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Actualizado el 3 de Octubre de 2017

Evangélicos al Congreso: cómo se construye la “bancada cristiana” y la soterrada pugna entre sectores

Hasta el momento son cerca de 20 candidatos que competirán por un escaño el 19 de noviembre, con el objetivo de defender los “valores bíblicos” afectados -dicen- por el gobierno.

Por Daniel Martí­nez G.
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Los gobernantes no se eligen con cánticos, oraciones, ayunos o marchas. (…) Si votó sin instruirse, es responsable de la condición actual de nuestra nación; si optó por no ejercer su derecho a voto, también es responsable, porque Dios ha determinado que en Chile los gobernantes sean elegidos democráticamente”.

Éste es parte del manifiesto “¿Por qué es importante votar?” difundido por la plataforma política Un Chile para Cristo, creada a fines de 2015 por tres reconocidos líderes evangélicos, Eduardo Durán, Eddy Roldán y Alan Roldán, con el objetivo de impulsar candidaturas parlamentarias vinculadas a esa religión en sus distintas denominaciones a lo largo del país.

Con sigilo comenzaron a diseñar esa ruta hace casi dos años y gracias a la invitación de algunos partidos políticos, principalmente Renovación Nacional gracias a las gestiones de Durán que milita allí, pudieron inscribir a once cartas evangélicas -aunque diez fueron aceptadas por el Servicio Electoral-. Hoy quieren crear una bancada en la Cámara de Diputados para luchar contra la “agenda antivalórica” que se ha instalado en el último tiempo, afirman.

Sin embargo, este grupo no es el único que busca representación en el Congreso. Al menos otros diez candidatos, repartidos en distintos partidos políticos y sin coordinación alguna, son cartas a ocupar un escaño en la Cámara Baja y acusan a Un Chile para Cristo de arrogarse la representación de la Iglesia Evangélica en las actuales elecciones, en desmedro de las cartas de otros partidos que están inscritos.

La molestia no es casual. La llamada agenda valórica del Gobierno, en proyectos como el aborto en tres causales o el matrimonio igualitario, ha hecho despertar el interés de las iglesias más actualizadas que entendieron que deben involucrarse en política y dejar atrás la cultura de que “era mal visto” participar en el sistema democrático o, peor aún, presentarse como candidatos.

Esto pudo observarse en las Municipales pasadas, donde al menos cinco alcaldes y 24 concejales evangélicos resultaron electos, trabajo que buscarán repetir en las elecciones del domingo 19 de noviembre próximo.

No solo el grupo liderado por Eduardo Durán tiene eso en la mira, sino que en su amplio espectro por los sectores políticos: tres más de Amplitud (Alejandro Tello y Leonardo Contreras), dos Evópoli (Elías Vistoso y René Núñez), al menos dos militantes UDI (Érika Muñoz y Kurt Horta), otra de RN (Macarena Donoso) y incluso una vocera del Frente Amplio (Irma Pérez).

Este hecho implicaría que hoy por primera vez -coincide la mayoría de los candidatos y líderes consultados- el voto de los tres millones de evangélicos que existe en el país pueda ser decidor en una elección, desmitificando que en el pasado haya existido un “voto evangélico que actuaba en bloque y por un solo candidato” como muchos han querido instalar.

De hecho, como explica el obispo Emiliano Soto, contrario a lo que se piensa, el sufragio de este sector es “blando” porque los evangélicos que votan también “lo hacen pensando en otras cosas relevantes y no solo en lo valórico, como en la educación o la salud. Se hace pensando en el desarrollo del pueblo en todo espectro”.

Una bancada común

La plataforma Un Chile para Cristo tiene 10 candidatos. En la región Metropolitana competirán Angélica Pino (por el distrito 14), Eduardo Durán (por el 13), Eddy Roldán (9) y Andrea Ojeda (8), mientras que en regiones lo harán Francesca Muñoz (por el distrito 20), Edgardo Sepúlveda (23), Freddy Araneda (2) y Elías Ramos (20). Según sus cálculos, cuatro o cinco podrían ser electos.

De ellos, la mitad son militantes de RN y el resto independientes, además de uno de Amplitud. Es el grupo que está coordinado y que tiene el respaldo oficial de sus obispos respectivos, un requisito que establecieron para evitar que cualquier candidato anunciara que es evangélico para poder ampliar su base de apoyo. Otro requisito fue que tuvieran la capacidad de autofinanciar sus campañas. Por esta razón, afirma Alan Roldán, no todos los candidatos han sido incorporados.

