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Actualizado el 4 de Enero de 2025

Un desafío distinto: la dimensión subjetiva de la seguridad

Los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida 2024 P!ensa-Caja 18 revelan, por medio de diversos indicadores, un aumento sostenido en la sensación de inseguridad ciudadana durante los últimos tres años en la Región de Valparaíso.

AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Redacción

Francisca Undurraga

Investigadora Fundación P!ensa.

La situación actual de la seguridad exige reflexiones profundas sobre diversos fenómenos asociados al tema, siendo la percepción de temor uno de los más relevantes. Respecto de este concepto, existen interrogantes que, aunque aparentan ser evidentes, son decisivas: ¿Es responsabilidad del Estado disminuir el temor de los ciudadanos? Y si lo es, ¿qué implicaciones conlleva dicha responsabilidad?

Para abordar la primera pregunta, resulta pertinente recurrir a Hobbes, uno de los pensadores fundantes de nuestra sociedad moderna, quien otorga a la sensación de inseguridad un papel esencial en sus teorías sobre la organización social. En su tratado más célebre, Leviatán, el autor sugiere que “el temor a la muerte, el deseo de las cosas necesarias para una vida confortable y la esperanza de obtenerlas mediante el trabajo” serían algunas de las razones que impulsarían a los individuos a depositar su confianza en un solo gobierno, bajo la promesa de mayor seguridad.

Este razonamiento no solo explica que el pacto social nace de la necesidad de los ciudadanos de sentirse protegidos, sino que destaca el valor que tiene la subjetividad en el acuerdo que sustenta los gobiernos representativos. Si parte del acuerdo social proviene de los instintos humanos básicos, es deber del Estado responder en ese nivel, atendiendo a las impresiones y sentimientos de la ciudadanía. En este sentido, reducir la percepción de temor debe seguir siendo una prioridad en la agenda estatal, incluso frente a la creciente complejidad del aparato público y la expansión de sus responsabilidades.

Aunque reflexionar sobre los orígenes del pacto social y su vinculación con la seguridad pública podría parecer un ejercicio poco aterrizado a la realidad, analizar la responsabilidad del Estado frente a estos fenómenos permite esclarecer debates fundamentales. Uno de estos gira en torno al peso que debiéramos darle a la percepción de temor, especialmente cuando sus cifras se mantienen, a pesar de que la victimización ha disminuido, de acuerdo con el Índice Paz Ciudadana 2024. Bajo la teoría de Hobbes, la dimensión subjetiva de la seguridad tendría un valor en sí mismo, que va más allá de los datos, pese a esta contradicción.

Los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida 2024 P!ensa-Caja 18 revelan, por medio de diversos indicadores, un aumento sostenido en la sensación de inseguridad ciudadana durante los últimos tres años en la Región de Valparaíso. Aunque el último año se registraron algunos avances positivos, estos han sido insuficientes para revertir la percepción negativa en 12 de los 15 servicios evaluados, destacando el lugar de trabajo y el metro como los espacios de mayor deterioro.

En relación con la segunda interrogante planteada, orientada a las implicancias de la percepción de seguridad, las cifras imponen también responsabilidades concretas al Estado, particularmente en la atención de problemas específicos y en la garantía de servicios para todos los ciudadanos.  Considerando las 10 comunas evaluadas, la encuesta proporciona información relevante: más del 74% de los encuestados no se siente seguro en espacios asociados al transporte público, particularmente en los terminales de buses, paraderos y micros. Esta percepción se extiende también a otros espacios de recreación como estadios, plazas, parques y canchas deportivas, que registran niveles similares.

Otro fenómeno que merece atención en la respuesta estatal es la marcada disparidad en la percepción de seguridad entre las distintas comunas, con diferencias que en algunos casos superan los 50 puntos porcentuales respecto de un mismo servicio evaluado, como el metro, el terminal de buses y el estadio, siendo este último el más preocupante, con una diferencia de 74 puntos.

Estas condiciones nos llevan a concluir que, aunque es valioso reconocer los avances alcanzados, no podemos desestimar fenómenos subjetivos como la percepción de temor. Estos no solo impactan directamente el bienestar de la ciudadanía, sino que también juegan un rol central en los equilibrios de nuestro sistema político.   

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