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30 de Diciembre de 2015

Afluenza, el triste fenómeno ABC1: casos chilenos del Síndrome del niño rico

Buscamos a los Ethan Couch chilenos. Desde el más obvio, Martín Larrain, hasta Bernardita "Polera de perro" Danús.

Por Luc Gajardo
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Ayer, en Mexico, cerca de Puerto Vallarta, fue detenido- mientras pedía por teléfono una pizza junto a su madre- Ethan Couch, de 18 años. Tenía el pelo rubio teñido de color negro. No por moda dark sino porque era un prófugo.

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El joven texano Ethan, el año 2013, se hizo conocido en Estados Unidos después de robar unas latas de cerveza, tomárselas a bordo de la camioneta que le regalaron sus papás a los 13 años, manejar unos kilómetros echo un cohete al doble de la velocidad permitida en zona urbana, perder el control y provocar un choque múltiple en el que murieron cuatro personas y quedaron heridas otras nueve.

Ethan fue a juicio y finalmente, pese a que la fiscalía pedía 20 años de cárcel para el muchacho, su condena fue estar 10 años en libertad condicional bajo condiciones que al parecer violó.

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La discusión se tomó los medios. El tema era la “afluenza”, conocida más vulgarmente como “síndrome de niño rico”, un neologismo, remix linguistico entre “influenza” y “affluence”, que significa riqueza. Esto porque el 2013, Couch libró de caer preso pese a haber matado a cuatro personas, gracias a que su defensa lo perfiló como una víctima de este mal del Siglo XXI. Aunque en estricto rigor, tiene un origen en los muchachos ricos victorianos con mucho tiempo libre, dinero en exceso, ninguna necesidad de trabajar, y su aburrimiento, depresión, y ansiedad.

Dícese de  jóvenes con exceso de dinero y protección y déficit de reglas y responsabilidades que terminan perdiendo el control. Couch sería el niño símbolo y/o caso extremo de “afluenza” por los grave y violento del daño causado y las prácticamente nulas consecuencias que tuvo que asumir.

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Hay bastante literatura al respecto, partiendo por “El guardián entre el centeno” (Catcher in the Rye), la novela de J.D. Salinger, que es de los años 50, así como también muchas publicaciones de sociología y psicología noventera. Pese a eso el concepto no está reconocido dentro de los padecimientos que trata la Asociación Psiquiatrica de Estados Unidos ni tampoco está en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”, que según reporta La Tercera, es la biblia de los psicólogos.

La cosa es que Couch libró gracias a ese argumento y por supuesto que la duda que queda- el debate y la indignación también- es si es que la realidad es más sencilla y el cabro sencillamente esquivó a la Justicia por ser de una familia millonaria.

Afluenza en Chile: casos de la vida real

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1. Mala Onda, afluenza en la literatura chilena

Aunque la literatura muy probablemente registre varios casos más, el más emblemático es el de Mala Onda, de Alberto Fuguet, suerte de “Guardián entre el centeno” chileno. De hecho Matias Vicuña, el joven protagonista de esta novela, está obsesionado con Holden Caulfield, el alienado joven de clase alta narrador de la novela de Salinger.  A Vicuña, que le sobran recursos y le faltan afectos, se le arranca la moto con la cocaína de alta pureza, los pitos, el copete caro, y termina casi que en una orgía con su papá y una prostituta en un sauna.

Martín Larraín

2. Martin Larraín y la afluenza no diagnosticada 

Bastante parecido al de Ethan Couch, para ser justos muy probablemente también esté lejos de ser el único caso de joven que choca y salva de sufrir consecuencias legales gracias a- por lo menos a juicio de la discusión pública- ser hijo de la oligarquía chilena y además de estar emparentado con una poderosa familia política, el caso de Martín Larraín, que en medio de las celebraciones de Fiestas Patrias se vio involucrado en una atropello que le costó la vida a un hombre. El hijo de Carlos Larraín finalmente fue absuelto después de dos largos y extraño juicios en los que solamente faltó que la defensa argumentara que el muchacho fuese víctima de la “afluenza”.

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3. Nacho La Dehesa y la afluenza aspiracional

Aunque aún faltan muchas piezas para resolver este misterio, en teoría acá podríamos estar en presencia de una variante de la “afluenza” clásica: se trataría de un caso de “afluenza imaginaria” y/o “afluenza aspiracional”. Nacho La Dehesa fue Trending Topic en Twitter ayer luego de que se viralizaran un montón de fotos y posteos de un joven, al que sólo llamaremos Nacho, que hacía gala de una vida de lujos. Según investigó, denunció y condenó a lo ISIS la policía de Twitter, Nacho estaba mintiendo. Nacho sacaba de páginas de propiedades las fotos de casas que decía que eran de él o de familiares. La olla se destapó cuando salió a la luz una selfie en el baño en el cual había una lavadora y un calefont, lo que para muchos tuiteros resultaba una prueba irrefutable de que el joven no era un aristócrata. Por el momento, Nacho ha decidido cerrar todas sus cuentas en redes sociales.

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4. Polera de perro y la afluenzafobia

Bernardita Danús. ABC 1 y Teen. Estudiante de ingenieria comercial en la PUC “por descarte”. Porque no le interesaba ninguna otra carrera y quiere, en sus palabras y sin ningún sentimiento de culpa, ganar plata. Blogger. Berni probablemente esté ad portas de una jugosa oferta editorial, luego de que su cosmovisión llamara la atención de los medios de comunicación y en estos momentos sea la celebridad digital del momento. Su humor sarcástico y su caustica mirada del mundo al que pertenece y que goza y odia y la latea con la misma fuerza ha provocado en la villa Twitter airadas reacciones en su contra, demostrándose en este ejemplo una evidente falta de tolerancia a la vida y obra de una muchacha falta de límites para descuerar a su entorno y de paso descuerarse a si misma.

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