Juan Carlos Cruz sobre visita de Francisco a Chile: “El Papa es un hombre extremadamente tozudo, tipo Trump”
La máxima autoridad de la Iglesia estará en Chile entre el 15 y 18 de enero próximo.
Han pasado 30 años desde la última vez que un Papa visitó Chile. Cuando Juan Pablo II lo hizo en 1987, llegó a un país marcado por las violaciones de la dictadura, mientras que ahora Francisco se enfrentará a un escenario completamente distinto, en el que impera la desconfianza hacia las instituciones y hay una distancia evidente con la Iglesia Católica, debido a la impunidad de sacerdotes acusados de abuso sexual, así como también por la discusión en torno al proyecto de aborto.
Juan Carlos Cruz, quien se considera católico y apegado a la Iglesia pese a los abusos que sufrió bajo el dominio del sacerdote Fernando Karadima, dice que la llegada del Papa al país es completamente irrelevante si no reconoce los errores y faltas cometida por la institución. “Es un hombre extremadamente tozudo, tipo Trump, en el sentido que le cuesta pedir perdón. Se las da de progresista, pero no lo es”, dice en entrevista con El Dínamo.
Francisco aterrizará a Chile el 15 de enero próximo y se quedará hasta el 18 de ese mes. En tres días tiene contemplado recorrer Iquique, Santiago y Temuco. Aprovechando su visita, Cruz junto James Hamilton y José Andrés Murillo, pidieron oficialmente una reunión con Jorge Bergoglio, la cual fue negada argumentando falta de tiempo.
-¿Qué te parece la visita del Papa a Chile?
-El Papa puede hacer lo que quiera. Pero me parece que sería una visita mucho más productiva si se enfocara en reparar el daño que precisamente él ha causado y el que han causado muchos de la jerarquía chilena, empezando por Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzati en términos de abusos sexuales, en términos de nombramientos a obispos comprometidos con abusos sexuales, específicamente Juan Barros, Tomislav Koljatic y Horacio Valenzuela. Mientras no haya una limpieza y que ellos digan ‘hemos metido la pata’ y siga encubriendo esto no va a generar ninguna cosa buena. Es todo lo contrario: viene a avalar una corrupción y un daño tremendo que los obispos y él precisamente le han hecho a Chile.
-Su llegada se da en medio de una desafección con la Iglesia Católica. ¿A qué lo atribuyes?
-Una justa desafección de los chilenos. Lo atribuyo a lo mentirosos que son, a las conductas criminales que han tenido Ezzati, Errázuriz, los cuatro obispos de El Bosque y otros, y que el Papa aún sabiendo de todos estos casos ha avalado toda esa podredumbre. Él ha llamado tontos y zurdos a la gente de Osorno. Nosotros, yo, James Hamilton y José Andrés Murillo, muy cordialmente enviamos una carta al obispo Fernando Ramos, coordinador de la visita, y también escribí a Roma a la persona que organiza la visita Papal, pidiéndole si podíamos tener en algún minuto un momento para conversar con él. Nos dijeron que no, que por ningún motivo.
-¿Por qué?
-Nos dijeron que no tenía tiempo. Y por otro lado, un obispo me dijo que el Papa comentaba que la situación de Osorno y la nuestra lo irritaba. Esto me lo dijo off de record.
-¿Cómo te tomas esa confesión?
-Me parece que el Papa es un hombre que desgraciadamente es de muchos titulares y de poca bajada. Yo creo que está sobrepasado por esto. Creo que es un hombre extremadamente tozudo, tipo Trump, en el sentido que le cuesta pedir perdón. Se las da de progresista, pero que no lo es. Por otro lado, es un hombre que defiende la institución, como lo han hecho todos, antes que reconocer que han metido la pata. Una cosa tremenda que pasa en Chile, tú ves al Papa hablando desde el mundo, desde el Vaticano sobre sacerdotes que cometen abuso, que es horrible, que quienes ocultan esto es terrible y que eso no va a seguir pasando. Tenemos casos en Chile, por ejemplo, Karadima, quien lleva una vida de penitencia, de oración, lo mandan a un retiro espiritual, en un all inclusive. Tú ves a Cristián Precht, condenado por el mismo Vaticano por abusos de menores y jóvenes vulnerables y sin embargo, después de 5 años, le permiten volver a ejercer el sacerdocio. Yo me pregunto si alguna mamá o algún papá va a decirle a su hijo ‘mira, este sacerdote está acusado de abuso sexual comprobado a menores, pero ya debe haber cambiado’. No, la gente no cambia en esas cosas. A los obispos no les interesa la seguridad de los niños o por lo menos ese es el mensaje que mandan y por ende el Papa también.
-¿Qué tendría que pasar que para convocara a más católicos desilusionados?
