Trasladan desde la cárcel a Villa Baviera a alemán condenado por delitos en Colonia Dignidad
Las fuentes indican que Schnellenkamp padece cáncer y que le quedan sólo meses de vida. Esta sería la razón por la que accedieron a enviarlo a su domicilio.
Fue un padre que casi no convivió con sus hijos; era frío, de mirada azul sórdida. Los golpeaba. A uno de ellos, Klaus, lo encerró en un ataúd como castigo. Recordó cuando su padre, Kurt Schnellenkamp, lo miraba fijamente mientras una enfermera le inyectaba una droga que lo aturdió por un tiempo que no recuerda. “Mi padre me decía que si yo no obedecía las órdenes de Paul Schaefer, me enterrarían vivo en un ataúd para que me fuera con el demonio”, relató en una entrevista al Diario La Nación.
Klaus, se alejó para siempre de esa familia. Pero tres de sus seis hermanos se quedaron en la Colonia Dignidad. Se mantienen allí administrando las empresas y propiedades. Thomas, es el presidente de todas las empresas; Anna, regenta el polémico negocio de turismo, gastronomía y fiestas, y; Marie, encargada personal del bienestar de su padre.
Todos ellos lo defienden y financian su defensa jurídica. Juntos lograron lo que se pensaba imposible: Sacar a su padre de la cárcel, pese a estar purgando aún condena por delitos sexuales contra niños, más otra de cinco años que se debía sumar a la anterior, por integrar la asociación ilícita Colonia Dignidad.
Fuentes judiciales y penitenciarias confirmaron a El Dínamo, que el anciano de 90 años, se encuentra en la posta que funciona al interior de la Villa Baviera y que está con custodia de Gendarmería.
La situación fue informada al ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, quien no habría puesto objeción a este traslado que, según las mismas fuentes, “corresponde a una facultad exclusiva de Gendarmería.
Carroza está a cargo de todas las causas vinculadas a violaciones de los derechos humanos cometidas en Colonia Dignidad, durante la dictadura. Por ello, Carroza debe velar que Schnellenkamp y otros alemanes cumplan la sentencia de 5 años y un día, que deben cumplir por el delito de asociación ilícita.
Según las fuentes procesales consultadas, “todas las partes de este caso fueron informadas en su oportunidad sobre este traslado y nadie se opuso”. Entre estas estarían informados el Programa de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y el Consejo de Defensa del Estado.
Prontuario
Kurt Schnellenkamp era conocido, entre los jefes de la Colonia Dignidad como “Schnelly”. Pero en los documentos encontrados en 2005, ocultos junto a un arsenal de guerra, era conocido como “Ku”.
Dentro de las 44 mil fichas, que se confeccionaron como parte de un archivo de inteligencia política y de seguridad, se comprueba que Schnellenkamp fue el encargado de conseguir armamento de guerra y pertrechos militares, manteniendo relaciones directas con altos oficiales en todo el país.
En esos documentos, se refiere al armamento utilizando códigos como “huevos fritos” o “natos”.
Asimismo era amigo y enlace de la Colonia con el traficante de armas y ex integrante de las SS, fuerzas de elite nazis durante la Segunda Guerra Mundial, Gerd Mertins. Su relación fue tan estrecha que durante varios años, trabajó en México, a cargo de algunas funciones en las empresas que el ex nazi tenía en ese país, ligadas a algunos de los negocios ilícitos con que los jefes de la Colonia se beneficiaron.
Los documentos encontrados también confirman su implicancia y la de otros jefes de la Colonia Dignidad en los crímenes cometidos durante la dictadura, lo que le valió ser condenado como autor de asociación ilícita.
De lo poco que declaró en 2005, señala que en 1974 condujo el bus Mercedes Benz desde el fundo de la colonia en Parral, hasta el estadio de Talca. “El viaje fue para trasladar hasta Villa Baviera a unos 15 prisioneros. Cuando llegué de vuelta los dejé en el galpón de las papas, en medio de la noche y le dije a Paul (Schaefer): ¡misión cumplida!”.
Se comprobó judicialmente que en esa bodega de papas, funcionaron galpones de calabozos de la DINA. Pero a Kurt Schnellenkamp, cada vez que le preguntan qué ocurrió después, le falla la memoria.
En agosto de este año, una actuaria del ministro Carroza intentó interrogarlo, en la Cárcel de Cauquenes, acerca del destino final de los prisioneros que fueron fusilados al interior de la Colonia Dignidad, entre 1973 y 1974. Pero nuevamente alegó que no recordaba nada y que estaba cansado.
Su estado de salud se había deteriorado en los últimos meses y debió ser llevado al Hospital de Cauquenes en algunas oportnidades.
Hospital del terror
Actualmente, Kurt Schnellenkamp, está en la posta de la Villa Baviera. Es el vestigio de lo que entre los años 60 y 90 fuera un hospital de alta complejidad, también utilizado para torturar a colonos alemanes y chilenos. Allí estaría atendido por enfermeras alemanas, que también atienden a los ancianos postrados.
Según testigos, es visitado en todo momento por los residentes del lugar, casi todos alemanes, contrariando las pautas del régimen carcelario.
