Pedro Piedra: “El video clip de mi último single está grabado con un celular”
En entrevista con El Dínamo, el músico chileno aborda su paso por la cumbia y las presentaciones junto a Jorge González y 31 minutos. Además, profundiza en el estado actual de sus trabajos y anuncia el lanzamiento de un nuevo disco para el verano 2019.
Pedro Piedra no para. El músico chileno ha tenido una fructífera carrera con cinco álbumes como solista a lo que suma colaboraciones con Jorge González, Gepe, 31 Minutos, Gonzalo Yañez, Dënver, entre varios otros. Además, actualmente se encuentra lanzando “Perder Ganar”, el primer single de un nuevo álbum que se presentará durante el verano 2019.
En entrevista con El Dínamo, el compositor habla sobre su nuevo trabajo -que va acompañado de un video de factura austera y sencilla- junto con abordar su trayectoria musical, su adolescencia y marcar postura ante temas de contingencia que van más allá de los escenarios.
-¿Cómo fue tu infancia?
-Somos ocho hermanos del matrimonio de mis dos papás. Después, mi papá se volvió a casar y tuvo dos hijos más, somos diez en total. Yo vivía en las afueras de San Bernando, en Nos, con todos mis hermanos. Tuve una infancia muy feliz, con harta vida familiar: jugábamos fútbol y teníamos un perro, se llamaba Bruno. Cuando murió, llegaron mis perros “Pato” y “Pollo”. A pesar de no haber tenido carencias de ningún tipo, tuvimos una vida bien sencilla.
Soy el cuarto, tenía tres hermanos mayores que estaban separados de mí y yo venía como en un lote de cuatro que son bien seguidos, todos hombres, entonces, yo era como del grupo de los chicos igual, de los cuatro que andaban vestidos iguales. Yo era el más grande, nos decían “Los Daltons”. Eran personajes de una historieta, son cuatro bandidos que son exactamente iguales, pero en orden de altura.
-¿Cómo se empieza a dar el acercamiento con la música?
-De manera natural. Me contaban que yo cantaba de bien chico, al tiempo que estaba aprendiendo a hablar. A los dos años cantaba la canción de la Teletón y canciones que escuchaba por ahí. Después empecé instintivamente a hacerme instrumentos de juguete, mi hermana tenía una guitarra media abandonada, yo se la saqué, no tenía muchas cuerdas, pero igual demostraba interés, entonces mi mamá me puso en clases de guitarra. Ella me enseñó la música de Los Beatles, me marcó mucho la infancia, como a los diez años mas o menos, así me fui acercando de a poco.
-¿Qué te parecen las críticas que han surgido en contra de la Teletón y Don Francisco?
-Bueno, la Teletón es medio negocio, aunque se hace por fines positivos, pero se pueden pagar impuestos mediante caridad. Eso es así, es parte de la ley, yo creo que como que da un poco de vergüenza ajena ver el show mediático, el circo y los codazos, creo que eso es lo que más critica la gente. Pero pienso que a las familias que son beneficiadas por la Teletón, que sea un show o no, no les importa tanto y si las empresas en vez de dar esa plata para impuestos la dan para caridad, bueno, será, está bien. A mí me da un poco de pudor cuando dicen que están haciendo esto con el corazón y todo eso.
-¿Donas a la Teletón?
-No, hace mucho tiempo, una vez aporté cuando chico, el año 84, una tía nos metió con mi hermano a actuar en un comercial de Coca-Cola. Salían unos marcianitos que eran como los pitufos del espacio, una producción de Coca-Cola. Yo salía disfrazado de marciano con audífonos. Nos pagaron veinticinco lucas y las dimos para la Teletón, fue la única vez que aporté.
-¿Qué hacían tus papás?
-Mi papá era publicista, trabajaba en una agencia de publicidad y era pintor en sus ratos libres. Después dejó de trabajar y se dedicó completamente a la pintura, pero no pudo hacerlo, tenía que mantener a muchos hermanos. A mí me marcó mucho porque sacrificó su verdadera vocación, tuvo que postergarla. Mi mamá era dueña de casa, tenía ocho hijos de los que encargarse. Le encantaba, no era la dueña de casa sufrida, invitaba gente a la casa, ella era bien sociable.
-La veta artística viene de tu lado paterno entonces.
