Informe del SML: menor que presenció asesinato de Camilo Catrillanca tiene “quiebre vital”
Según peritos del organismo, su situación podría evolucionar "hacia un cuadro que implique secuelas irreversibles y que podrían involucrar un impacto en la personalidad de M, la que se encuentra en desarrollo".
Un informe pericial del Servicio Médico Legal (SML) da cuenta que el menor de 15 años que acompañaba a Camilo Catrillanca al momento de ser asesinado por efectivos del GOPE de Carabineros, sufre un “quiebre vital”.
Y es que luego que Catrillanca fuera ultimado por los uniformados arriba del tractor, el niño fue detenido, torturado e incluso procesado por receptación de especies, respecto a un robo a un vehículo, del cual luego se acreditó que no tuvo ninguna participación, al igual que el comunero fallecido.
Según el informe dado a conocer por La Tercera, los peritos del SML buscaban conocer el estado emocional de M.P. tras presenciar el homicidio de su amigo.
Así, en dos entrevistas, realizadas el 22 de noviembre de 2018 y el pasado 19 de marzo, M.P. señala que “no espero nada. O sea, que se haga justicia si es que se puede, porque la vida al peñi Camilo ya no hay cómo devolvérsela”.
Por su parte, su padre relata que su hijo está “más callado. De repente le dan como ataques de rabia y grita, también tiene pesadillas (…) Es un verdadero sobreviviente. Él también podría haber corrido la suerte del peñi Catrillanca”.
El informe del SML da cuenta que el adolescente presenta una “desconexión emocional o aplanamiento afectivo que se evidencia durante el relato de los hechos, lo que puede entenderse como una ‘disociación funcional’ y por ende como parte de sus estrategias de afrontamiento de las situaciones de estrés, en la etapa de reacciones de estrés agudo, debido a que habían pasado menos de diez días desde habían ocurrido los hechos que se investigan”.
Cuando debe recordar a Camilo Catrillanca, M.P. muestra “evidente afectación emocional, angustia y síntomas de re-experimentación de la experiencia traumática vivida”. A esto se suma que sufre “un quiebre vital, no puede descansar” y su situación podría evolucionar “hacia un cuadro que implique secuelas irreversibles y que podrían involucrar un impacto en la personalidad de M, la que se encuentra en desarrollo”.
Esto, producto de “haber sentido que su vida estuvo en peligro y de ser testigo presencial de la muerte violenta de su amigo, debido a una serie de disparos efectuados por carabineros, seguido de una serie de malos tratos físicos, verbales y psicológicos que le hicieron temer por su vida durante el traslado a la Comisaria de Ercilla y Collipulli en un vehículo policial; y la posterior detención en la Comisaria de Collipulli donde permaneció hasta la madrugada (privado de comida y agua)”.