A ciertas horas, le leen pasajes de la biblia; oran juntos y escuchan, on line, las prédicas de una extraña religión evangélica, proveniente de la ciudad de Krefeld (Renania Westfalia) en Alemania, donde un pastor adorado como mesías, Ewald Frank, profesa el fin del mundo y las claves de la salvación cristiana. Este predicador estuvo en la colonia y bautizó a Kurt Schnellenkamp y algunos de sus hijos.
Las fuentes indican que Schnellenkamp padece cáncer y que le quedan sólo meses de vida. Esta sería la razón por la que accedieron a enviarlo a su domicilio.
Burla para víctimas
Las agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de la Región el Maule son categóricas respecto a Kurt Schnellenkamp y sus hijos. “Al igual que los otros jefes como Gerd Mücke y Karl van den Berg, no eran simples choferes que cumplían los mandados de Paul Schaefer. Ellos participaron de todas las acciones que cometieron los militares y conocían perfectamente a cada prisionero. Ellos saben dónde los asesinaron y dónde los desaparecieron”, señala Myrna Troncoso, coordinadora de las agrupaciones de la región.
La dirigente considera que al alemán, “en la práctica le han concedido un premio por guardar silencio, por burlarse todos estos años de quienes buscamos con angustia hace 44 años a nuestros amados familiares. Guardan un silencio vil que no es coherente con un beneficio humanitario”.
Asimismo recalcó que “el Estado de Chile ha beneficiado a un personaje que mandó a su hija a estudiar turismo, porque fue idea de él, de Kurt Schnellenkamp, transformar este ex centro de detención tortura y exterminio en un complejo turístico donde se pisotea la tierra manchada con sangre de nuestros familiares”.
“Tienen un pacto de silencio, hacen un turismo de horror, se burlan de las víctimas con sus fiestas de la cerveza y sus fiestas privadas, y aún así el Estado chileno le conmuta la pena y Alemania premiará a algunos de estos criminales con ayuda económica por que los considera víctimas”, sentenció Myrna Troncoso.
En la misma línea, Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos sostuvo que “es una actitud condenable del Gobierno y vamos a tener que pedir una entrevista al director de Gendarmería, porque no se puede pasar a llevar los reglamentos. Para eso Gendarmería tiene en la ex Penitenciaria un hospital y ahí es donde debieran estar estos presos”.
Sostuvo que el responsable de esto es el Ministro de Justicia Jaime Campos “que ha tenido actuaciones vergonzosas cuando se refiere incluso a víctimas sobrevivientes. Pero por algo esta ahí, aún en su cargo, y él es responsable, como superior, de Gendarmería”.
Para ella este es el resultado de “una campaña de herir, de tratar de ignorar a los familiares y su lucha, al punto de tratarnos como victimarios, cuando nos negamos a que les den beneficios, y a los criminales como víctimas”.
Pero quien fue el artífice de las primeras condenas efectivas de cárcel para los alemanes de la Colonia Dignidad, fue Hernán Fernández, abogado de los niños –hoy adultos- que fueron víctimas de las barbaries sexuales de los jerarcas alemanes.
Frente a la situación, el jurista sostuvo que “creo que Schnellenkamp es uno de los jerarcas responsables de la opresión de los colonos, de todos los graves delitos que se cometieron y que no ha colaborado con la justicia”.
Asimismo se refirió a la larga batalla para que los actuales jefes de la Villa Baviera, entre ellos, Thomas y Ana Schnellenkamp, que aún no acatan un fallo de la Corte Suprema que les obliga a pagar más de 500 millones de pesos de indemnización para los niños abusados.
“Los nuevos jerarcas no han respetado a las víctimas y han obstruido el cumplimiento de la sentencia de la Corte Suprema y algunos han cometido nuevos delitos, existiendo en la actualidad, denuncias y querellas. Colonia Dignidad no es un tema resuelto, sigue siendo una deuda y un deber pendiente con responsabilidad grave de la autoridad política tanto en Chile como en Alemania” explicó Fernández.
Sobre cómo lograron convencer a las autoridades para regresar a la Villa Baviera a Kurt Schnellenkamp, el abogado dijo que “repruebo las mentiras de los nuevos jerarcas como Hans Schreiber (hijo de Albert Schreiber), Thomas Schnellenkamp y otros que no respetan el Estado de Derecho, que engañan a las autoridades y siguen burlándose de quienes luchamos por la verdad y la justicia en el caso de Colonia Dignidad”
Pasada la hora límite para la publicación de este artículo, El Dínamo se contactó a una hora prudente con el Ministerio de Justicia, Gendarmería y más tarde, con el Consejo de Defensa del Estado.
El responsable de comunicaciones de Justicia señaló que es menester de Gendarmería responder esta consulta, sin embargo, no hubo ningún tipo de respuesta de dicha institución.
No obstante esto, el 15 de noviembre último, ante la consulta acerca de dónde se encontraban privados de libertad, Gendarmería informó que los reos Schnellenkamp, Gerd Mücke y Karl Van den Berg se encontraban en Cauquenes.