Punta de Tralca: cómo funciona el centro de retiro en el que conviven sacerdotes y niños
La Casa de Ejercicios de Punta de Tralca, en el Quisco, ha sido el espacio elegido por la Conferencia Episcopal de Chile para hacer frente a la profunda crisis que ha enfrentado la Iglesia durante los últimos meses.
La Casa de Ejercicios de Punta de Tralca, en el Quisco, ha sido el espacio elegido por la Conferencia Episcopal de Chile para hacer frente a la profunda crisis que ha enfrentado la Iglesia durante los últimos meses.
Allí se reunieron los obispos, por ejemplo, para realizar la 115° asamblea plenaria del episcopado chileno en donde debieron enfrentar el contenido de la carta enviada por el Papa Francisco en abril pasado. Ese día, mientras el ex obispo de Osorno Juan Barros -sindicado como encubridor de casos de abuso- participaba de la actividad, un grupo de menores llegaba hasta las instalaciones contiguas en un bus de pasajeros. Durante la tarde, cuando se solicitó el retiro de los medios de comunicación, se les vio jugando fútbol en una cancha ubicada entre el hotel en el que dormirían los religiosos y la costanera.
Años antes de este encuentro, el mismo lugar fue escenario de un episodio vinculado a las acusaciones de encubrimiento de Fernando Karadima.
Cuando en 2011 el ex obispo de Osorno declaró como testigo ante la ministra en visita Jessica González en el marco de la investigación por eventuales abusos sexuales contra Karadima, Barros aseguró que “a mitad del 2009, monseñor Ezzati me mencionó una vez, a la pasada, mientras caminábamos juntos en Punta de Tralca, que había denuncias contra el padre Fernando, sin especificar de qué tipo, y yo sólo le respondí que la Iglesia había confiado en mi episcopado y que jamás encubriría algo así”.
En tanto, en una asamblea plenaria de noviembre de 2015, pocos meses después de que entrara en vigencia las guías para la prevención de abusos, llegaron hasta Punta de Tralca dos víctimas que habían sufrido abusos por parte de sacerdotes, relatando el horror de la agresión que sufrieron. Los obispos escucharon los relatos y la experiencia se convirtió en un hito en la formación de quienes desde la Iglesia han estado trabajando en protocolos para la prevención y reparación de abusos sexuales. Todo, según relató en una entrevista a El Mostrador Jaime Coiro, vocero de la Conferencia Episcopal.
Los usos de Punta Tralca
Junto a las actividades propias de la Conferencia Episcopal, Punta de Tralca también es utilizado por partidos políticos, seminaristas, diversos grupos eclesiásticos e incluso grupos de scout y de colegios que llegan hasta el lugar para realizar jornadas extra curriculares.
Entre ella se cuentan jornadas de acólitos, encuentros de oración de animadores de la Vicaría de la Esperanza Joven, jornadas de formación académica y de desarrollo personal, además actividades de diversos centros educacionales.
Consultados por El Dínamo, desde la casa de ejercicios aseguran que el centro vacacional puede ser utilizado por cualquier persona, ya sea de manera particular, sin hacer diferenciación entre quienes pueden arrendar sus instalaciones.
Aseguran además que al momento de realizar sus actividades, la Conferencia Episcopal utiliza principalmente el espacio del edificio ubicado en el complejo, y no las cabañas que se encuentran a algunos metros de distancia.
El complejo, que pertenece al Arzobispado de Santiago y cuenta con una administración laica dependiente del mismo organismo, no cuenta con convenios estables con colegios, y sólo se hacen descuentos a adultos mayores y a niños menores de 6 años.
El sector más grande es el denominado sector antiguo, en donde se encuentran las cabañas, además del edificio nuevo, que cuenta con habitaciones single y dobles. Además del denominado Sector 3, que también cuenta con la posibilidad de arrendar habitaciones.
Los valores por alojamiento van desde los $19.500 por persona Sector Casas y Cabañas (Adultos mayores y niños hasta los 6 años), hasta los $60.500 por noche en las Cabañas Amobladas, con máxima de siete personas.
Espacios Protegidos
Como una manera de contar con sistemas y protocolos que garantice un contexto protector para los menores de edad, la Fundación para la Confianza ha considerado la implementación de la Alianza para la Confianza.
Según explica la institución dirigida por José Andrés Murillo, esta alianza entre organizaciones educativas establece la creación de “contextos protectores, contextos éticos y de cuidado comprometido que potencie las posibilidades de integración personal y comunitaria”.
“Nosotros sugerimos desde la confianza lúcida, es decir, no desde la paranoia, pero tampoco desde la confianza ciega”, declaran desde la fundación.
Entre los pasos que sugiere la organización se establece la revisión de protocolos, revisión de lista de adultos que trabajan con niños para asegurar que no estén dentro del registro de personas inhabilitadas para trabajar con menores de edad, entrevistas para evaluar el nivel de conocimiento de los protocolos y su compromiso. Esto, ademas de una revisión de los espacios físico arquitectónicos para evaluar los posibles lugares riesgosos, y charlas de información y capacitación para los diversos actores en prevención, detección y reacción desde el paradigma de la confianza lúcida.