-Que se dejaran de estupideces, de proteger a la institución, sus platas, sus personas, sus reputaciones y ser un poco más humilde. Reconocer el daño que ellos han causado y que han producido tristeza y este correr fuera de la Iglesia, de este desencantamiento de Chile. Nosotros teníamos una Iglesia de la que estábamos orgullosos en dictadura. Sin embargo, eso no se sostiene ahora por el daño que han causado por hechos propios. Ellos sabían que los curas abusaban. Imagínate que hay víctimas que todavía no hablan. Juan Barros veía cómo abusaban de mí. Él estuvo 35 años junto a Karadima. Esas cosas no se olvidan de un día para otro. Lo mismo Koljatic y Valenzuela. Todos ellos son criminales. Ezzati y Errázuriz deberían estar en la cárcel, tal como está el vicario general de la diócesis de Filadelfia, está preso por 7 años. No abusó, pero encubrió. Hizo lo mismo que Ezzati: tapaba las cosas, los enviaba de un lado para otro. Yo soy católico, voy a misa y reconozco, lo digo en cada entrevista, que hay muchos más buenos que sacerdotes malos y me da pena que ellos paguen por eso. Los laicos de Osorno tienen un cántico que dice “obispo encubridor no puede ser pastor”, y esa es la pura verdad.
-El Papa no sólo aprobó la nominación del obispo Barros en Osorno, si no que también defendió su inocencia. ¿Cómo se toma ese respaldo?
-Como una vergüenza enorme. El Papa sabe, se lo ha confirmado a obispos que me han contado, que hemos denunciado a Barros, que hemos hablado de él. Y después él inventa un juicio donde dice que Barros salió inocente, pero sin embargo, cuando nuestro abogado le pide los antecedentes de ese juicio, ellos no quieren mandarlo, porque en el fondo nunca ha existido un juicio en el que lo hayan exonerado.
-Si el propio Francisco no hizo nada con la situación del obispo Barros, ¿qué alternativas tienen los feligreses de Osorno que quieren removerlo?
-Los laicos y laicas de Osorno son gente ejemplar. He estado tres veces con ellos en Osorno y otras veces. Son un ejemplo de católico. Son gente cercana a su iglesia desde que nacieron, ayudan en sus parroquias y sus vidas en muchos casos giran en torno a eso. El Papa trató de politizar una cosa que no tiene nada que ver con política. No son zurdos ni son tontos. Lo que está haciendo la gente de Osorno, con el apoyo de muchísimos chilenos, es seguir protestando.
-Esta semana se supo que la Red de Salud UC negó hacerle un trasplante al corazón a una niña del Sename. ¿Cómo se compara con lo forma con que trataron a Karadima?
-Es todo un patrón. Uno tiene un estándar y esperanza de que todo lo que predican, lo practiquen. Pero tú vez que no es así. En el caso de los abusos sexuales, lo esconden. Y en el caso de poner a los niños primero, no sólo en el tema de los abusos, si no en el tema de esta niña del Sename es una vergüenza. Encuentro que Errázuriz, Ezzati, el Papa y varios de los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile tienen sangre en las manos por gente que ha sido abusada y se ha suicidado, conozco casos así. La Iglesia confía en que las víctimas se aburran de esperar por una solución, o bien se mueran o se suiciden. Tienen una mentalidad absolutamente anti niño y niña y a mí me enfurece eso, porque a pesar de todo lo que ha pasado, de todas las pruebas, no aprenden y por eso el Papa no produce una sensación de ‘ay qué rico que va a venir a visitarnos’. No produce ninguna emoción que venga el Papa a Chile.
-¿De qué sirve su presencia en el país?
-Yo no le veo gran cosa a la visita. En Perú están viviendo exactamente lo mismo. Yo hablo regularmente con ellos. Ahora voy a dar una conferencia en una semana más, me convidaron al primer congreso de sobrevivientes de abuso sexuales por sacerdotes en Varsovia, Polonia. Voy a contar el horror que ha vivido la Iglesia chilena y a dar mi testimonio. La visita del Papa a Chile y a Perú, la verdad es que para un gran sector de la población es de una irrelevancia y más encima una molestia. Podrá decir todas las cosas que quiera, pero sus palabras para muchos son absolutamente sin sentido porque la gente ve los hechos concretos de lo que está pasando y no siente que haya ninguna preocupación sincera.
-¿Cómo comparas esta visita con la de Juan Pablo II en 1987?
-Nada que ver. Ahí fue una cosa impresionante, a pesar de que hemos sabido que Juan Pablo II encubrió los abusos de Marcial Maciel de los Legionarios. Desgraciadamente ahora lo veo con otro prisma. Pero en su época evidentemente fue un espaldarazo a la iglesia y a tantos chilenos que estaban sufriendo y que vieron en él una persona que los ayudó a salir adelante. O sea, diametralmente opuesta en términos de visitas papales. No quieren hacer hechos concretos, como juntarse con víctimas de abuso o tocar el tema de Osorno y juntarse con los laicos de la ciudad. Él lo quiere politizar, que es lo mismo que hace Donald Trump. Cuando se toca un tema espinudo, él lo cambia.