Funerarias de Chile en picada contra el Vaticano: 10 duras frases sobre su "lucrativo" negocio
Con 51 años en el negocio, el presidente de la Asociación de Funerarias analiza la nueva postura de la Iglesia Católica de no permitir conservar las cenizas de sus familiares en casa.
Días atrás causó polémica una orden del Vaticano que indicaba que los fieles católicos no podrán esparcir, dividir, ni mantener en sus propias casa las cenizas de sus difuntos, menos aún crear joyas a partir de ellas.
La decisión del Papa Francisco implicaba que los cuerpos sean enterrados en cementerios y otros lugares sagrados como parroquias o capillas, lo que generó duras críticas por parte de varios sectores que cuestionaban que se trataba de una fórmula de mantener su “lucrativo negocio”.
The Clinic Online publicó un manifiesto de Manuel Pavez, presidente de la Asociación Gremial de Funerarias de Chile desde hace 51 años y asegura que le parece una estrategia muy conveniente para repuntar el negocio de los columbarios dentro de las iglesias.
“Durante todo este tiempo he visto como el Vaticano cambia su postura según le convenga. Cuando partí en esto, la Iglesia consideraba como uno de los pecados más terribles incinerar el cuerpo de una persona muerta. Según ellos esto afectaría uno de los principios básicos de los católicos: la resurrección del alma y por supuesto el cuerpo”.
“No hubo problemas hasta que salió el rumor de que ya no habría más espacios en los cementerios y que habría que amontonar los cuerpos. Así la idea de ser cremado se volvió rentable para quienes entregaban servicios funerarios y una posibilidad para las familias que temían que sus huesos fueran tirados a un pozo común cuando la hacinación llegara a los cementerios. Los hornos se hicieron comunes y la Iglesia puso sus ojos en el lucrativo mercado de la muerte, desatanizó la quema de los cuerpos después de fallecer y tanto le gustó la comercialización de las cenizas que ahora quiere monopolizar el mercado”.
“La gente quiere ser cremada y lanzada donde se le plazca y la Iglesia quiere apropiarse del negocio, por eso dice que es pecado la conservación de cenizas en casas particulares y en zonas que no sean consideradas santas, como los cementerios y las parroquias”.
“Francisco Javier Errázuriz, Fernando Chomalí y Álvaro Fuenzalida, como socio capital, pasaron piola cuando participaron en la concesión que hizo el arzobispado, de la red de camposantos de la Iglesia Católica a la previsora Acoger. Esta nueva figura, presta todos los servicios necesarios para que los familiares no se hagan cargo de la frivolidad que implica todo ese papeleo inoportuno”.
“Hasta ahí nada parece trucho pero, ¿qué hicieron estas grandes figuras eclesiásticas? Entregaron en concesión al Cementerio Católico, ahora Santísima Trinidad, para poner en funcionamiento una serie de hornos crematorios. Este arreglo fue hecho entre gallos y medianoche, alejado de la norma del código sanitario, porque además de la incineración, Acoger ofrece la mantención de las cenizas en columbarios, que en realidad son unas repisas instaladas dentro de las Iglesias. Por una módica suma que supera los dos millones de pesos, puedes mantener a tu pariente como la antigua aristocracia chilena: metido dentro de una parroquia, usualmente ubicada en el sector oriente de nuestra capital”.
“Que quieras ser cremado y lanzado al mar o que quieras conservar a tus padres en un mueble dentro de tu casa, provoca que la Iglesia pierda millones de pesos todos los días“.
“El arzobispado perdía la contienda ante la idea de tirar las cenizas y contra los jesuitas, por eso Acoger quebró. Como esto funciona al margen de la ley, los clientes no tienen garantía y quienes ya habían comprado el ataúd, la cremación y el ánfora en el columbario de una iglesia y las cenizas de sus difuntos embaucados fueron llevados a los estantes del Cementerio Católico. Pagaron más de dos millones de pesos y terminaron igual que el que pagó quinientas lucas”.
“Igual que todas las empresas chantas Acoger volvió con otro rut. La autoridad sanitaria nunca debió permitirlo: esta empresa no puede ofrecer poner cenizas en parroquias porque eso las convertiría en un cementerio. Yo me sé el código sanitario de memoria y ahí dice bien claro que solo los cementerios y no las iglesias deben realizar sepultaciones, traslado, exhumaciones, depósitos de cadáveres y reducciones, para recién poder ejercer como columbarios”.
“En la Iglesia, cuando se les acaba la plata, empiezan a ver qué pecado inventar para volver a llenarse los bolsillos a costa de los creyentes. La lógica comercial es que se pasa de un pecado a un buen negocio. (…) Y el Papa con su séquito de curas europeos, que todavía nos ven con plumas, nos vienen a decir que está prohibido cumplir el último deseo de una persona y que es obligación pagarles a ellos por la protección de su cuerpo”.
“El Papa está mal informado y si el negocio no les resultó como pensaron, no traten de intentar cambiar la voluntad de las personas”.