-Si, por el lado de su familia hay muchos artistas plásticos: mi bisabuela, mi abuela, mi papá y su hermana, dos primas y mi hermana, incluso algunos antepasados. Yo estuve en un momento dudoso, no sabía si dedicarme a la música o a la pintura, en un momento me lo pregunté harto, pintaba mucho cuando chico, retratos, hacía caricaturas, iba a clases porque tenía ese talento, era súper buen dibujante, pero perdí la técnica y la práctica.
-Has tocado varios instrumentos ¿qué sientes que eres más, baterista, guitarrista o cantante?
-No me considero muy instrumentista, los instrumentos los toco de manera súper funcional, básica. Yo me sirvo de los instrumentos para hacer lo mío, las canciones y las melodías. Cuando hay que tocar en bandas o me invitan a tocar, siento que tengo como las patas de decir ya, yo voy a la batería, porque no soy baterista profesional, si no más bien autodidacta. Pero muchos músicos, o amigos míos, pasando por Gepe, todos los que conozco, que son como medios productores, compositores, tocan varios instrumentos igual, eso es bien típico. Lo que no es tan común es que lo hagan arriba de un escenario.
“No era rebelde, me sacaba buenas notas”
-¿Cómo recuerdas tu adolescencia?
-Tuvo dos etapas, la primera fue el momento de descubrir a los amigos y la música, juntarme todos los viernes a tocar en la casa de un compañero de colegio. Ese aprendizaje y ese juego que era la música se me quedó para siempre. La segunda etapa de la adolescencia la marcó mucho la enfermedad de mi mamá y su posterior muerte, cuando yo tenía diecisiete años. Ella se enfermó de cáncer de mama cuando yo tenía catorce años, entonces, la adolescencia me trae esos dos tipos de recuerdo.
-¿Cómo afectó la ausencia de tu mamá en la adolescencia?
-No sé bien, pero con mis hermanos somos súper unidos y súper cercanos. Creo que eso y ser tantos nos ayudó para aguantar. Mi hermana chica tenía siete años, mi otro hermano diez, yo creo que para ellos debe haber sido más heavy porque también les tocó menos tiempo con ella. Yo lo asumí hace tiempo, ya han pasado muchísimos años. Uno aprende a vivir con eso, tuve una adolescencia bastante normal para el niño medio de barrio alto, no era el niño problema ni cosas así. No era rebelde, me sacaba buenas notas, me llevaba bien con los profesores, pero no era perno.
-No eras como el típico músico…
-Yo creo que muchas veces, los artistas no son niño problema, en realidad no sé. Yo era muy dócil en realidad, me gustaba aprender, no era mateo pero si adaptable.
-Tuviste una onda con el hip hop, ¿cómo fue la transición al pop-rock?
-Para mí siempre ha sido lo mismo, nunca me he sentado a pensar conscientemente a donde me voy a dirigir ni nada. Para mí toda la música es un poco la misma, por eso nunca he dicho soy rockero, soy rapero o soy popero. Al final tuve que decir soy cantautor, porque siempre me lo preguntan y también porque que canto… y soy autor.
-Entonces el estilo de tu música depende de cada canción.
-Sí, lo que venga, realmente esa ha sido la principal constante de mis discos, tampoco lo pienso como para tener libertad, pero así es como me sale. Realmente no podría explicar más allá de eso, trato de pensar que la música que me dan ganas es la que quiero hacer no más.
-Tuviste una banda que se llamaba “Tropiflaite”. Con ellos tocabas en matrimonios y fiestas de año nuevo, ¿cómo fue esa época?
-En esa época todavía estudiaba música en la Escuela Moderna, esa banda la formamos con un par de amigos de ahí y otros de una banda que traía de la adolescencia. Fue mi primer trabajo profesional como músico, la primera vez que nos pagaron, así que imagínate, estaba felicísimo. Lo pasábamos increíble, éramos muy amigos, teníamos un sentido del humor que nos llevó a llamarnos así. A nuestro primer disco le pusimos “Grandes Éxitos” eran todos temas bien pichuleros. Fue una etapa increíble, no había tantos grupos de cumbia como ahora, estábamos inspirados en grupos como Ráfaga, Amerikan Sound, esa volá de los noventa, y empezamos por ahí con Chico Trujillo, bandas de la Nueva Cumbia. Creo que fuimos bastante pioneros.
Mezclábamos la cumbia con el rock, con el funk, con la onda disco, también era bien latino. La cumbia era un elemento con el que empezamos y el más potente. Hicimos el disco y el grupo se acabó, trabajábamos con un productor que llevó nuestro trabajo a un lugar muy distinto a lo que nosotros teníamos en mente, no nos gustó en lo que se transformó la música y no lo quisimos defender así.
