Experimento social: qué pasa cuando dejas de usar WhatsApp durante un mes
Ramón Peco estuvo desde el 4 de octubre hasta el 4 de noviembre sin utilizar la aplicación, sacando varias conclusiones al respecto.
Más de 900 millones de usuarios tenía WhatsApp hasta el pasado mes de septiembre. De seguro, a estas alturas, ya debe haber superado los mil millones. Y es que desde su irrupción se ha convertido en una de las aplicaciones más populares de los últimos años.
En el último tiempo, en el servicio de mensajería hemos podido disfrutar de las llamadas y videollamadas, compitiendo con otros servicios como Skype.
Pero, ¿te has puesto a pensar cómo sería la vida si WhatsApp nunca hubiera aparecido?. Eso es algo que quiso experimentar Ramón Peco, periodista del diario español El País, quien se sometió a la prueba de estar un mes completo sin tener la app en su smartphone. “De lo que sucediese en esos dos meses dependería mi decisión de abandonar definitivamente o seguir usando el servicio. Hace unos días terminé mi experimento”, advirtió, antes de comenzar con lo ocurrido.
Todo comenzó el pasado 4 de octubre, cuando finalmente borró su perfil y la aplicación. Esto, luego de dar aviso que se daría de baja por un tiempo. “Durante los días posteriores también conté varias veces en Twitter y Facebook lo que estaba haciendo. También me deshice de la aplicación Telegram, pues es lo más parecido a WhatsApp que existe actualmente”, dijo.
“Durante mi ausencia usé Snapchat una vez, en dos o tres ocasiones Messenger de Facebook, un par de veces los mensajes privados de Twitter y con frecuencia FaceTime, la aplicación de mensajería de Apple que sólo funciona en el iPhone. Aunque esta siempre la usé para comunicarme con la misma persona. También recurrí a los sms. A pesar de todo descendió en picado el tiempo que le dediqué a usar mensajería instantánea. Diría que en torno a un 80 o un 90 por ciento”, reveló.
Habían pasado cuatro días cuando comenzaron las sorpresas. Un compañero de trabajo de Ramón le preguntó el por qué había decidido “darse de baja”, lo que lo dejó bastante perplejo, puesto que “creí entender que detrás de sus palabras en realidad lo que me estaba preguntando era si me encontraba bien”. Posteriormente, otro compañero le preguntó por qué no le respondía los mensajes. Con esto último, “descubrí que cuando borras tu perfil en WhatsApp las personas que alguna vez han chateado contigo te pueden seguir mandando mensajes. Aunque ya no aparece tu imagen de avatar en el perfil. Como no hay forma de saber que te has marchado de WhatsApp los que te mandan un mensaje piensan que tienes el teléfono apagado. Así descubrí otra de las formas con las que se fomenta que usemos la aplicación”.
“Durante el tiempo que estuve sin usar el servicio al principio me sentí a ratos aislado. Aunque esa sensación fue desapareciendo poco a poco y descubrí sensaciones que había dejado de experimentar. En alguno de los viajes que realicé solo eché de menos en alguna ocasión mandar una foto o contar algo por WhatsApp. Pero también descubrí que era liberador ese silencio. También utilicé más las redes sociales. Lo que me demostró que WhatsApp hacía que dejase de compartir ciertas cosas en público y las compartiese sólo en privado. Seguramente por eso una de las cosas que está haciendo Twitter para impulsar su crecimiento es potenciar los mensajes privados”, reflexionó.
Antes de concluir, agregó que “en definitiva, con mi desconexión he descubierto que al margen del trabajo no había ningún problema para abandonar WhatsApp. Cuando la gente sabe que no lo usas puede que en algún caso te pierdas durante unas horas o días alguna noticia. También puede pasar que algunas personas con las que no mantienes una relación estrecha dejen incluso de comunicarse contigo. En el trabajo la cosa es diferente. En mi caso abandonar WhatsApp puede ser un problema serio. Así que seguiré usándolo”.