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7 de Diciembre de 2022

Paulina Astroza: La Mafalda chilena de las relaciones exteriores

Nada de diplomática, rotunda y franca en su análisis, la doctora en ciencias políticas y sociales de la Universidad de Lovaina, se hizo experta en relaciones internacionales porque su cuco infantil era la guerra nuclear, igual que la hija de Quino. Aquí partimos hablando del fallo por las aguas del río Silala y terminamos navegando en las revueltas aguas de la Cancillería y más. 

Por Redacción EL DÍNAMO
Sobre José Miguel Ahumada es tajante. "Lo de él es ideología, en el más amplio sentido de la palabra, no es la forma de pensar las relaciones internacionales. La fallida estrategia de las side letters que nos tiene aún sin ratificar el TTP11 es absurdo".
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–La Corte de La Haya en su fallo no declara que el Silala es un río internacional, porque fue el propio Bolivia quien previamente reconoció que lo era, por lo tanto, la Corte consideró que no hay controversia entre ambos países. Y es mucho más potente para Chile que sea así. Lo más positivo del fallo, a mi juicio, es que no humilla a Bolivia. Con toda la situación política que ellos tienen hoy, es mucho mejor lo sucedido, porque en relaciones internacionales y en cualquier orden de relaciones, la humillación es la semilla de todos los conflictos. 

La abogada, experta en derecho internacional, académica de la Universidad de Concepción, donde dirige, desde 2012, el Programa de Estudios Europeos, doctora en ciencias políticas y sociales e integrante del Comité Asesor de la Cancillería, Paulina Astroza (51), está agotada de tanto desmenuzar el fallo que puso fin a una disputa que duró seis años y demandó ingentes gastos para ambos países.  

–Evo es el gran responsable de este costoso proceso. Hasta 1999, Bolivia no cuestionaba el carácter internacional del Río Silala. En 2016, para el Día del Mar, Evo comete el enorme error de anunciar que formará una comisión que tardará dos años en estudiar la demanda contra Chile por la soberanía de las aguas del Silala. O sea, mete las patas en toda la ley, porque Chile y su Cancillería se apuran y demandan primero. Y todos saben que el que pega primero, pega dos veces. 

–O sea, le salió el tiro por la culata. 

–Tal cual, como siempre pasa cuando se busca utilizar al supuesto “enemigo externo”, en este caso, Chile, para sacar beneficios políticos internos. Morales ya tenía una derrota anterior, pero pecó de jactancia y salió trasquilado al ser demandado primero por Chile. Fue un error que hoy se le enrostra y del que también son responsables el ex vicepresidente García Linera y todo el círculo de hierro de Morales, el mismo que lo alentó en la demanda marítima de 2013, pidiendo salida soberana al Pacífico. Ese grupo, entonces, estaba convencido de que ganarían. Consultaron con varios abogados expertos en derecho internacional y contrataron al español Antonio Remiro Brotons. Para la lectura del fallo, es interesante ver cómo se les desfigura la cara al escucharlo. Ahora, insisto, todo fue mucho menos humillante que en esa ocasión. 

–¿Cuánto les puede haber costado este litigio a ambos países?

–Son sumas estratosféricas, sin duda. Yo no sé los montos, pero son muy pocos los estudios de abogados que se dedican a la defensa y al ataque de Estados contra Estados, y se hacen pagar su expertise. Antonio Remiro Brotons ha trabajado para Nicaragua, El Salvador y Bolivia. Hay muchos costos involucrados, aunque no hay costas, como en el resto de los juicios. Cada país paga lo suyo en estos juicios internacionales. Imagínate lo caro que resulta contratar y pagar a los peritos y sus estudios sobre geomorfología, geografía, aguas… Chile contrató a los mejores. 

Paulina Astroza Suárez siempre supo que el mundo era ancho y ajeno y que quería estudiar relaciones internacionales para intervenir ahí. Explica su interés en su carácter de niña “tipo Mafalda. Siempre fui muy precoz, muy opinante y con un miedo tremendo a los fantasmas, al hombre del saco, al cuco. Mis cucos era uno y enorme: la inminencia de una guerra nuclear”.