-¿Perdió la identidad?
-Sí, todos sentimos eso, lo llevaron a mezclar a Alemania, a la ciudad de Colonia, trabajaron ingenieros allá y lo trataron como si fuera Euro-Dance. Ahora miro para atrás y pienso que si nos hubiéramos ido por esa onda, quizás nos hubiera ido increíble, podría haber llegado a lugares interesantes ese grupo, pero nos desencantamos un poco y ahí cada uno se fue en su volá.
“Te voy a dar” de Tropiflaite.
-Acaba de salir el disco “Nada es para Siempre” de Jorge González. Participaste en ese concierto cantando “Sexo” ¿Cómo fue esa noche?
-Fue bien especial todo, no se sabía si era la bienvenida a los escenarios o la despedida. A Jorge le habían dado seis meses de vida y bueno, ya va a cumplir cuatro años. Fue bien intenso, no sabíamos si iba a aparecer finalmente, eso quedó hasta último momento en la incógnita, pero fue muy emocionante ser testigo del cariño que la gente le tenía, desde cuando estaba sano, porque tocamos cinco años en todo Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, fuimos para todos lados. Es un verdadero ídolo, súper popular y a la vez underground. La gente más fanática de él se cachaba que era gente muy real, como que no estaba ni ahí con modas ni nada, yo había sido testigo de ese cariño, pero esa noche fue una locura, porque estaban todos los fans chilenos. Actuó, salió todo muy bien, su participación fue una cuestión que no sé si se ha visto muchas veces en un escenario del mundo, porque es difícil también para él, hay que ser super valiente para salir a mostrarse como estaba, es delicado para uno también, porque no falta la gente que dice que nos estamos aprovechando, pero salió todo súper bien y él recibió mucho cariño y además un poco de plata, fue super importante. Fue muy bonito ese concierto.
-Mirando en perspectiva, ¿cómo es para ti haber tenido la oportunidad de vivir tantos momentos con Jorge?
-Increíble, fue una suerte, cuando me mandó el mail y me dijo “Oye, me invitaron a tocar ¨La voz de los ochenta¨ entero en el Festival El Abrazo”. Yo ya había tocado con él, con su proyecto Los Updates más bien. Nos conocíamos, yo me había quedado en su casa, pero todavía no lo consideraba como un amigo, no tenía una confianza tan grande, así que me sorprendió mucho ver que para el lado de él si estaba esa confianza. Ahí se armó la banda y participé directamente en los últimos cinco años de su actividad en vivo. Fue tremendamente positivo para él, en ese tiempo sacó tres discos, no paró de tocar, estaba enamorado, estaba limpio, me tocó una época super buena, la cagó, el no había girado así hace años, pasándolo bien, disfrutándolo. Nosotros fuimos siempre respetuosos con él, nos preocupamos de no “fanearlo”, de darle su espacio siempre, de no preguntarle huevadas de Los Prisioneros. Yo creo que él sintió ese respeto y se terminó abriendo harto, me tocó conocerlo muy de cerca, y yo cuando chico era fanático de Los Prisioneros, me encantaban. Entonces terminar tocando con él fue increíble.
“Hay que tirar todos los clicks de internet a un link”
-Hace poco sacaste un video del single “Perder Ganar”. Cuéntanos de qué se trata esa letra.
-Habla del engaño de la victoria y el fracaso. Tener que identificarse mucho con una o con la otra, buscar desesperadamente como subir, ganar, progresar, escalar y tenerle tirria, pavor a fracasar. Yo creo que al final es un día sí y un día no, de comprender eso se trata la canción. Es una constante en mis letras, yo siento esa temática pero con otras palabras a veces, es la búsqueda de un equilibrio entre opuestos, y eso está marcado en un futuro disco, el primer adelanto de un disco que estoy trabajando ahora con Cristián Heyne, que vamos a lanzar dentro del verano. Lo estamos tomando con calma, la producción de las canciones, no nos queremos apurar, queremos hacer un disco bien redondo, con hartos sencillos, “Perder ganar” es el primero. Estamos todavía en el proceso de juntar temas para después elegir los mejores y armar un álbum con ellos, siguiendo la lógica de ahora, que es sacar más singles que álbumes, y dedicarle toda la promo de los medios. Trabajamos con los chiquillos de “Armónica” y de “Quema Su Cabeza”. Hay que tirar todos los clicks de internet a un link, esa es un poco la idea.
