“Tenemos la esperanza de que esté con vida”: el caso de Claudia Agüero a siete meses de su misteriosa desaparición
Desde la familia contaron que tras la desaparición de Claudia, se han enterado de situaciones que la afectaban fuertemente en el ámbito laboral.
Más de siete meses han pasado desde que Claudia Agüero tomó una micro en el sector de Lagunita, en Puerto Montt, para ir rumbo a su trabajo. Sin embargo, la mujer de 35 años no volvió nunca más a su casa.
Los meses pasan y siguen siendo pocos los antecedentes que tiene la Policía de Investigaciones (PDI) respecto a la misteriosa desaparición de Claudia, quien no tenía motivos para abandonar a su esposo e hijos, quienes aún la esperan en casa.
La PDI logró acreditar que la mujer efectivamente se subió a la locomoción, gracias a un video de cámaras de seguridad del sector, pero no tienen la certeza del paradero en el que se bajó.
Además, la policía encontró una chaqueta y el teléfono celular en un sitio eriazo a metros del lugar donde Agüero se desempeñaba como asesora del hogar.
Las primeras teorías que surgieron sobre caso ponían bajo la lupa a los jefes de Claudia, ya que una de sus amigas reveló que Agüero le aseguró que era acosada por su empleador. Así como también se habló de un posible asalto. Sin embargo, aún no hay nada que ayude a explicar qué sucedió realmente ese 2 de diciembre.
Marisol Ojeda, cuñada de Aguero, contó a EL DÍNAMO que la investigación se encuentra atascada hace varios meses, y que en este tiempo la familia ha pasado por procesos dolorosos.
“Estos siete meses han sido horrendos. Son siete meses de incertidumbre, de angustia, sin saber nada. En un momento se hablaron muchas cosas, de las cuales nosotros como familiares no sabíamos (…) tenemos la esperanza de que Claudia esté por ahí, con vida”, relata.
En ese contexto, Ojeda cuenta que tras la desaparición se enteraron del presunto acoso del que era víctima Claudia, ya que ella no le había comentado nada a su circulo familiar cercano.
“Habían mensajes donde la Claudia le decía a la amiga que sentía acoso desde su jefatura”, explica. Además señala que los empleadores de la mujer son “muy esquivos” y durante estos meses no han mantenido contacto con ellos.
“Yo tuve la oportunidad de hablar con ellos el día en que Claudia no llegó a la casa, a eso de las nueve de la noche, pero en ese momento no les pude hacer muchas preguntas porque estaba todo recién, yo pensaba que podía llegar a la casa y la Claudia iba a estar ahí (…) esa fue una de las pocas conversaciones que tuvieron (los jefes) con alguien de la familia”, explica Ojeda.
La fiscal del caso, Nathalie Yonsson , sostuvo en enero pasado que se están siguiendo varías líneas de investigación y que se está aplicando el estándar de investigación de delitos violentos para establecer qué es lo que le pudo haber pasado a Claudia Agüero y saber dónde está, porque ella no puede desaparecer”.
“Me hago cargo de las aristas, y la línea investigativa es el estándar de un delito violento; es decir, a la señora Claudia algo le hicieron”, indicó la persecutora en enero pasado.
Un proceso difícil
Respecto a cómo han enfrentado durante los siete meses la ausencia de Claudia Agüero, la familia asegura que ha sido un proceso difícil para todos, especialmente para el esposo, Irsio Hernández, y los hijos de ésta.
“Están acostumbrándose de a poco. Es un proceso complejo que se llora en silencio, un proceso que no puedes manifestarlo gritando o llorando, tienes que seguir. Hay dos niños que necesitan el apoyo”, cuenta Ojeda.
En ese sentido, destaca que en ocasiones ha visto a Hernández muy decaído, y que sabe que “él trata de estar bien por los niños. Es un proceso terrible, se sufre demasiado”.
Por otra parte, Ojeda señala que como familia se sienten abandonados por las autoridades, pese a que señala que les brindaron apoyo psicológico a los niños, sienten que el sistema es muy lento y que la investigación tardará mucho tiempo en mostrar resultados exitosos.
Incluso, tras la desaparición de Agüero se alertó respecto a un incendio que afectó a un sitio eriazo que era clave en la investigación, ya que ahí se encontró el celular y otras pertenencias de la víctima.
“Las policías siguen trabajando a ciegas, por más que se les den las pruebas. Por ejemplo, el caso de Fernanda Maciel, donde se veía que ella había ingresado a la bodega, pero no fueron exhaustivos en la búsqueda. Acá cuando se les entregó el video de la micro igual se nos cuestionó, que supuestamente no era ella. Lamentablemente las policías siguen cometiendo los mismos errores”, sostiene.
Finalmente, Ojeda recalca que este caso está lleno de dudas y que mientras pasa el tiempo se siguen sumando más, ya que hace algunos días la familia realizó un recorrido pegando carteles alusivos a la desaparición, pero luego se dieron cuenta que desconocidos los quitaron un par de unos minutos de después de haber sido puestos.