Penquista por adopción

Nacida en Chillán, ciudad de cataclismos, como dice la canción, es hija de un ex “iansino”. “Cuando terminó el colegio, a los 17 años, entró directo a trabajar a la Iansa, a la planta de producción de azúcar. Partió en la romana, pesando la remolacha, y fue subiendo de responsabilidades hasta que se jubiló anticipadamente a los 55 años. Él estudió becado en el Colegio Padre Hurtado de los jesuitas en Chillán, pero no pudo seguir estudios superiores, porque tenía que ayudar en su casa donde eran nueve hermanos. Yo pienso que él fue un Machuca, como el de la famosa película. Él se educó en un colegio para las clases altas, donde iban los hijos de dueños de fundo, de los grandes comerciantes o profesionales chillanejos, y logró integrarse gracias a que era bueno para el fútbol. Cuando vi la película ´Machuca´ me di cuenta de lo que debe haber sido la vida escolar para mi papá”. 

Su madre, en cambio, tiene formación universitaria. “Ella estudió lo que hoy se llama Trabajo Social en la Universidad de Chile y entró a trabajar en la Iansa, donde conoció a mi papá. Ahí se enamoraron y se casaron después. Yo soy la hija mayor, después viene un hermano, que es ingeniero civil químico, y otro, el menor, que tiene síndrome de down y vive con mis papás en Chillán”. 

Cuando su papá jubiló, su mamá, Graciela Suárez, había sido electa concejala por la Democracia Cristiana en Chillán, y él se dedicó a acompañarla en su carrera política. “Ambos son decé desde siempre. Yo me inscribí en la Juventud Democratacristiana cuando entré a la Universidad. Pero al año ya estaba desilusionada de lo que vi. No me gustó. A mi mamá, aunque sigue en la decé, más que lo político, la mueve lo social. Ahora es la presidente de una agrupación de adultos mayores en Chillán”. 

–Tú hoy no tienes partido, pero sí tienes sensibilidad política. 

–No me identifico hoy con ninguno. Lamentablemente y me parece una pena. Estuve en la creación de Independientes No Neutrales en Concepción, Chillán y Los Ángeles, y, por los tres distritos, sacamos un constituyente. Antes, en la última elección presidencial, Paula Narváez me invitó a hacerme cargo de su programa presidencial en materia internacional. No la conocía para nada, pero acepté. Yo, sin duda, tengo afinidad con la centro izquierda, pero soy abierta y liberal, así es que si algo me parece bien y viene de la derecha, no me importa y lo suscribo. Lo mismo con lo que venga de la izquierda.  

Inquieta, opinante y preocupada por la eventual explosión atómica, en 1976, Paulina entró a estudiar Derecho a la Universidad de Concepción, donde vive hasta hoy. Ahí conoció a su marido penquista y se quedó en la capital del Biobío a la que no cambia por nada. Salvo por Europa, cuando ha ido a estudiar. “He vivido seis años en Bélgica, en dos periodos, entre 1998 y 2000. Y después en 2011, después del terremoto de 2010, que fue una experiencia muy terrible, porque acá en Concepción fue muy fuerte, causó mucho daño. Y nosotros vivíamos en el último piso de un edificio. Fue horrible”. 

–En 2011, partimos nuevamente a hacer mi doctorado a Bruselas. Fue mi marido quien me incentivó a postular a la beca. Me convenció con una pregunta: ¿Cuáles han sido los mejores años de tu vida? Cuando estuvimos estudiando en Bruselas, le respondí. Y ahora la beca era con más plata y teníamos un hijo de tres años y medio, así es que partimos. 