Es el caso de la polémica vocera de la Confepa y miembro del Consejo Ciudadano de la candidatura de Sebastián Piñera, Érika Muñoz, quien es carta por el distrito 6 (Los Andes, Villa Alemana, San Felipe) pero no parte del selecto grupo de Durán. Muñoz afirma que “debería existir una coordinación nacional entre todos los candidatos” pero que eso se torna difícil debido a que cada denominación tiene un liderazgo distinto. En esa línea, hay varios que cuestionan que la plataforma se haya arrogado la representación del mundo evangélico, sobre todo al hacer una conferencia y presentar sus candidaturas ante la prensa como iglesia.

“Yo soy de centro derecha, pero no comulgo con los que se atribuyen la representación de las iglesias evangélicas. Eso raya en la falta”, dice Leonardo Contreras, abogado de 33 años, candidato de Amplitud y hasta hace poco tiempo asesor de la bancada de senadores de Renovación Nacional.

Similar es la postura de Macarena Donoso -ex asesora del senador Manuel José Ossandón y esposa del cientista político Patricio Navia-, quien es candidata a diputada por el distrito 13, donde también lo es Eduardo Durán. Ambos son militantes de RN, pero tampoco hay conexión alguna. “Vamos por la misma zona, quizás por eso no ha habido un acercamiento”, dice.

De todos modos, la idea de una bancada en el caso de que sean electos atrae a los actuales candidatos. Elías Ramos se postula por Concepción y es el único independiente en toda la región, tras juntar 2700 firmas requeridas por el Servel para su inscripción. “Yo soy canuto a muerte pero no soy candidato para los evangélicos, quiero trabajar para todos. Atribuir la pertenencia del evangelio a un solo partido es un poco pretencioso. Quizás podamos encontrarnos, pero no es único”, afirma y no descarta una bancada común.

Ramos afirma que “ser evangélico te pone en una misma cosmovisión pero eso no garantiza nada”, si se piensa en coordinar una bancada, poniendo como ejemplo una estrategia similar entre evangélicos que ocurrió en Perú, pero que no funcionó. Lo mismo explica Alejandro Tello, candidato de Amplitud en Coquimbo. “Podemos conversarlo”, adelanta.

El caso más llamativo es el de Irma Pérez, tesorera metropolitana del Partido Ecologista Verde (PEV) y vocera del Frente Amplio, quien es evangélica, “pero no de las que va a la iglesia todos los domingos”. Pérez plantea que incluso debiera existir “un escaño reservado” para esta iglesia en el Congreso para poder “asegurar la representación”.

Por lo mismo, no descarta una bancada común en el futuro, aunque sea con parlamentarios de otros partidos. “Habrá que evaluarlo en su minuto”, dice y agrega que “el PEV no es de izquierda ni derecha, sino que es un partido ecologista, del buen vivir y por la naturaleza”, y que quien piense de esa forma, tendrá su apoyo.

El Senado también estuvo en miras de los evangélicos con la postulación del ex candidato presidencial Franco Parisi. El economista -quien contaba con el apoyo de un sector de la iglesia- no logró inscribir su candidatura debido a que el partido que lo respaldaba, Democracia Regional, no cumplió con los requisitos mínimos.

¿Voto en bloque?

Candidatos y líderes de las iglesias afirman que es un mito la existencia de un voto en bloque, como muchas veces se ha advertido y bajo la que muchos han construido campañas en el pasado. De hecho, el gran problema para los fieles de esta religión es que muchos simplemente no votan.

Por años se nos decía que las iglesias no debíamos involucrarnos en política, no era bien visto en muchos sectores, pero eso hoy está cambiando. Nosotros empezamos a hacer una reeducación cívica de nuestro pueblo para hacer crecer la participación”, explica Alan Roldán de Un Cristo para Chile. En el último periodo han entregado más de 300 mil trípticos a nivel nacional.

Érika Muñoz (de la Confepa) concuerda con que es un mito el llamado voto en bloque y afirma que si los evangélicos en el pasado lo hubieran hecho, “no tendríamos parlamentarios sin valores” actualmente. “El mundo evangélico no votaba o lo hacía por una opción política, no una elección espiritual. Hoy precisamente eso está cambiando porque hay una reforma ideológica inmoral y el pueblo evangélico está levantando la voz”, agrega.

