Terremoto 9,5 y tsunami devastó a los habitantes de las costas del Desierto de Atacama hace 3.800 años
La investigación liderada por académicos de la Universidad de Chile, sugiere que un evento así podría volver a repetirse.
Una investigación liderada por académicos de la Universidad de Chile y publicada en la revista Science Advances, arrojó que un impactante terremoto y un posterior tsunami devastó a los habitantes de las costas del Desierto de Atacama hace 3.800 años.
En el estudio llamado “Did a 3,800 year old Mw 9.5 earthquake trigger major social disruption in the Atacama desert?”, trabajó Diego Salazar, del Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales, y Gabriel Easton, del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, junto a otros autores de diversas universidades y centros de estudio nacionales e internacionales.
“Lo que hemos encontrado en nuestras investigaciones es que en varios puntos de la costa de las regiones de Antofagasta y del norte de Chile, en general, se encuentran paleoplayas o antiguas playas que hoy están situadas entre 4 a 7 metros de altitud respecto del nivel del mar actual, cuya formación no puede ser explicada por cambios globales del nivel del mar, sino por levantamiento tectónico como producto de grandes terremotos que ocurren en el contacto de las placas tectónicas de Nazca, bajo la Sudamericana, tal cual se ha visto, aunque en menor magnitud, en episodios recientes como en el de Antofagasta en 1995”, detallo el geólogo Gabriel Easton.
De acuerdo al estudio, el movimiento sísmico se produjo por el contacto entre las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana, ocasionando un tsunami que ingresó al continente alcanzando hasta por lo menos 15 o 20 metros por sobre el nivel del mar en las regiones de Antofagasta, Tarapacá y Atacama.
Cambios en las comunidades
Pese a que los habitantes de lo que hoy se conoce como Taltal y Paposo habían adecuado su modo de vida a estos episodios catastróficos de la naturaleza, la elevada magnitud alcanzada por este terremoto y tsunami causó un impacto tal que pudo haber diezmado fuertemente las poblaciones costeras de ese entonces.
“Justo después de eso, apreciamos cambios bien importantes en los modos de vida humana. Nuestra hipótesis es que este evento pudo generar una mortalidad muy alta entre las personas, o también puede haber motivado la migración de una cantidad importante de personas a otros territorios”, explicó el arqueólogo Diego Salazar.
Durante la exploración geoarqueológica, Gabriel Easton analizó una grieta que daba cuenta de la magnitud de este terremoto. Según el investigador, “cuando ocurren estos grandes sismos hemos visto que la tierra al interior de la costa puede agrietarse. Eso ha quedado en evidencia con terremotos recientes, como el de 1995 en Antofagasta u otros”. No obstante, precisa, “lo que vemos acá es una grieta que afecta las capas arqueológicas que llegan a una edad de aproximadamente 4 mil años, que asociamos a la ocurrencia de un gran evento sísmico”.
Esto “lo suponemos también porque hemos encontrado depósitos litorales que corresponden a niveles marinos o de playa de esa edad (cerca de 3.800 años de antigüedad), que hoy están levantados sobre el nivel del mar en hasta 6 o 7 metros, y eso es mucho para explicarlo simplemente por variaciones globales del nivel del mar”, explicó el académico del Departamento de Geología de la U. de Chile.
Fue tal la magnitud del mega-terremoto, que produjo cambios drásticos en las formas de habitar y relacionarse de las comunidades costeras a lo largo de cientos de kilómetros en el Norte Grande de nuestro país.
Entre los cambios sociales que pudo haber generado este evento sísmico, se encuentra la percepción que esta población tenía de los episodios catastróficos y los desastres socionaturales. Como explica Salazar, “ese conocimiento de cómo habitar el territorio no está dado, sino que hay que aprenderlo y luego transmitirlo a las generaciones siguientes”.
Podría volver a repetirse este megaterremoto
Si bien en los últimos 200 años han habido terremotos de hasta 8,8 grados en el costa norte de Chile, “nuestra investigación plantea que ocurrió uno de magnitud 9,5, es decir una magnitud muchísimo mayor de la que tenemos registro, similar al terremoto de Valdivia de 1960. Entonces, es probable que en escalas de tiempo mayores los terremotos ocurrieron con magnitudes que no tenemos registradas y para las puede que no estemos tan bien preparados, y debemos hacerlo”, advierte Diego Salazar.
Por esta razón, la investigación sugiere la posibilidad de que ocurra un terremoto de similar magnitud en la costa norte de Chile y, en palabras de Salazar, “los planes de manejo tienen que calibrarse en función de esa posibilidad, en miras de la reducción del riesgo de desastres asociada a este tipo de eventos”.
“A través de este trabajo, destacamos la posibilidad de un terremoto tsunamigénico de magnitud 9,5, que podría ocurrir en el norte de nuestro país, tal como sucedió hace 3.800 años atrás. Este nuevo conocimiento tiene que ser considerado en la evaluación del peligro y riesgo de terremotos y grandes tsunamis, no solo en el Norte Grande de nuestro país, sino también a escala de la cuenca del Pacífico, pues, tal como indicamos en nuestro estudio, existen evidencias de un gran tsunami ‘huérfano’ que habría afectado las costas de Nueva Zelanda y otras localidades del Pacífico en esa misma fecha”, señaló el profesor Easton.