Scilla Elworthy, tres veces nominada al Nobel de la Paz: “Mujeres líderes de Chile y del pueblo mapuche deben conversar”
"No solamente en las profesiones humanitarias, también en la política, en defensa, en ciencia, en la formulación de políticas de cualquier tipo, necesitamos más que el 50% de las mujeres", dijo.
¿Es posible un mundo sin guerras? ¿Cómo se responde a un agresor sin convertirse también en un victimario?
Esas son algunas de las preguntas que han guiado el trabajo de Scilla Elworthy (74), activista escosesa fundadora del Oxford Research Group, ONG que promueve el diálogo como alternativa al conflicto armado en el mundo.
Ha sido tres veces nominada al Premio Nobel de la Paz por su trabajo construyendo acuerdos y políticas públicas en torno a las armas nucleares. En 2002, fundó Peace Direct, organización que apoya con financiamiento y capacitación a quienes facilitan acuerdos de paz en contextos locales.
A partir de su trabajo , Elworthy desarrolló una teoría que se centra en los tres tipos de violencia utilizada por los agresores: la violencia política para intimidar, la violencia física para aterrorizar y la violencia mental o emocional para menoscabar al oponente. Esto se puede aplicar desde el bullying escolar hasta las guerras. Por esto, señala que usar la fuerza en contra no funciona, sino que vencer el miedo al opresor y utilizar la ira como un combustible para colaborar con otros.
En entrevista con El Dínamo, esta admiradora de Nelson Mandela y practicante activa del budismo comenta cómo la conciencia es uno de los motores de la paz y algunas de estas motivaciones, tras su charla magistral que dio inicio al Congreso del Futuro 2018.
– ¿Crees que hoy es posible un mundo sin guerras, considerando que existen líderes como Donald Trump o Kim Jong-un que aplican las tres formas de violencia que describes en tu trabajo?
– Lo creo, porque Trump es un ejemplo tan exagerado de lenguaje violento, de una manera violenta de tuitear y una actitud violenta con las mujeres que eso hace que la gente despierte. Es hora de despertar, estamos caminando dormidos. Y ahora tenemos que organizarnos para proveer a las personas las respuestas a la pregunta “qué puedo hacer”. Muchos jóvenes vienen a mí y me dicen “el mundo es terrible, ¿qué puedo hacer?” y yo puedo proveerle respuestas a ellos, muchas sugerencias de qué puede hacer la gente. Hay demasiadas personas en todo el mundo queriendo hacer del mundo un mejor lugar.
– En términos concretos, ¿cómo se puede llegar a ese objetivo?
– Se necesita tener ciertas habilidades: la habilidad de escuchar, la habilidad de negociar, de mediar, de la autoconciencia. Todas estas habilidades son esenciales si queremos hacer un mundo más pacífico. Todos podemos empezar en casa: podemos enseñar a nuestros hijos una comunicación no violenta, podemos enseñarles a meditar y el valor de la tranquilidad en el colegio. El Dalai Lama dice que si cada niño en el mundo aprende a meditar no habrá guerras en 30 años.
– Sin embargo, siempre existirán conflictos o puntos de desacuerdo
– Debemos aprender a escuchar a aquellos con los que no estamos de acuerdo, a aquellos a los que les tenemos miedo u odiamos, y debemos abrir el diálogo con ellos.
– Uno de los mecanismos que postulas para que los líderes y las personas en general no sufran las consecuencias de las guerras es profundizando la sabiduría femenina ¿Cuál es el rol que tiene la mujer en la construcción de la paz?
– La inteligencia femenina -que es válida en hombres y mujeres, pero las mujeres la tienen más, obviamente- incluye las siguientes cualidades: primero, la habilidad de escuchar, por eso nosotras resolvemos conflictos. La habilidad de usar la intuición, usar nuestro sexto sentido; la inclusión, no dejar excluídas a las personas que están enojadas, sino que atraerlos. Y la pasión por ayudar a la Tierra a regenerarse. Entonces, esto es crucial, porque nuestro planeta está sufriendo y las mujeres lo podemos sentir en nuestros cuerpos porque damos a luz. Nosotras sentimos el dolor de la Tierra, quizás no concientemente pero lo sentimos, podemos sintonizarlo, y se necesita una enorme fuerza para hacer lo que se necesita hacer.
