Policía de Río quiere normas para la prensa tras muerte de camarógrafo
"Cuando un policía le diga a un reportero que no puede pasar de cierto punto es necesario que entienda que es por su propia seguridad y que tienen que seguir la orientación", agregó el oficial, citado por la estatal Agencia Brasil.
La policía del estado brasileño de Río de Janeiro quiere acordar normas de seguridad para la prensa en la cobertura de operativos tras la muerte el domingo de un camarógrafo que cubría un enfrentamiento entre uniformados y narcotraficantes en una favela de la zona oeste de esta ciudad.
“Vamos a intentar reunir a los sindicatos de periodistas y de camarógrafos para conversar e intentar establecer criterios de seguridad”, afirmó el comandante de la Policía Militarizada de Río de Janeiro, coronel Erir Ribeiro Costa Filho.
“Cuando un policía le diga a un reportero que no puede pasar de cierto punto es necesario que entienda que es por su propia seguridad y que tienen que seguir la orientación”, agregó el oficial, citado por la estatal Agencia Brasil.
Las declaraciones se conocen un día después de que el camarógrafo Gelson Domingos, de 46 años y empleado de la red de televisión Bandeirantes, muriese en un enfrentamiento entre policías y narcotraficantes en una favela de Río de Janeiro en la que también perdieron la vida cuatro supuestos delincuentes.
Domingos participaba con un grupo de periodistas, fotógrafos y camarógrafos de varios medios de comunicación de la cobertura informativa de un tiroteo en la barriada pobre de Antares cuando fue alcanzado en el pecho por un tiro de fusil que atravesó su chaleco antibalas.
Domingos, de 46 años, cubría el tiroteo en Antares para el programa Brasil Urgente, de Bandeirantes, red privada de televisión que aclaró que su empleado utilizaba uno de los chalecos antibalas certificados por las autoridades militares brasileñas para medios de comunicación.
Los chalecos autorizados, sin embargo, no tiene capacidad para detener tiros de fusil.
Los periodistas llegaron a las calles de acceso a la favela detrás de un grupo de policías y cuando se suponía que otro grupo de uniformados ya se encontraba en la barriada y tenía arrinconados a los pistoleros.
“El Bope (Batallón de Operaciones Especiales) entró a la favela, pero los bandidos se movilizaron dentro de la propia barriada y los policías que llegaron después terminaron encontrándolos en su frente. Los bandidos se movilizaron infelizmente hacia donde estaban los camarógrafos”, explicó el comandante.
Costa Filho aclaró que la Policía no “invita” periodistas a realizar seguimientos de sus operativos, pero los reporteros, especialmente los que cubren el área, terminan llegando a los locales por cuenta propia.
Las operaciones en favelas antes controladas por bandas de narcotraficantes son usuales en Río de Janeiro desde que el gobierno regional inició una política para retomar el control de estas barriadas e instalar puestos permanentes de policía en las mismas.
Las llamadas Unidades de Policía Pacificadora (UPP) han reducido considerablemente el número de crímenes en favelas en que los narcotraficantes imponían su ley, incluso en el llamado Complexo do Alemao, un conjunto de barriadas que era el principal fortín del narcotráfico en la ciudad y que fue ocupado hace un año con la ayuda de blindados y soldados de las Fuerzas Armadas.
El objetivo del gobierno regional de Río de Janeiro es contar con UPP en la mayoría de las favelas de la ciudad antes del Mundial de fútbol que Brasil organizará en 2014 y de los Juegos Olímpicos de los que la ciudad será sede en 2016.