Lleva 27 años casada, su hijo tiene 15 años, es único y “la adolescencia no es una época fácil”, suspira, moviendo sus expresivos ojos verdes. Dice: “Fui madre mayor, llevábamos trece años de matrimonio cuando nació Clemente, que llegó muy adelantado, de seis meses. Pesaba al nacer 695 gramos. Casi me morí yo y casi se murió él al nacer, ¿Consecuencia? Creció súper sobreprotegido”. 

La experta en derecho internacional vive y reina en Concepción, donde –asegura– no hay tacos, apuro, su hijo se va caminando al colegio, cruzando un parque y el auto no es una necesidad. “Vivir acá no tiene precio”, declara. 

¿Qué hacer con el subsecretario?

Colaboradora –“siempre ad honorem”, se queja– de los medios de comunicación, Paulina Astroza se hizo amiga de la pantalla de televisión a nivel local inicialmente. Fue en las noticias de TVU, el canal de la Universidad de Concepción. 

Su salto a las noticias de cobertura nacional como especialista en relaciones internacionales se produjo en 2014, cuando la Corte Internacional de Justicia de La Haya falló sobre la delimitación marítima entre Chile y Perú. “Yo estaba haciendo mi doctorado en Bélgica, al lado, así es que fui a estudiar en terreno, enviada por la Universidad. Casualmente, me alojé en el mismo hotel donde estaban parando todos los periodistas chilenos y me empezaron a entrevistar. Además, de la Cancillería me pidieron que les ayudara. Así me la paso hasta hoy: a puros favores”, comenta.  

–A propósito, llama la atención lo mala que es la cobertura que hace la televisión abierta de los grandes temas del mundo, privilegiando chascarros y rara vez lo relevante. ¿Cómo te lo explicas? 

–Ciertamente, veo una falta de preocupación profunda por los temas internacionales. No creo que sean materias que no tengan rating. La gente quiere saber del mundo, entender y que le expliquen. Están pasando tantas cosas importantes, partiendo por el término de un sistema internacional de la post guerra que nos tiene en un interregno, yendo hacia un nuevo modelo de relaciones entre países; la rivalidad entre China y Estados Unidos; amenazas reales como las migraciones forzosas, el narcotráfico, las pandemias, los populismos. El cómo hoy no se vota por izquierdas ni derechas, sino que hay un voto protesta. No es que hoy en Latinoamérica estén ganando los candidatos de izquierda; están ganando los candidatos de oposición, porque hoy se vota contra algo y no a favor de algo. Los jóvenes, por otro lado, no piensan la política cómo lo hacíamos nosotros y esa desconexión generacional hace que se tomen malas decisiones. 

–Sobre cambios de paradigma, hay un cambio llamativo en la gran cantidad de mujeres en el mundo de las relaciones internacionales. En lo de La Haya reciente por Chile había puras mujeres y Joan Donoghue, presidenta de la Corte, fue quien leyó el fallo. 

–Es cierto, vemos hoy a muchas mujeres, partiendo por la canciller Antonia Urrejola. Allá estaban Ximena Fuentes, Carolina Valdivia, Johanna Klein… Es un espacio que se ha ido feminizando, tanto en el manejo de las relaciones exteriores como en el análisis y los estudios. Me parece positivo porque las mujeres vemos y sentimos las cosas de manera diferente, y podemos aportar una perspectiva distinta. 

–¿Qué opinas de la canciller Urrejola?

–La conozco por teléfono y a través del WhatsApp, conversé muchísimo con ella cuando su tema eran los derechos humanos. La entrevisté una vez para mi canal de Youtube, que uso para mis clases. Creo que es una persona preparada y muy bien intencionada, pero me parece que no ha podido desplegar un plan de política exterior sólido, porque en la Cancillería hay demasiadas disputas de poder. Creo que está muy restringida en su acción y que ha habido en estos meses muchos desaciertos en política exterior, que tapan los aciertos. Hasta ahora Chile había tenido una política exterior de apertura amplia que nos permitió insertarnos en el mundo después de 17 años de dictadura. Pero eso se fue perdiendo, no sólo en Chile. A nivel mundial hay movimientos anti globalización, anti multilateralismo, anti tratados de libre comercio. Ahí el niño símbolo de los tratados es el TTP11 sobre el que dentro del gobierno, y para qué decir de la Cancillería, hay visiones que chocan. Prefiero hablar de visiones en pugna que de almas, pero esa división existe. En La Moneda, el presidente Boric tiene entre sus asesores del segundo piso a Carlos Figueroa, activista que era parte del movimiento No Más TLC, el mismo presidente usaba poleras con leyendas anti TTP11. 

