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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Crónica de una muerte anunciada: el fin de la password y los pines

Otra película estaría contando Sony de haber invertido en seguridad biométrica. Hoy las password y pines -con su vulnerabilidad y olvido- comienzan a despedirse. Ahora basta con ser quien soy, biometría.

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Ricardo Navarro Luft es Ingeniero Civil Eléctrico con mención en sistemas digitales y control automático. Durante varios años se desempeñó como asesor y consultor de TI en diversas empresas nacionales y extranjeras y, actualmente, es socio fundador y Director Ejecutivo de TOC, empresa chilena que entrega servicios de verificación de identidad y firma electrónica biométrica.

El ataque cibernético que sufrió el sistema de computación de Sony Pictures Entertainment dejó en evidencia la vulnerabilidad de las password y pines a la hora de proteger información en las redes. Los hackers no solo robaron información personal y documentos de los empleados de la empresa, sino también filtraron en Internet cinco películas aún no estrenadas en Estados Unidos, entre las que se cuentan la sátira para asesinar al líder norcoreano Kim Jong Un. Ha pasado más de una semana desde el hackeo a la compañía y aún no se encuentran culpables.

El nivel de fraudes por suplantación de identidad representa aproximadamente un 63% del total de fraudes ocurridos en el mundo. Está comprobado que las contraseñas no son seguras, ni convenientes y menos para los dispositivos móviles que están masificando su uso para pagos o ingreso a otras cuentas electrónicas.

Precisamente, los smarthphones están cambiando y revolucionando el mundo de los pagos. El reciente lanzamiento de Apple Pay, sistema que apuesta por definir pagos seguros con biometría, confirma una tendencia que avanza más rápido de lo que algunos alcanzan a adaptarse.

Hace unas semanas, fui el único chileno presente en la conferencia internacional Biometrics 2014 realizada en Londres. Expertos en biometría de todo el mundo se reunieron para exponer sobre los últimos avances y desarrollo de esta tecnología. Entre las temáticas expuestas se concluyó que, para identificar a las personas, no hay nada más potente hasta hoy que la biometría, puesto que ofrece una conveniente autentificación de identidad, más fácil e infinitamente más segura que las tecnologías convencionales.

Si bien es posible, tecnológicamente hablando, la usurpación de identidad a partir de la obtención de una huella latente –al más puro estilo cinematográfico- desde un lugar físico como una copa o una mesa de vidrio, los costos que se necesitarían para utilizar esa huella son muy altos para lograrlo (alrededor de un millón de dólares). Además de tener la huella para ejecutar esa “tan sofisticada falsificación”, se debe saber quién es la persona o tener su teléfono, por lo que en realidad es prácticamente imposible y muy costoso suplantar a través de la biometría.

Chile no está lejos en la inclusión de estos avances tecnológicos y cada vez observamos que la tecnología biométrica se suma a actividades cotidianas y cercanas a los usuarios para otorgarles en sus transacciones, de los más infinitos ámbitos, mayor seguridad y resguardo de sus datos personales. Además, nuestra nueva cédula de identidad nacional incorpora un chip con biometría dando espacio a otros usos.

Según estudios mundiales, casi el 25% de los usuarios utiliza como clave la fecha de cumpleaños de alguno de sus seres queridos y otro 50%, simplemente prefiere el más sencillo: 1, 2, 3, 4…

Otra película estaría contando Sony de haber invertido en seguridad biométrica. Hoy las password y pines -con su vulnerabilidad y olvido- comienzan a despedirse. Ahora basta con ser quien soy, biometría.

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