Mujeres dedican más del doble de su tiempo libre a labores domésticas en comparación con los hombres
En promedio, para el total de la población, una cuarta parte del día (6,17 horas) se destina al ocio y a la vida social.
En qué actividades fuera del trabajo utilizamos nuestro tiempo es la pregunta que reflejan los resultados de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) 2015.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) entregó el informe “La dimensión personal del tiempo”, en el que se caracterizan las diferencias existentes en el uso del tiempo de la población de 12 años y más, explorando las actividades que no forman parte del ámbito laboral, como los estudios, el cuidado personal (que incluye dormir y comer, entre otros), el ocio y la vida social.
Así, es posible observar cómo se relaciona el trabajo con la vida personal y familiar, entendiendo este equilibrio como una dimensión del bienestar.
En los resultados se ven claras diferencias en el uso del tiempo dependiendo de la edad, la situación laboral y el sexo, demostrando el carácter social de la organización de la vida cotidiana y las desigualdades y brechas que allí se expresan.
Por ejemplo, se observa que las mujeres dedican 5,80 horas en un día tipo al trabajo no remunerado, mientras que los hombres dedican 2,59 horas.
El trabajo no remunerado se refiere a los trabajos doméstico y de cuidados no remunerados del propio hogar y el trabajo doméstico y de cuidados para otros hogares, para la comunidad y voluntario.
El informe señala que si bien las horas dedicadas por las mujeres al mercado laboral y los estudios son menos que en el caso de los hombres (3,61 horas versus 5,74 horas, respectivamente), el mayor tiempo que destinan al trabajo no remunerado se traduce en una menor disponibilidad para las actividades de ocio y vida social. Las mujeres destinan 5,94 horas promedio en ocio y vida social, los hombres dedican 6,43 horas en un día tipo.
Considerando el total de la población, una cuarta parte del día (6,17 horas) se destina al ocio y a la vida social.
Las personas desocupadas e inactivas destinan más tiempo al ocio y a la vida social que la población ocupada, pero, al mismo tiempo, presentan una mayor brecha de género en sus tiempos asignados al ocio y vida social que las personas ocupadas.
Analizando los resultados por ingresos, se aprecia que la diferencia entre el tiempo destinado a actividades de ocio y vida social y el tiempo destinado al trabajo no remunerado, aumenta conjuntamente con el nivel de ingresos del hogar, donde el tiempo destinado a ocio y vida social alcanza un máximo de 6,75 horas y aquel destinado a trabajo no remunerado, un mínimo de 3,96 horas en el quintil de mayores ingresos.
En cuanto a las actividades de ocio y vida social, casi la totalidad de la población declara destinar tiempo a compartir y conversar con la familia y amigos, aunque las tasas de participación y los tiempos promedio destinados a esta actividad disminuyen a medida que aumenta la edad, sin diferencias significativas entre hombres y mujeres.
Respecto a la práctica de deportes, la participación se concentra en las personas más jóvenes, principalmente en el caso de los hombres: un 45,1% de los hombres entre 12 y 24 años realiza deportes, mientras que sólo un 24,1% de las mujeres en esa edad lo hace. En ambos sexos, la participación disminuye drásticamente a mayor edad.
En cuanto a la satisfacción con el uso que hacen del tiempo libre, entre un 50% y un 58% de las personas se encuentra satisfecha o muy satisfecha en ese sentido, tanto en términos de calidad como de cantidad.
Las mujeres, por su parte y en comparación con los hombres, presentan menores niveles de satisfacción con respecto al tiempo destinado a las amistades, pasatiempos y con la calidad del mismo.
Mientras los jóvenes (12 a 24 años) y los adultos mayores (66 años y más) son los más satisfechos con su tiempo libre, la población entre 25 y 45 años es la que menos lo está, destacando que solo el 36,9% de esta se declara satisfecha con la cantidad de tiempo libre de la que disponen.