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Actualizado el 11 de Julio de 2017

Cómo Lily Pérez se transformó en la última sobreviviente de Amplitud

Este sábado, el partido que lidera la senadora, proclamó a Piñera como su candidato presidencial, en una semana compleja luego de hacerse pública la renuncia de otro diputado, que se suma a una larga lista de desafiliaciones.

Por Daniel Martí­nez G.
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Enero de 2014 fue el germen del nacimiento de Amplitud. Los entonces reelectos diputados Karla Rubilar, Joaquín Godoy y Pedro Browne presentaban su renuncia a Renovación Nacional argumentando diferencias sustanciales con su alma mater; una semana después hacía lo propio la senadora Lily Pérez, viendo la oportunidad para salir de RN y sumarse a un proyecto liberal.

El grupo inició entonces un camino por convertirse en el tercer partido de la Alianza -bloque que en ese momento solo estaba conformado por la colectividad que dejaban y la UDI- e, incluso, llegar a un acuerdo con un naciente Evópoli, liderado por Felipe Kast. La idea era transformarse en un partido liberal y progresista dentro la derecha, apelando al voto huérfano de ese sector.

Sin embargo, la historia se fue escribiendo de otra manera y, tres años después, la biografía de Amplitud incluye la renuncia de algunos de sus fundadores, una baja incidencia política en el Congreso y la creación de un nuevo bloque político de centro junto a Red Liberal y Ciudadanos, que no pudo participar de las primarias presidenciales ni tendrá candidato propio en la primera vuelta de noviembre.

Quienes han dejado el partido son duros críticos de su funcionamiento actual y -cada uno por separado- coinciden en que son tres los factores que hicieron que dejaran de participar en las actividades partidarias, para luego formalizar sus renuncias: falta de debate y de propuestas, malos resultados electorales y el “excesivo personalismo” de Lily Pérez.

Este último punto fue gravitante, según señalan, porque implicó que Amplitud -bajo su liderazgo- comenzara a dar una serie de giros hacia el centro que incomodó a un sector de la militancia que se sentía de más cercano a la derecha y sólo por un mero cálculo electoral para mantener los escaños en el Congreso, apelando a un elector que no se define de uno u otro sector.

Ella convirtió el partido en un ‘club de lilylovers’ que giran en torno a lo que decide o anuncia sin consultar con nadie”, critica uno de los renunciados de este año y que ve con distancia cómo se “diluye el proyecto” que iniciaron tres años atrás con el objetivo de alejarse de las que calificaban como malas prácticas de los dirigentes de RN.

“Un camino diferente”

Todo comenzó, según relatan ex miembros, un año después de que habían iniciado el movimiento político, cuando la senadora anunció en portada de La Segunda: “Nos vamos de la Alianza”. El hecho sorprendió al bloque y también a los diputados de Amplitud, quienes se enteraron de la noticia a través de Gustavo Hasbún (UDI), quien los increpó por la decisión en medio de la Sala de la Cámara. No tenían idea.

Fue un primer punto de inflexión que incomodó a parte de la militancia y generó un duro debate al interior del partido, además de cuestionamientos que se transformarían en razones para alejarse del movimiento en mayo siguiente, cuando debía formalizarse el partido ante el Servicio Electoral. Una de las personas que decidieron no firmar en su fundación fue la diputada Karla Rubilar, apelando a diferencias políticas, un afán electoral y ausencia de propuestas claras.

El siguiente conflicto fueron las negociaciones con Ciudadanos y Red Liberal para hacer un bloque de centro. Al interior de Amplitud había sectores que sentían que “se iniciaba un camino diferente”, bajo un cálculo electoral y no de principios políticos con los que debía guiarse el proceso para instalarse en el centro político, vacío en ese entonces.

“Con Sentido Futuro había similitudes, era una posibilidad, pero se hizo algo más electoral y sin un trabajo mayor que le diera sustento. Era un acuerdo electoral pensando en subsistir en el Parlamento”, critican.

Luego vinieron los resultados de las municipales 2016. Amplitud obtuvo sólo dos alcaldes y 17 concejales, lo que marcó las críticas sobre la falta de un proyecto más sólido y masificado para que la gente pueda confiar y respaldar con un voto en las elecciones. “Nos fue súper mal e íbamos por mal camino, pero el poco realismo de la directiva no contribuía mucho a hacer un análisis de lo que había pasado como para corregir. Decían que había sido un éxito”, critica otro de los ex miembros.

Finalmente, la definición de no participar en primarias y no tener un candidato presidencial propio como Sentido Futuro se tradujo en que parte de la militancia se desencantara, explican algunos de los que dejaron de participar este año.

La apuesta de los fundadores de Amplitud en 2014 era realizar prácticamente lo mismo que Evópoli hizo este año: aprovechar las elecciones primarias para darle visibilidad al proyecto político y al menos a una figura, pero al interior del bloque no se logró un acuerdo en esta materia ni tampoco nombres que se sacrificaran para una candidatura testimonial, frente a la oportunidad de llegar al Congreso.

