para la sociedad que haya evitado que más personas lo sean”, critica Longueira.

El ex ministro de Economía concluye que “cuando el doble estándar, la persecución y la injusticia atentan contra el más mínimo sentido común, se pierde respeto por las instituciones”.