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Actualizado el 10 de Septiembre de 2018

“Cómplices pasivos”: la ficha política que mejor jugó Piñera

Sus dichos y lo que vino después, lo acercaron a los sectores de centro que hoy rechazan la dictadura y que fueron un factor clave en su segundo arribo a La Moneda. Y aunque se distanció de los espacios más fanáticos de Pinochet, no perdió sus votos. Fue, en sus términos, un negocio redondo.

Por El Dínamo
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El 31 de agosto de 2013, en medio de la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar, el Presidente Sebastián Piñera lanzó una frase que pretendía reforzar sus matices respecto de la dictadura de Pinochet. Recordada frase que, mirando en perspectiva, sirvió para pavimentar una salida de La Moneda que fue mucho más auspiciosa de lo que se preveía durante el primer semestre de ese año.

“Hubo muchos que fueron cómplices pasivos: que sabían y no hicieron nada o no quisieron saber”, dijo ese día en entrevista con La Tercera, provocando sorpresa tanto en los partidarios de su gobierno, donde se cuentan varias figuras que maduraron políticamente en pleno régimen, y en las colectividades de centro e izquierda.

Quienes aún tienen intactos los efectos comunicacionales y políticos señalan que su mención a los “cómplices pasivos” fue una de las escasas “jugadas políticas” efectivas del primer gobierno de derecha tras el retorno de la democracia. Esto, considerando además, que la retórica fue acompañada del cierre del Penal Cordillera, centro penitenciario que alojaba a ex uniformados condenados por violaciones a los derechos humanos.

Observándolo en números, el registro de Adimark muestra para inicios de agosto de 2013 un 36% de aprobación. Para los meses siguientes, hasta el final de su mandato, solo hubo alzas. En septiembre llegó a 37% y en octubre -mes en que se pudo registrar el efecto tras anuncio del cierre del Penal Cordillera- alcanzó un simbólico 40%. En noviembre obtuvo un 43% y cerró el año con 45%. Su último índice, correspondiente a marzo de 2014, lo dejó con 50% de aprobación.

El día del entrevista, que ya cumple 5 años, Piñera estaba tranquilo. Con tiempo. Según recuerdan en Palacio, el Presidente almorzó distendidamente con los periodistas y una autoridad de Gobierno e incluso, luego de responder las consultas, se dio espacio para caminar por los pasillos de La Moneda.

¿Qué tan pensada estaba la estrategia? Es difícil de determinar. Mientras algunos apuntan a un diseño elaborado que pretendía instalar a la administración de Piñera como la primera de derecha “sin Pinochet”, otros apuestan a que la evaluación posterior motivó una agenda en el área.

“Esto era muy de él”, señalan en privado quienes conocieron de cerca de la trastienda previo a los dichos del Presidente. De hecho, entre partidarios del Mandatario son varios los que apuntan a que la frase no fue pensada con su círculo político más cercano.

Consultado hoy por sus dichos, Piñera señala: “Es una reflexión muy profunda que hice cuando se cumplían 40 años del Golpe Militar, no para apuntar con el dedo a los culpables y a los responsables, sino todo lo contrario, para sacar y extraer lecciones. E incluso yo me autoincluí en ese mea culpa, porque dije ‘todos, incluyéndome a mí, pudimos haber hecho más'”.

Con todo, la alusión a los “cómplices pasivos” sigue siendo hoy una de las fichas políticas mejor jugadas de Piñera. En concreto, sus dichos y lo que vino después, lo acercaron a los sectores de centro que hoy rechazan la dictadura y que fueron un factor clave en su segundo arribo a La Moneda. Y aunque se distanció de los espacios más fanáticos de Pinochet, no perdió sus votos. Fue, en sus términos, un negocio redondo.

Revisa las frases más destacadas de la entrevista a Piñera en 2013: 

Es muy importante en este aniversario que entendamos que el quiebre de la democracia, el gran fracaso de una generación, no fue una muerte súbita, sino el desenlace predecible, aunque no inevitable, de una lenta y sistemática agonía de nuestra democracia, de nuestra convivencia, de los valores republicanos y del estado de derecho.

Algunos introdujeron la violencia como medio legítimo de lucha y despreciaron la democracia. Pero no significa que estas circunstancias históricas, previas al golpe de Estado, justifiquen en nada lo que ocurrió después y, particularmente, los graves, reiterados e inaceptables atropellos a los derechos humanos.

Sin duda que el gobierno militar tuvo sombras muy profundas, como el atropello reiterado, permanente y sistemático de los derechos humanos por parte de agentes del Estado o la pérdida de libertad y la supresión de los derechos esenciales. Pero también hubo algunas luces, como el programa de modernización de nuestra sociedad, de nuestra economía e instituciones, la apertura al exterior, la incorporación de la economía social de mercado y las oportunidades para la iniciativa individual.

No creo que el día del juicio final queden a un lado los que fueron partidarios del gobierno militar y al otro lado, sus opositores. Pero sí creo que los que tenían las máximas responsabilidades del gobierno militar sabían o debían saber y, por lo tanto, debieron haber evitado lo que ocurrió en materia de derechos humanos y abusos.

Yo fui un tenaz opositor al gobierno de la Unidad Popular, porque pensaba que desde el punto de vista doctrinario atentaba contra valores esenciales, como la libertad y dignidad del ser humano. También fui opositor del gobierno militar desde el primer día, porque no me gustó la forma en que empezó. Para qué decir cuando empezamos a conocer los atropellos a los derechos humanos. Así que no es sólo que voté No en el 88. Voté No en el 78 y en el 80. Sin embargo, una cosa es recuperar la democracia, que era mi gran motivación, y otra muy distinta es qué quería para el futuro de mi país. Y por eso, cuando finalmente se recuperó la democracia, tomé el camino que todos conocen.

Casi toda la centroderecha se inclinó en esa época por el Sí. Yo lo discutí mucho, porque sentía que era un profundo error. Extender el período militar por ocho años más era no entender que el país estaba preparado y necesitaba recuperar la democracia tanto como el aire que respiramos”. 

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