“Ahí nos dejaron sin candidato, sin primarias, sin pantalla… nada. Y se fue diluyendo el proyecto aún más”, explican. Tras esos episodios renunció el diputado Godoy, quien ya había comenzado a alejarse por las diferencias en cómo se llevaba adelante el partido.

“Contener a la Lily”

Entre los renunciados también hay coincidencia en que la figura de Lily Pérez fue creciendo y ocupando todos los espacios junto a un núcleo de militantes que “la seguían y operaban en torno a su nombre y sus decisiones”.

Con la presidencia de Joaquín Godoy, desde marzo de 2015, -aseguran- “se lograba contener el personalismo de la Lily, pero eso se terminó cuando asume como presidenta del partido en julio del año siguiente”. Uno de los diputados renunciados cuestiona que la senadora, como única representante en la Cámara Alta, siempre votaba como quería y no respetaba los acuerdos del partido en distintas materias.

Finalmente, el último golpe crítico fue una acusación de la senadora Pérez sobre que hay parlamentarios que usan drogas, que exigía exámenes para todos, y que había otros que agredían a las mujeres, con graves problemas de violencia intrafamiliar. Este hecho generó un conflicto mayor en la interna, ya que no se dio nombres ni detalles, lo que terminó por alejar, entre otros, al diputado Pedro Browne.

Hoy es el partido de la Lily”. Así resumen cuatro ex miembros de Amplitud la visión que existe sobre la colectividad ubicada en Alameda 1370. “No estar de acuerdo con ella es pelear constantemente. Tiene una lógica de ir monopolizando todo y eso fue agotando en la relación interna”, agrega otro.

Amplitud no es hoy lo que armamos en 2014” Karla Rubilar, diputada

Un ex miembro fundador lo explica de esta otra manera: “En 2014 no terminamos confluyendo con Evópoli porque ellos no querían estar con la Lily principalmente. Evópoli estaba convencido en ese entonces que ella se iba a terminar comiendo el partido y que lo iba a monopolizar para ella. Nos advirtieron”.

Escuetamente, la diputada Rubilar -quien anunció que no irá a la reelección y que está disponible para ser parte de un nuevo gobierno de Piñera, si este gana las elecciones- afirma que “Amplitud no es hoy lo que armamos en 2014”. Browne -quien tampoco buscará continuar en la Cámara- agrega que “de las más de 200 personas con que partimos el proyecto, la mitad ya no estamos”.

A través de su encargado de prensa, Lily Pérez rechazó conversar con El Dínamo. Quien sí se refirió a las críticas fue la vicepresidenta del partido, Ana Cuadros, destacando que la senadora “tiene un liderazgo importante, es indiscutible eso, pero achacarle la culpa de todo es infantil”.

Cuadros afirma que no le da “validez a ese tipo de comentarios de esas personas, porque los partidos son más que tener parlamentarios y la orgánica nuestra funciona excelente, donde todos tienen espacio para opinar sin importar el cargo que tengan”. “En los consejos tú ves el ex Congreso lleno, con una muy buena asistencia, con gente que viene del sur y que hace un esfuerzo económico por asistir”, agrega.

“Por lo mismo, yo relativizaría la visión sobre tantas renuncias. Hay que distinguir las salidas porque son tiempos distintos. A nosotros no nos llama la atención esto. Seguimos trabajando y somos 12.500 militantes; seguimos creciendo”, cuestiona.

“La dicotomía”

Lo que ocurrió el sábado -explican los más críticos- fue completar un giro en 360 grados, desde que iniciaron su camino propio. Con un 95% de las preferencias, Amplitud proclamó en su Consejo General al candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera, como su abanderado presidencial, quedando más cerca que nunca de los partidos de los que se alejaron hace tres años y medio.

El hecho generó dudas respecto de lo que pueda pasar con su acuerdo político con Ciudadanos -quienes no son cercanos al ex presidente ni a su bloque- para las próximas elecciones, donde Amplitud aparecerá respaldándolo.

Pesa la dicotomía de estar en el centro y pero a la vez con Piñera. Hoy no saben hacia dónde ir, qué es la que pasa hoy, si tienen un proyecto con el piñerismo o si están con Ciudadanos“, dice un ex miembro de la mesa directiva.

El cuestionamiento es compartido con la mayoría de los renunciados que fueron consultados, pero la vicepresidenta de Amplitud tiene una visión distinta. “Son carriles distintos las parlamentarias y la opción presidencial. Con ellos buscamos una bancada liberal y somos partidos amigos”, defiende Ana Cuadros.

En esa línea, las próximas elecciones en Amplitud tienen como máxima figura a competir a la senadora Lily Pérez y algunos otros con bajo conocimiento mediático, a excepción del periodista Álvaro Sanhueza, quien decidió entrar al mundo de la política.

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