Carlos Peña le da lecciones de perdón a los violadores de derechos humanos de Punta Peuco
El rector de la UDP expresa que "el perdón es un acto gratuito e incomprensible que no puede ser solicitado -tampoco ofrecido- a cambio de información o de reparación".
El viernes pasado un grupo de 10 condenados por crímenes de lesa humanidad en Punta Peuco organizó un acto ecúmenico para pedir perdón por las atrocidades y violaciones a los derechos humanos que cometieron durante la dictadura.
“Pido ser perdonado”, dijeron varios durante la misa realizada por los sacerdotes Mariano Puga y Fernando Montes.
Precisamente sobre el perdón trata la tradicional columna en El Mercurio de Carlos Peña. Desde una vereda filosófica, el rector de la Universidad Diego Portales indica que “el perdón tiene sentido solo cuando se trata de perdonar lo imperdonable”.
Para profundizar aún más en lo que encarna dicha acción, Peña toma el postulado del filósofo Jacques Derrida y señala que “el perdón es un acto gratuito e incomprensible que no puede ser solicitado -tampoco ofrecido- a cambio de información o reparación”.
A reglón seguido el columnista indica que “por eso el cura Puga se equivoca cuando reclama, para conceder el perdón, un acto de reparación: eso equivale a concebir el perdón como un acto de intercambio”.
En el marco de la acción de los condenados de Punta Peuco, Peña expresa que “el perdón no tiene nada que ver con la justicia. Se trata simplemente de un acto gratuito que exige un acto hasta cierto punto irracional que, justo porque es irracional, no es exigible a nadie; pero su dignidad radica justamente en que no es exigible y se da, cuando se da, sin que nada compela a darlo”.
Finalmente, para el rector de la UDP “en muchos casos de los que hay en Punta Peuco, el destino ya derrotó a la justicia. Los criminales están dementes o ya comenzaron el descenso al precipicio. Y en esos casos ya no es un asunto ni de la justicia ni del perdón. Pero quienes rezaron en el acto ecuménico de Punta Peuco aún no están derrotados por el destino. Y por eso piden el incomprensible perdón”.