Estudio revela qué tan honestos somos los chilenos y qué tipo de situaciones concentran las mentiras
El centro MIDevidencias de la Universidad Católica publicó un estudio que nos permite analizar cómo somos los chilenos frente a distintas situaciones y qué tan honestos somos con nosotros mismos al hacer un análisis de nuestro comportamiento y el de nuestros amigos.
Para ejemplificar, el estudio sugiere imaginar que “estamos en el metro camino a su trabajo. Afortunadamente, encuentra un asiento desocupado. Usted está cansado, pues no ha dormido mucho en las últimas noches, por lo que decide tomar el asiento. Unas estaciones más allá, cuando el carro va lleno, otro pasajero hace notar a viva voz que ha subido una mujer embarazada. Esperando que alguien más ceda el asiento, usted cierra los ojos, aparentando que está dormido, con la secreta esperanza que otro pasajero le dará su lugar a la mujer embarazada”.
¿Cómo reaccionaría nuestro mejor amigo frente a esto? ¿Cómo reaccionaríamos nosotros? Es la pregunta que se hicieron los creadores de este estudio que permite conocernos un poco mejor y revelar cuál es el perfil de los chilenos que son menos honestos a la hora de cuestionarnos sobre nuestras actitudes.
En el ejemplo anterior ocurre lo que la psicología social denomina “micro transgresiones morales“, es decir, situaciones en las que una persona actúa en contra de una norma moral que busca garantizar la convivencia armoniosa entre los miembros de una comunidad. En este caso, el personaje en cuestión decide no dar el asiento, tratando que su responsabilidad individual quede diluida al simular que está dormido.
La experiencia cotidiana sugiere que en nuestra sociedad hay muchas transgresiones: personas que se saltan la fila, personas que mienten para evitar una sanción, estudiantes que copian en sus pruebas, personas que no ayudan cuando es requerido o personas que no pagan el transporte público, según señala este estudio.
Para hacer este análisis, pusieron a los encuestados en 10 situaciones hipotéticas y se consultó a 1300 personas sobre cómo actuarían ellos y cómo lo harían sus amigos. Entre las transgresiones más frecuentes se encontró “Falsear currículo para mejorar posibilidades de empleo” y “Quedarse callado cuando colegas se burlan de otro compañero de trabajo, pese a normas de convivencia”.
Al otro extremo quedaron situaciones “Usar de estacionamiento para discapacitados para hacer un trámite” y “Ignorar solicitud de ayuda de persona que ha caído, pues vamos apurados”.
¿Somos más honestos que nuestros amigos?
Los resultados de este estudio aseguran que “las personas se perciben a sí mismas como mucho menos proclives a transgredir que sus amigos más cercanos”. Esto pues la mayoría de las personas poseemos una visión muy positiva acerca de nuestra honestidad y la visión acerca de lo que harían sus mejores amigos es una representación más realista de la capacidad para cometer faltas éticas.
¿Quiénes son las personas que más cometen estas transgresiones?
El estudio revela que los hombres y los más jóvenes (entre 18 y 24 años) mostraron una mayor tendencia a realizar faltas éticas. En contraste, las personas de todos los niveles de ingreso, de todas las zonas geográficas, de todas las posiciones políticas y los que adhieren a diferentes credos religiosos, muestran la misma probabilidad de transgredir.
El estudio, concluyen en el centro de la UC, muestra que las faltas cotidianas son un fenómeno que “no debe ser ignorado”. Esto porque aunque la propensión que las personas declaran para sí mismas es baja, los encuestados estiman que sus mejores amigos transgredirían en una magnitud claramente mayor, lo que probablemente refleja de manera más realista la ocurrencia de estas conductas.