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14 de Noviembre de 2016

Descubriendo las profundidades al fin del mundo: un relato desde los canales patagónicos

Rodrigo Sánchez, fundador de Buceando Chile, relata esta experiencia única en la motonave Forrest de Expedición Fitz Roy.

Por Rodrigo Sánchez
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Durante el mes de marzo tuve la suerte de participar en la Expedición Huinay Fiordos #28 (HF#28) de la Fundación Huinay. El objetivo de la expedición era instalar una serie de placas de reclutamiento de corales, medidores de corriente, temperatura y conductividad del agua que circula por el pequeño Canal Copihue que separa las Islas Madre de Dios y Tarlton en el Archipiélago Madre de Dios.

Este archipiélago es uno de los lugares más aislados e inexplorados del mundo, además de ser uno de los más lluviosos con un promedio de 9.000 mms de agua caída al año.

La expedición fue un éxito de acuerdo a los objetivos que nos exigía Fossi (el jefe). Junto a él y a Francine, una bióloga marina canadiense que trabaja en la Estación Científica Huinay junto a Fossi, habilitamos tres sitios de buceo con placas, dos medidores de corriente conectados a boyas, un conductímetro y varios sensores de temperatura.

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Durante las dos semanas que estuvimos buceando, usamos taladro, llaves, martillos, y una serie de herramientas que nunca antes había usado bajo el agua. Al principio fue difícil adaptarse al trabajo y a la fuerte corriente pero en un par de días habíamos mejorado significativamente nuestro rendimiento. Para el buceo 24 ya éramos expertos con el taladro.

Este viaje para mi fue un verdadero sueño hecho realidad, primero por poder participar de una expedición científica y segundo por poder visitar este rincón totalmente perdido del planeta.

Tres meses pasaron y recibo un correo de Francine, que había sido parte del equipo en marzo, preguntándome si estaría disponible para volver en julio a Madre de Dios a chequear los sitios, sacar fotos de las placas de reclutamiento, hacer el reemplazo de algunos instrumentos y por último revisar que todo esté “funcionando” correctamente. Chuta, quedé un poco descolocado porque, si bien era mi nuevo sueño volver, incluso por ahí sentía que lo tenía medio negociado con el jefe, nunca imaginé tener que volver tan rápido.

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Hubo que empezar con el lobby familiar y organizar los cursos y actividades de Buceando Chile para poder arrancarme nuevamente tres semanas a la última patagonia. Empiezan a llegar los mails de Vreni (la otra jefa y señora de Fossi) y el pimponeo con Francine para tener todo planificado y organizado para la partida. En esta oportunidad nuestra base no sería el campamento minero de Guarello sino que nada más y nada menos que la motonave Forrest de la empresa Expedición Fitz Roy. Apenas Francine me contó me puse a investigar sobre el barco que sería mi casa por poco más de dos semanas. Había andado en barco pero nunca más de 5 días seguidos. Cuento corto, el barco es muy bueno, ahora escribo esta columna tomando un vino blanco en mi camarote mientras navegamos por canales patagónicos… ja!

Saqué los pasajes rápidamente para poder agarrar el vuelo más conveniente a Punta Arenas que es la ciudad desde donde zarparemos, el zarpe es el 4 de julio dentro de la tarde.

Una vez arriba del Forrest navegamos por 48 horas por canales patagónicos para llegar a Madre de Dios, una vez en el archipiélago y aprovechando el “buen tiempo”, fondeamos en Isla Escribano. En este punto hicimos un buceo de prueba para chequear equipos y que todo esté funcionando debidamente. Al salir hacemos el plan de las inmersiones en el canal Copihue, la maniobra del cambio de medidores de corriente no es tan simple y antes de eso hay que encontrar los sitios. Yo confío en mi orientación para encontrar los sitios fácilmente y creo tener bastante clara la maniobra que haremos. Ya lo había conversado con Francine y por suerte me había preocupado de hacer unos videos del “setup” de nuestros sitios.

Segundo día en Isla Escribano y zarpamos rumbo al seno Soplador, el nombre lo dice todo. Fondeamos en la entrada del Soplador, justo frente a Guarello. Ya volvimos, mañana empieza la pega en serio, la cual, si todo va de acuerdo al plan, debería estar lista en seis buceos (dos buceos por sitio).

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Empezamos por meternos al agua en Los Jardines de Francine (así le puse al sitio, si, yo le puse el nombre… no creo que haya mucha gente que haya buceado 24 veces en el Canal Copihue) que es el sitio más profundo y por ahí un poco más difícil de encontrar por que está donde ya el canal se abre un poco. Bajamos y encontramos el sitio rápidamente. Con nuestras señas le explico a Francine que mientras ella hace las fotos de las placas de reclutamiento, yo voy a ver como avanzar con la maniobra del cambio del medidor de corriente. Haciendo un vistazo rápido al sitio completo lo vemos en perfectas condiciones pero el medidor de corriente está completamente cubierto de algas! Eso sí que no me lo habría imaginado…

Esperé algunos minutos que Francine terminara para que ella pudiera fotografiar nuestra instalación tal como la encontramos. Si nuestros experimentos van a estar instalados por años, es un factor que deberemos considerar en el futuro. Ya tenemos las fotos del sitio y armar la maniobra salió súper rápido porque la teníamos totalmente visualizada y preparada con anticipación. Para la maniobra hay que hacer fuerza y pararse en la roca para poder bajar la boya estando en el fondo del agua pero sale bastante fluido, ahora “el nudo” para bloquear la boya y reemplazar el instrumento. Boom!! Han pasado 45 minutos y tenemos listo lo que planificamos hacer en dos buceos. Por supuesto abajo celebramos el éxito de nuestra inmersión, si las condiciones son favorables, podríamos tener todo listo en menos de seis de estas.

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El segundo buceo del día lo dedicamos a hacer el reemplazo del segundo medidor de corriente, al igual que con el primero sale muy fluido el cambio a pesar de que ahora ya ha salido harta corriente. Francine hace las fotos y al igual que en el buceo anterior yo preparo el reemplazo del instrumento. Ahora aprovechando la corriente, nos dejamos llevar y así llegamos a “Los sueños de Barbarita” que es nuestro tercer sitio donde aprovechamos de hacer las fotos correspondientes y ganar otro poco de tiempo. Tenemos demasiada suerte, hasta las corrientes del canal juegan a nuestro favor. Conseguimos terminar el trabajo encargado por Fossi, en general los sitios se ven en perfectas condiciones y se ve harta vida, principalmente anémonas, en las placas de reclutamiento colocadas hace sólo tres meses. Una vez más creo que hicimos un gran trabajo junto a Francine, siento que hacemos un muy buen equipo y de a poco voy sintiendo un mayor sentido de pertenencia con relación al trabajo que estamos haciendo. Creo que tengo ganado mi puesto como partícipe de esta investigación y eso me tiene muy contento.

Todavía no cumplimos con la mitad de la expedición y con Francine ya terminamos nuestro trabajo en el Canal Copihue, ahora sólo nos queda tratar de ayudar en todo lo que se pueda a los oceanógrafos y aprovechar para tratar de explorar y bucear la mayor cantidad de lugares que se pueda. Siento que es importante empezar a conocer bien este lugar bajo el agua y esa es una oportunidad que no voy a dejar pasar. 

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