Vendedores de Super8 también cuentan: por qué hay que revisar las cifras de desempleo
Si bien la tasa de desocupación se mantiene cercana al 7%, la tasa de ocupación está en 30,4%, su valor más alto desde que se inició la medición en 2017.
El desempleo se ha mantenido estable pese al estallido social de octubre: según el Instituto Nacional de Estadísticas, la tasa de desocupación en octubre-diciembre de 2019 fue 7,0%, incrementándose 0,1 puntos porcentuales (pp.) respecto a septiembre-noviembre de 2019. Sin embargo, esta cifra estaría distorsionada.
De acuerdo al investigador del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Clapes UC), Juan Bravo, el desempleo sería mayor a lo que reporta el INE. Esto porque la tasa de ocupación informal fue de 30,4%, registrando su valor más alto desde que se inició la medición de informalidad laboral en el trimestre julio-septiembre de 2017.
“Lo que estamos viendo es que las tasas de desempleo aumentan muy moderadamente y eso tiene que ver con la creación de empleo formal se está destruyendo. Ese es el indicador donde se manifiesta el impacto de la situación económica en el mercado laboral”, dice Bravo a EL DÍNAMO.
El investigador se pregunta “¿cómo es posible que se contenga la tasa de desempleo? Es porque el empleo informal se está disparando (alrededor 80 mil en el último año), con cerca de la mitad de ellos de personas que trabajan en la calle. Cuando vemos más vendedores ambulantes, gente cantando, los semáforos humanos, todo eso califica como ‘cuenta propia informal'”. agrega.
En 2010, durante las postrimerías del primer gobierno de Michelle Bachelet, empezó la “Nueva Encuesta Nacional de Empleo” (NENE) realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas, aplicada por primera vez a partir del trimestre móvil enero-marzo de 2010. La idea era definir con mayor precisión la situación ocupacional de las personas. El INE era encabezado por Mariana Schkolnik y el Ministerio del Trabajo por Claudia Serrano.
En la NENE se preguntaba a las personas mayores de 15 años si durante la semana de referencia trabajaron por lo menos una hora recibiendo algún pago por ello (en dinero o especies). Ellos serían calificados como “ocupados”. En tanto, los “desocupados” eran aquellas personas que no trabajaron durante la semana de referencia, pese a haber buscado trabajo de manera activa durante las últimas 4 semanas.
Sin embargo, en 2016 -cuando el INE era liderado por Ximena Clark y Ximena Rincón estaba en el Ministerio del Trabajo- se anunciaron nuevos cambios a la medición, la que volvió a llamase Encuesta Nacional de Empleo (ENE), con nuevas preguntas al cuestionario para agregar el trabajo informal, el que se considera dentro de los “ocupados”.
“Si a mí me despiden hoy, y me pongo a vender Super8, el desempleo no cambia porque sigo recibiendo algún pago y trabajando al menos una hora a la semana”, explica Juan Bravo, afirmando que el verdadero indicador para ver el ritmo del mercado laboral es la creación de trabajo formal.
Según el glosario del INE, el TRABAJO INFORMAL comprende a todos los trabajadores dependientes que carecen de acceso al sistema de seguridad social (pensión y salud) por concepto de su vínculo laboral. Para el caso de los trabajadores independientes se considera que poseen una ocupación informal si la empresa, negocio o actividad que desarrollan carecen de registro en el Servicio de Impuestos Internos (SII) y no llevan una contabilidad a través de la cual puedan separar los gastos del negocio de los del hogar.
De acuerdo a las cifras del INE, a diciembre de 2019, la fuerza de trabajo es de 9.189.130 mil personas. De ellos, 2.601.310 son ocupados informales.