Día mundial de los humedales: siete razones para protegerlos
Purifican el agua y filtran contaminantes, además proveen agua dulce y alimentan los acuíferos subterráneos. Pese a los beneficios que tienen, dichos ecosistemas se encuentran en amenaza.
Hoy es el Día de los Humedales, fecha en que se conmemora la firma del Convenio sobre los Humedales en la ciudad iraní de Ramsar, el 2 de febrero de 1971. Este tratado, decididamente impulsado por WWF, guía las acciones de conservación y uso racional de estos ecosistemas a nivel intergubernamental en los 169 países que lo han suscrito.
Chile se sumó a la convención en 1981 y cuenta con 13 sitios Ramsar declarados, de un total de más de 30 mil humedales que abarcan casi 3.500 kilómetros cuadrados.
Actualmente, estos ecosistemas se encuentran amenazados, pero existen iniciativas que abren una oportunidad para ampliar su protección en el país, como la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y la reforma al Código de Aguas, que destaca la necesidad de mantener la sustentabilidad de los acuíferos y establece prohibiciones.
Acá, siete razones para cuidarlos:
1
Proveen agua dulce y alimentan los acuíferos subterráneos, que constituyen importantes fuentes hídricas.
2
Actúan como verdaderos riñones que purifican el agua y filtran contaminantes.
3
Los humedales de agua dulce son el hábitat de más del 40% de las especies a nivel mundial.
4
Son una barrera natural que protege en caso de inundaciones o deslizamientos de tierra, función clave en un país de alta vulnerabilidad al cambio climático como Chile.
5
En la misma línea de seguridad climática, pueden almacenar grandes cantidades de agua, reduciendo así las crecidas en el periodo de lluvias y favoreciendo el almacenamiento de agua durante la época seca.
6
Son ecosistemas muy relevantes en el territorio chileno; por ejemplo, su superficie (3.433 km 2 ) es superior a la de los ríos (1.887 km 2 ).
7
Los humedales no se encuentran adecuadamente representados en el sistema nacional de áreas protegidas del Estado y actividades como la agricultura y la minería no sustentables amenazan con secarlos.