La soledad de Latinoamérica

–¿Cuáles han sido los principales desaciertos de la política exterior de Boric?

–El no aceptar las credenciales del embajador de Israel. Israel no nos va perdonar tan fácil esa afrenta. Puede repercutir en apoyos, en votaciones internacionales, pegarle a las relaciones con Estados Unidos. Puede que nos cobren eso que ocurrió, que fue increíblemente torpe. Es algo que no se hace. Para mí no se explica en la inexperiencia; es impulsividad y falta de sentido común. Uno no puede dejar a ningún embajador en la puerta de La Moneda y decirle ahí que no aceptarás sus credenciales a causa de un hecho que ni siquiera tienes claro. Después hubo que pedir disculpas como diez veces, toda una torpeza que pudiste haberte ahorrado. Eso fue un tremendo error. 

Otro error le parece a la experta haber nombrado en la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales a José Miguel Ahumada. “No comparto su visión y menos su idea de revisar y someter a plebiscito los tratados comerciales internacionales que ha suscrito Chile, idea que va en contra de lo que declarado el presidente Boric y declarada de manera inconsulta, pasando por encima de la ministra de Relaciones Exteriores y el ministro de Hacienda. Lo de él es ideología, en el más amplio sentido de la palabra, no es la forma de pensar las relaciones internacionales. La fallida estrategia de las side letters que nos tiene aún sin ratificar el TTP11 es absurdo. Ha habido errores además en las negociaciones con la Unión Europea. Son temas en los que no se puede fallar”. 

–¿Qué piensas de los nombramientos, donde se ha acusado al presidente de “amiguismo”?

–Ha habido varios muy desdichados… Uno no se explica cómo se mantiene en su cargo el embajador en España. Si hubiera sido un funcionario diplomático de carrera, ya estaría de vuelta. Es una persona que no dignifica el cargo. Tenemos el caso del embajador en Brasil, Sebastián Depolo, quien, con todo lo que había escrito contra Bolsonaro, no se explica que haya sido nombrado. Era obvio que no le darían el beneplácito; es más, Bolsonaro ni siquiera ha respondido si lo acepta o no como embajador. Ahora hay que ver qué hará Lula, que tiene un congreso de mayoría bolsonarista y pierde más que gana aceptando a Depolo. Lo que más molesta a la opinión pública es que después de haber criticado tanto los pitutos, los cargos como premios de consuelo, el amiguismo, hoy estén nombrando gente que ni siquiera cuenta con los requisitos mínimos para el cargo en vez de profesionalizar la política exterior. Creo que esto daña la imagen del presidente. 

–¿Nunca has soñado con alguna embajada o con hacer carrera diplomática?

–Nunca fue mi idea entrar a la Academia Diplomática. Me interesa el Derecho Internacional y estoy muy contenta con lo que he hecho. Me gusta viajar, conocer, hacer clases, sentir la satisfacción de tantos alumnos becados, formándose fuera, por eso me da tanta rabia que haya malas nominaciones. 

–¿Tienes alguna figura inspiradora en materia de relaciones exteriores?

–Juan Gabriel Valdés. Lo admiro muchísimo. Y otro gran visionario, en cuanto al papel de Chile en el mundo y de nuestras relaciones exteriores, es Ricardo Lagos Escobar. Es un adelantado, siempre está en muchos temas. Recomiendo leer su último libro: “La soledad de América Latina”. Ahí está todo. 
 

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