Personas en situación de calle: el grupo de riesgo invisible
Se han entregado una serie de recomendaciones para las personas que viven en situación de calle en el país, y que no puedan refugiarse en centros de ayuda.
El Ministerio de Salud (Minsal) confirmó el pasado lunes la muerte de una persona en situación de calle, quien se convirtió en la octava víctima por coronavirus COVID-19 a nivel nacional.
Tras la expansión del virus en el territorio, el Gobierno y otras entidades han implementado diversas medidas para intentar proteger a las personas que viven en extrema pobreza o en situación de calle, quienes están altamente expuestas a contraer la enfermedad, debido a la falta de un espacio sanitizado y condiciones básicas de higiene personal.
Es así como el Gobierno tomó la decisión de suspender las visitas en los centros residenciales, hospedajes y centros de referencia. Además, se restringió el funcionamiento de los centros de día del país.
También entregó una serie de recomendaciones para las personas que viven en situación de calle en el país y que no puedan refugiarse en centros de ayuda.
Desde el Hogar de Cristo informaron que atienden a cerca de 4.500 personas en situación de extrema pobreza y vulnerabilidad que se encuentran en cuarentena por medio de 144 programas a lo largo de Chile.
Según lo señalado “la mayoría corresponde a población crítica frente al coronavirus: adultos mayores, hombres y mujeres con discapacidad mental, personas en situación de calle, condiciones que los vuelven particularmente sensibles al contagio y al peligro inminente de enfermar y morir, dado que actualmente no contamos con los materiales de protección e higiene necesarios, como mascarillas, guantes, alcohol gel, entre otros”.
Paulo Egenau, director social nacional de la institución, explicó a EL DÍNAMO que “de acuerdo al catastro que disponemos, más del 5% de las personas que viven en situación de calle son mayores de 65 años, pero si se considera el nivel de deterioro de las personas por haber vivido mucho tiempo en calle, de esas personas de 55 años por ejemplo, ya podríamos denominarlas como adultos mayores”.
“Ese 5% rápidamente se nos puede elevar a más de un 20% de la población que están en situación de calle. Estamos hablando de un universo que son más de 15 mil personas, y nosotros podríamos afirmar que en Chile hay cerca de 19 mil personas en esta situación y este es el grupo que por lejos está más expuesto a morir en caso de contraer el virus”, argumentó Egenau.
Sobre el último fallecido el director social del Hogar de Cristo aseguró que no guardan mayores antecedentes.
“Hicimos el rastreo con la información disponible (…) tuvimos contacto en Curicó con esta persona en 2015 y 2016. Esta persona ahora estaba en Molina, y fue ahí -según lo trascendido en las noticias- donde fue encontrado. de acuerdo a la información que tenemos, tenía 44 años. Eso habla de la exposición que sufre una persona que está en situación de calle”, contó.
Asimismo, argumentó que hace algunas semanas se requiere “poder ampliar la capacidad de dispositivos que están operando. Nosotros actualmente tenemos disponibles, en programas residenciales, 1.600 camas. Eso comprende nuestras 32 hospederías; casas de acogida que están destinadas a adultos mayores; y tres residencias para la superación”.
Cuarentenas en hospederías
“El resto de la oferta residencial que hay en Chile, tanto los dispuestos por el Estado más las ONG, no se llega ni al número que tenemos sólo nosotros como Hogar de Cristo. En total, esas camas deben sumar entre 1.300 y 1.400 (…) tenemos -en este minuto- menos de tres mil camas para 18 mil personas. Es altamente insuficiente”, sostuvo.
En ese contexto, Paulo Egenau detalló algunas medidas que han implementado para enfrentar la crisis del coronavirus en sus centros y evitar que se incrementen las personas en riesgo social afectadas por la pandemia.
“A partir del pasado lunes en la mayoría de nuestras hospederías vamos a empezar a implementar la cuarentena. Lo que significa que la gente no podrá salir. Es decir, vamos a cerrar las puertas de la hospedería, obviamente no podemos obligar a nadie a estar encerrado, por lo tanto pueden haber personas que no toleren el encierro y nosotros no somos una cárcel. Habrá personas que querrán salir, pero después las puertas no se vuelven a abrir para dejar entrar a nuevas personas”, explicó.
Lo anterior, según Egenau, se aplicará con el fin de evitar un tránsito continuo de personas que puedan llevar la enfermedad a los centros.
Asimismo dio a conocer otras medidas implementadas por la institución que apuntar a cuidar la salud de los adultos mayores que atiende la fundación y que suman 3.350 en todo Chile.
En cada uno de los servicios residenciales, domiciliarios y ambulatorios se establecieron protocolos para la prevención del contagio y la actuación en el caso de que se produzca la enfermedad. Para las residencias, las medidas preventivas consideran un estricto control de ingreso, que consiste en la toma de temperatura a todos los que entren a la residencia.
Además suspendieron las actividades que impliquen contacto con grupos de personas, por ejemplo, talleres y salidas a terreno. Se priorizaron los contactos telefónicos u por otros medios tecnológicos con familiares por sobre las visitas.
En ese sentido, los programas de atención domiciliaria, conocidos como PADAM, y pese que ahí lo que más valoran los usuarios es la compañía y las visitas, en este trance, la instrucción es aumentar los contactos diarios para conocer el estado de la persona, pero restringir totalmente las visitas, salvo en casos de emergencia. Los dispositivos ambulatorios también restringen al máximo las actividades grupales y la asistencia es remota.
Mientras que para las personas que vivan en rucos (refugios fabricados en las orillas de los ríos o puentes), Egenau destacó que es importante el apoyo de las Fuerzas Armadas y de Orden para que lleven alimentos, agua potable, productos de aseo y sanitización y abrigo.
Finalmente, el director social nacional de la institución hizo un llamado al Ministerio de Desarrollo Social para que se pueda implementar, lo más rápido posible, el plan de invierno “porque necesitamos al menos tener una cantidad de albergues, que sugerimos que sean pequeños con capacidad para 20 personas, principalmente para adultos mayores, donde éstos puedan llegar y hacer una cuarentena”.