El largo camino de la no violencia
El proceso para una nueva Constitución abrió una posibilidad de consagrar en nuestra institucionalidad un nuevo lema nacional que siente las bases de una sociedad que abrace la causa de la no violencia. Así nuestra Iniciativa Popular de Norma fue declarada admisible: reemplazar "Por la razón o la fuerza” por “Por la fuerza de la razón”.
Hace seis meses, en este mismo espacio, propusimos reemplazar el lema nacional por uno que desechara la violencia como forma de relacionarnos o de resolver conflictos y mirando a largo plazo, pues “¿qué podemos esperar de niñas y niños que crecen escuchando que es por la razón o la fuerza?”.
El proceso para una nueva Constitución abrió una posibilidad de consagrar en nuestra institucionalidad un nuevo lema nacional que siente las bases de una sociedad que abrace la causa de la no violencia. A comienzos de enero nuestra Iniciativa Popular de Norma fue declarada admisible (N°20.168) y en condiciones de ser apoyada: reemplazar el actual lema nacional “Por la razón o la fuerza” por el nuevo “Por la fuerza de la razón”.
Los apoyos formales han sido escasos, pero ha habido un fructífero intercambio de opiniones en redes sociales, donde hemos hecho una mini campaña de promoción y en la que las principales conclusiones de ese diálogo resumo a continuación.
La propuesta de no violencia, entendida como una conducta personal de no hacer daño a otra persona bajo ninguna circunstancia, es un largo camino lleno de obstáculos, siendo los más difíciles aquellos cambios culturales que promuevan el diálogo y el entendimiento.
El uso de la fuerza para imponer una determinada posición de poder está legitimado y se recurre a ella sin apenas darle una oportunidad al diálogo y la razón. Las opiniones se emiten mayoritariamente desde una posición ideológica, justificando el uso de la fuerza, ya sea para mantener el orden establecido o para desafiarlo.
En el ámbito de las relaciones personales, por ejemplo, en la familia o en la educación, queda en evidencia que la abrumadora mayoría ha sido víctima de violencia (uso de la fuerza), y las opiniones se dividen entre aquellas personas que, fruto de su experiencia, abrazan la causa de la no violencia, mientras que otros la justifican y se autoevalúan como buenas personas, justamente por haber sido “corregidos” mediante esta conducta.
Pero existe otro grupo que, para oponerse a esta propuesta de norma Constitucional efectuada por canales formales en un proceso democrático, la descalifican a través de un lenguaje violento, amparándose en que lo hacen en defensa de la historia y las tradiciones patrias.
Por último, hay quienes señalan que no quieren perder el tiempo en discusiones estériles que a nada conducen, habiendo otros temas importantes que tratar y tan poco tiempo para hacerlo.
El camino de la no violencia es largo y esperamos que un nuevo lema nacional “Por la fuerza de la razón” sea el principio que lo inspire. El plazo para apoyar esta u otras iniciativas vence el 1° de febrero en la Plataforma Digital de Participación Popular.