Confech reconoce pérdida de “legitimidad social” en duro mea culpa
El punto más bajo de la adhesión a este movimiento se apreció hace un par de domingos, cuando el 4 de septiembre, se registró una de las convocatorias más bajas. Cerca de 3 mil personas participó en la marcha de los endeudados.
Ha sido el comentario obligado de quienes discrepan de la manifestación como herramienta para lograr cambios. Versus el 2011, momento más potente del movimiento estudiantil, la convocatoria a las marchas que tuvieron en jaque al gobierno de Sebastián Piñera cada vez han ido reduciendo su cantidad de participantes.
Asimismo, independiente de que la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) se haya desmarcado del gobierno, el que la administración Bachelet hiciera propias algunas de las reformas exigidas por los jóvenes le jugo un ratito en contra al movimiento.
Ahora, con reformas a medio camino, marcadas por la poca claridad de la implementación de, entre otras cosas, la gratuidad, la misma Confech hace un mea culpa y de paso, admite la pérdida de “legitimidad social”, según publica en esta jornada La Tercera.
Las críticas en contra de la Confech han surgido con fuerza ante una serie de situaciones, como el ataque a la iglesia de la Gratitud Nacional, o la falta de una condena a la toma de la Universidad Alberto Hurtado, en la que un grupo de jóvenes acorraló al rector.
El punto más bajo de la adhesión a este movimiento se apreció hace un par de domingos, cuando el 4 de septiembre, se registró una de las convocatorias más bajas. Cerca de 3 mil personas participó en la marcha de los endeudados.
Parte de la reflexión a la que llegó el movimiento en un plenario que realizaron en Punta Arenas apunta a que la intensidad de la movilización, con paros y tomas, conllevan “la dificultad para alcanzar una mayor legitimidad social, la falta de reflexión en torno a las condiciones materiales de la organización y el escaso compromiso a la hora de convocar”. A esto se suma “la desafección son parte de los múltiples factores que afectan hoy a nuestra movilización y que debemos trabajar”.
Uno de los puntos en común de este análisis es la falta de un discurso común, por lo que los voceros debieran actuar más coordinados. A todo se suman los episodios de violencia como un componente importante del rechazo.
Y la polarización del movimiento se mostraría en la diferencia que existe en los dirigentes ante abordar, por ejemplo, los episodios de violencia.
El nuevo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago, Patricio Medina, manifestó que episodios como lo ocurrido en la Universidad Alberto Hurtado perjudican la imagen de la Confech. “Soy enfático en rechazar esos hechos, porque nos alejan de lo importante que es una reforma y de los contenidos que podemos plasmar en nuestra propuesta. Además, nos desvían del foco y dejan una imagen del movimiento estudiantil que no es la real”.
Esto recibe una opinión contraria por parte del presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado, Gustavo Orellana. “La condena a los hechos de violencia deben hacerla los tribunales de justicia, los compañeros no tienen por qué andar condenando las luchas que quizás son distintas (…) hay que ser objetivo y analítico, y ver de dónde proviene realmente la violencia. La violencia viene desde Carabineros, desde las mismas universidades que castigan la movilización”.