Sacerdote Astaburuaga dice que el caso Karadima es la punta del iceberg: “Hay más curas abusadores”
El religioso acompañó desde un inicio a los primeros denunciantes, James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo.
El sacerdote Francisco Javier Astaburuaga fue parte de la última comitiva que se reunió con el Papa en Roma, para escuchar los testimonios de las otras víctimas de Fernando Karadima que incluyen a sacerdotes. Astaburuaga fue en calidad de testigo de estos abusos y acompañante de los primeros en denunciar los abusos.
En conversación con Radio Universo, contó que “el Papa quería escuchar esa historia de qué había significado ese acompañamiento. Eso permite cotejar información y explicarle qué significa ese proceso, que uno comparte el dolor”.
A su juicio, el caso Karadima “es la punta del iceberg. No es la única situación de problemáticas graves de este tipo en la Iglesia chilena. Pero aquí hay una Iglesia que en las últimas décadas se ha mirado a sí misma (…) una Iglesia metida en sí misma, ensimismada lo que al Papa lo tiene profundamente preocupado”.
Consultado sobre si existen más curas abusadores, Astaburuaga señaló que “sí, por supuesto que sí. Hay que ir viendo las sanciones, los que han sido castigados con penas canónicas, los que han estado presos y van a seguir apareciendo más”.
En 2002, luego de las masivas denuncias de feligreses de Boston contra sacerdotes de ese estado por abuso sexual, Francisco Javier Astaburuaga llamó por teléfono en Juan Carlos Cruz y le dijo: “Te creo, te voy a acompañar”. A partir de ese entonces actuó como acompañante de Cruz y de James Hamilton ante el Tribunal Eclesiástico.
“Cuando yo estaba acompañando a Jimy y a Juan Carlos yo sabía que al frente tenía un hombre que era tremendamente peligroso, en la manipulación, en el control, en la influencia, de manera que tenía que actuar con mucha cautela, con determinación pero mucha cautela (…) Por eso guardé reserva y secreto profesional”, dijo.
Respecto a la responsabilidad que los denunciantes adjudican a Francisco Javier Errázuriz, el sacerdote indicó que “ahí hubo una tardanza en los procesos investigativos y eso implica una responsabilidad y tiene que hacerse cargo de ella. Se llevaron adelante las investigaciones pero no con la celeridad que se necesitaba. La tardanza lleva implícita una suerte de negligencia”.