Yo le pregunto a la gente qué te rompe el corazón y cuando la gente lo piensa dice los refugiados, o los animales heridos, o lo que sea. Cuando contestaste esa pregunta, la segunda pregunta es cuál es tu habilidad. Entonces, si aplicas esos talentos al problema que más te preocupa, esa es la manera en que serás exitoso, porque serás feliz si aplicas tu talento en lo que a ti te importa más.
– ¿Crees que el mundo necesita más mujeres líderes?
– ¡Sí, por supuesto, absolutamente! En cualquier área, no solamente en las profesiones humanitarias, también en la política, en defensa, en ciencia, en la formulación de políticas de cualquier tipo, necesitamos más que el 50% de las mujeres. Porque debemos restituir el balance de tres mil años de hombres tomando decisiones y debemos balancearlo con la femeneidad.
– En Chile derrotamos una de las dictaduras más feroces del mundo a través de un mecanismo pacífico, como son las elecciones, ¿qué opinas de esa manera de resolver los conflictos a través de la participación ciudadana?
– Creo que la manera en la que Chile está lidiando con ese tema ahora es buena. Fui a un memorial en Calama, en el que se recuerda a los detenidos desaparecidos, a quienes se les disparó sólo por oponerse a Pinochet en 1973. Esto es muy importante para recordarlos y celebrar lo que hicieron. Chile pudo cerrar uno de los episodios más terribles de su vida y eso es algo de lo que debemos aprender. Pero creo que su gobierno podría hacer más ahora, por ejemplo, para mediar, no negociar, mediar con el pueblo mapuche. Creo que este tema necesita atención ahora y necesita muy buenas habilidades, habilidades de mujeres para hacerlo.
– ¿Considera que existen esas habilidades en el gobierno o en nuestros líderes?
– No lo sé, no sé lo suficiente al respecto, pero es necesario hablar con el pueblo mapuche y escucharlo. Creo que las mujeres líderes de Chile deben hablar con las mujeres líderes del pueblo mapuche y algo interesante puede surgir, eso espero.
– ¿Qué otros ejemplos exitosos de diálogo para la resolución de conflictos y la construcción de la paz destacarías en el mundo?
– Sudáfrica es el más grande. Cuando Mandela salió de la cárcel todo el mundo esperaba una guerra civil, yo viví ahí, y todo el mundo esperaba un enfrentamiento con 6 millones o más muertes. Pero porque Mandela aprendió, después de 27 aaños en la cárcel, cómo controlar su ego, una actitud pacífica muy fuerte y fue muy influenciado por la gente que lo rodeaba. Él insistía en hablar con el enemigo, hablar con el gobierno de derecha, y sus colegas le decian no, no, debemos matarlos, él decía “no, debemos hablar”. Se lograron acuerdos y él se convirtió en presidente. Creo que ese es el ejemplo más claro, pero hay muchos. Creo que en Latinoamérica han tenido un gran progreso desde los días de las dictaduras, con tanta creueldad y tanta sangre. También valoro mucho lo independiente que son las mujeres en Chile, creo que son un muy buen ejemplo.
– Sin embargo, somos también un país muy desigual, hay una brecha salarial entre hombres y mujeres muy grande, y la brecha entre ricos y pobres es tremenda.
– Sí, pero es bueno que alguien de tu edad reconozca esto y haga algo al respecto. Esa es la gran ventaja que tienen: que ustedes saben que las cosas están mal y quieren resolverlas. Tienen la educación para hacerlo y la confianza.
– Precisamente, el lema de este congreso es “tomar conciencia”, ¿crees que esa es una herramienta para cambiar el mundo?
– Sí, estoy de acuerdo. Pienso que es así, lo sé, porque cuando quieres negociar tienes que tener tranquilidad contigo mismo, y la única manera que alcanzar la calma es a través de la conciencia de sí mismo, y eso te puede llevar años conseguirlo. Como los monjes budistas, o el Dalai Lama. Eso significa no proyectar tu emociones no resueltas en alguien, porque si no nunca van a alcanzar un acuerdo, sino que tienes que tener tus pies muy bien puestos en la tierra, tu mente aapuntando al infinito y sólo ahí puedes abrir tus brazos, que es lo que necesita la gente.