La cientista Macarena Donoso, candidata por el distrito 13, afirma que “el voto evangélico nunca ha existido”, pero que -coincidiendo con Muñoz- las últimas reformas pueden hacer votar en bloque a este sector de la población, como rechazo a lo que llaman ideología de género, el proyecto que castiga la incitación al odio o como condena a la aprobación del aborto en tres causales.

En el último tiempo, afirma Alejandro Tello, “hay más intención de votar” y que en general esto puede beneficiar al sector más de derecha. “No es que seamos conservadores, sino que somos consecuentes con lo que dicen las escrituras y en Chile Vamos, por ejemplo, sí están en contra del aborto, lo que los hace más cercanos a nuestra visión”, afirma.

Sin embargo, no todos creen que se pueda dar un voto en bloque, “el gran desafío” que tienen según Alan Roldán. Elías Ramos, por ejemplo, cuenta que votó por Ossandón en las primarias pasadas y que hoy no está seguro por quién votar, aunque se inclina por Piñera. Pese a ello, señala enfático que “es falso decir que todos se muevan juntos para votar porque hay más de tres mil variantes evangélicas”.

Contreras, el candidato de Amplitud, afirma que si bien siempre se habla de la agenda valórica como lo más importante para este sector, “es mucho más amplio que eso, y nos interesan los temas de vivienda, salud o educación”. Es la misma postura que tiene el presidente de la Mesa Ampliada de las Iglesias Evangélicas, Emiliano Soto.

“En esta campaña ha habido mucho sobre la agenda valórica, pero muchos piensan que las elecciones presidenciales no son solo valóricas, sino que hay otras cosas igual de relevantes que se juegan también y que tienen que ver con el desarrollo de los evangélicos en todos los espectros”, explica.

¿Derecha o izquierda?

En el actual escenario, los evangélicos por sus posturas morales y los llamados temas valóricos son vinculados a la derecha, en un contexto donde muchos se han acercado a las figuras de Sebastián Piñera, Manuel José Ossandón o José Antonio Kast. Pero la mayoría de los candidatos y líderes de iglesias afirman que históricamente ha habido una mayor cercanía con la izquierda.

Esto debido a que durante muchos años se apostó por las garantías que entregaban algunos de los candidatos presidenciales, como con la Ley de Libertad de Culto o la igualdad jurídica ante otras instituciones religiosas. “Eduardo Frei, Ricardo Lagos y la Concertación en general dieron buenas leyes de ese tipo”, afirma Elías Ramos.

Roldán -de Un Cristo para Chile- dice que en su sector “hay de todo, incluso los que van a votar por Alejandro Guillier o Beatriz Sánchez, porque el mundo evangélico siempre ha sido más de izquierda”. “La Presidencia Michelle Bachelet fue escogida por el voto evangélico. De eso nos dimos cuenta hablando con pastores y gente que había votado por ella, pero en una época en que no sabían de sus proyectos antivalóricos”, destaca.

En esa línea, Emiliano Soto asegura que el primer gobierno de Bachelet llevó adelante varios programas que “hicieron avanzar al pueblo evangélico” y que con Piñera “no hubo mucho crecimiento para nosotros y creció la fiscalización que se hacía a las recaudaciones”. “Uno podría pensar que es al revés”, explica.

“Un evangélico puede votar por Beatriz Sánchez porque privilegia temas que son relevantes para ellos y son capaces de dejar lo valórico en un segundo plano”, dice. Al mismo tiempo, critica que se ha extremado el pensamiento al afirmar que, por ejemplo, el aborto en tres causales aprobado semanas atrás “significa muerte y que por eso no voto por ellos”.

Pese a ello, Érika Muñoz afirma que “cada cristiano que votó por Bachelet hoy debe estar haciendo un mea culpa por ayudar a que se aprobara esta agenda antivalórica”. “Si hay cristianos que voten por Guillier o Sánchez, deberían orar y pensar en lo que están haciendo. No se trata de izquierda o derecha, sino de defender la palabra del Señor”, concluye.

Alan Roldán agrega: “Hoy el desafío es ése: votar por los valores y no por colores. Por eso llevamos a nuestros candidatos”.

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