Advierten elevado riesgo de incendios por la llegada de altas temperaturas
Santiago tuvo una temperatura máxima de 35°, registro que representa la tercera ola de calor de este mes.
Uno de los conceptos más divulgados sobre los incendios tras la “tormenta de fuego” que azotó las regiones de O’Higgins, el Maule y el Biobío en 2017 fue el Factor 30-30-30, cifra de riesgo que une temperaturas sobre los 30°, vientos por sobre los 30 kilómetros por hora y una humedad relativa del ambiente inferior al 30%.
Es por ello que las tres olas de calor registradas durante noviembre, con un peak de 35° en Santiago, hacen temer un verano con calores extremos.
El antecedente de los mega incendios
Miguel Castillo, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile y especialista en incendios, planteó que debemos prestar atención a la humedad de la vegetación. La razón tiene que ver con las lluvias del pasado invierno, que registraron niveles por sobre lo normal para los últimos años.
“Nosotros hemos realizado un seguimiento de las condiciones meteorológicas asociadas a incendios y hemos llegado a la conclusión de que lluvias abundantes en primavera son un predictor del aumento de la carga de vegetación combustible fina y muerta en verano. Eso es un hecho”, sentenció.
“Estamos hablando de un contenido de humedad bajo el 8%, que ya es una condición propicia para el encendido. Es decir, si acercas un fósforo, lo más probable es que si hay viento y oxígeno, se va a encender, independiente de dónde sea”, explicó Castillo.
Agregó, además, que una de las variables fundamentales para la propagación de los mega incendios de 2017 fue la existencia de vegetación seca. “Vimos una alta carga de combustible, plantaciones secas que propiciaron los incendios ya que venían de una condición de abandono. Además, fue probado que hubo un descuido con el tema de las líneas eléctricas”.
Sequía, cambio climático y ruralidad
Otro factor de riesgo constante en el escenario actual tiene relación con el cambio climático y la sequía que afecta con particular gravedad a la zona centro hace más de una década. “El cambio climático está provocando que tengamos menos agua y que los bosques se sequen, lo que los hace más vulnerables a plagas y enfermedades y, en consecuencia, a los incendios”, sostuvo el académico.
A esto se suma la incidencia de la presencia y actividad humana en los incendios. “Normalmente, las áreas con mayor riesgo de incendios forestales son las que tiene mayor actividad humana, de movilidad y de permanencia. También hay un componente que hemos visto aumentar, que tiene que ver con la intencionalidad”, indicó.
Algunas de las comunas que concentran la mayor cantidad y densidad de incendios forestales son Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Casablanca, El Quisco, El Tabo, San Antonio, Cartagena y Melipilla. Más al sur, en tanto, figuran puntos críticos como Lota, Tomé, Coronel, Curanilahue, Penco, Lebu, Tirúa, Mulchén, Collipulli, Ercilla, Cabrero, Concepción, Cañete, Temuco, San Pedro de La Paz, Angol y Santa Juana.