Seis razones que explican por qué el "terremoto para niños" es el peor invento del universo
La adaptación sin alcohol de la popular bebida que se consume en estas Fiestas Patrias puede ser tan dañina como la original.
Con el auge del terremoto para adultos (una mezcla de pipeño, granadina, helado de piña y muchas veces ron) en las celebraciones de Fiestas Patrias, los padres realizaron una adaptación sin alcohol para sus hijos. El vino es reemplazo por jugo o bebida de piña, mientras que el resto de los ingredientes se mantienen.
“Si ya el consumo de terremoto es negativo para los mayores de edad, en los niños y adolescentes es simplemente una bomba de azúcar. Solo el vaso de bebida contiene más de 150 calorías, por lo cual este tipo de bebestibles es altamente perjudicial para nuestros hijos”, apunta la nutricionista del Departamento de Nutrición y Salud de Integra, Francisca López.
1. Ganancia de peso
Todas las bebidas azucaradas no aportan nutrientes al cuerpo, solo calorías extras y vacías. Tienen un gran impacto al estimular la formación de la grasa corporal, el aumento de la grasa circulante en sangre (colesterol-triglicéridos) y la presión arterial por su alto contenido en Sodio, además disminuyen los niveles del colesterol protector del corazón (HDL) en niños y adultos.
Por ejemplo, un vaso de bebida o jugo azucarado puede contener entre 130 a 170 calorías, considerando que niños de 2 a 5 años deben consumir en promedio 1100 calorías, el que consuma 3 vasos de bebida ya aporta más del tercio de sus necesidades energéticas diarias. Esto con el tiempo, se traduce en ganancia de peso considerable.
2. Peligro de diabetes
El alto contenido de azúcar del “terremoto sin alcohol” aumentan la probabilidad de tener sobrepeso u obesidad, las concentraciones de glucosa en la sangre y, con el tiempo, puede provocar alteraciones metabólicas como la falta de respuesta insulínica del cuerpo, siendo la principal causa de la resistencia a la insulina y diabetes mellitus tipo 2.
3. Caries dentales
La aparición es multifactorial y, entre éstos, destaca el consumo de bebidas azucaradas, puesto que favorece la erosión del esmalte y posterior aparición de caries dentales.
4. Provoca adicción
El consumo de azúcar genera rápidamente un círculo vicioso, mientras más tomamos esto aumenta el deseo por volver a consumir y disminuye el interés por otro líquido. Además, el consumo de azúcares genera que el “hambre” del niño sea cada vez más pronto.
5. Factor cafeína
El alto contenido en las bebidas, principalmente en las colas, causa efectos en el comportamiento como el aumento del estado de alerta, causa de nerviosismo, irritabilidad, insomnio y taquicardia. Los niños desarrollan dolores de cabeza, cansancio y dificultad para dormir.
6. Ojo con las alergias
El contenido de varios de los aditivos para dar el color característico a las bebidas gaseosas causa diversas alteraciones como alergias e hiperactividad, debido a que son liberadores de histaminas. Los síntomas más comunes son el asma, rinitis y urticaria.