Video “Perder Ganar”.
¿Cómo se se va a llamar el disco?
-No sé todavía, no tengo ningún concepto ni nada, ninguna idea, nunca lo hago. El nombre lo tengo que poner al final, siempre siento que mis discos son colecciones de canciones, a veces están bañados de una “conceptualidad”, no te diría que forzada, pero que hay que darle una envoltura final, un paquete con nombre y carátula. Siempre es de lo último que me preocupo, también porque las mismas canciones al final, la selección de las canciones que quedan, son las que te indican el tono y para donde va el disco.
-¿Y las locaciones? ¿Cómo definieron el lugar donde grabaron el video?
-Nos fuimos con Álvaro Díaz -que es otro caso parecido al de Jorge- que yo terminé tocando con “31 Minutos” también después de haber sido fan de “Plan Z”, de “Factor Humano”, de “31 Minutos”, de las columnas de Álvaro Díaz, de los cómics de Peirano. Se van juntando las cosas sin tener que hacerle la pata a nadie, y terminé tocando ahí, y bueno, fuimos con el Álvaro a un viaje de un día, hacia la desembocadura de el Río Maipo por la carretera y parábamos donde a él le tincaba. Tiene super buen ojo, lo grabamos con un puro teléfono y estábamos los dos no más, sin maquillaje ni ningún tipo de equipo. Sólo me cambié de ropa, sentíamos que estábamos haciendo un trabajo para el colegio, como para tercero medio, nos gustaba la idea de hacer un video que no fuera una súper producción, un poco revelándonos contra la tiranía de la imagen. No estaba con ganas de hacerme el mino ni nada. Sólo usé ropas de colores, una locación bonita, la guitarra y chao, nada de pretensión conceptual ni nada, sólo fue una cuestión estética.
-Participaste en la banda sonora de la exitosa película chilena “La Nana”
-Sí, bueno, la película no tenía música, nada si te fijas, salvo al final que es el momento de redención de Catalina Saavedra, que sale a trotar. En esa escena aparece el pedazo del demo de una canción de mi primer disco. Sebastian Silva me pidió una canción para ese final y le mandé un pedacito del instrumental del final de la canción del demo, y al final quedó. Ni siquiera es la versión del disco, o sea, más que banda sonora, puse una cuestión que después se transformó en otra canción, pero es el germen de una canción y quedó ahí. Fue bacán, estuvo pre seleccionada para los premios Oscar.
-¿Qué sentiste cuando estaba pasando todo eso?
-No estaba ni ahí, dije: “Ah pero ni siquiera está nominada, está pre-seleccionada, para qué le dan tanto color”. Creo que hoy día me impresionaría mucho más eso, no sé por qué en ese momento estaba como en otra.
-Se está acercando el Festival de Viña y en estas fechas muchos vuelven a recordar la actuación de Faith No More ¿te acuerdas de haberlo visto?
-Me acuerdo que fueron porque mi hermano grande los quería ver, pero no me acuerdo de haber visto el show, recuerdo que mi hermano se reía al otro día porque vio en la tele que la gente les gritaba “Please no more”, pero eso es todo lo que recuerdo, yo no soy tan fan de Faith No More.
-¿Y que música te gusta?
-Cualquier cosa, un poco de radio, me gusta la música romántica.
-¿Qué radio escuchas?
-La Romántica.
-¿Y qué cantantes te gustan?
-No sé, cualquiera, me da lo mismo.
-¿Luis Miguel?
-Sí, por supuesto.
-¿Chayanne?
-Si po
-¿David Bisbal?
-David Bisbal no tanto porque no cacho tantas canciones. Tampoco es que busque a Chayanne en Spotify. Me gustan, lo uso para aprender también a hacer canciones en español, toda esa música viene de una escuela de compositores que no son los mismos que están cantando, es toda una subcultura, no me sé los nombres tampoco, pero las fórmulas son siempre las mismas. Es entretenido ese mundo de las canciones.
-Y Alberto Plaza ¿te gusta?
-(Risa) No, la verdad no, sus canciones no, su ahora nueva onda de opinólogo tampoco, pero no encuentro que es como para tomárselo tan en serio, creo que la gente se pone súper grave y empieza una cruzada contra Alberto Plaza. Yo no tengo tiempo para eso, pero el está llamando la atención también, está en su volá, pero yo no pesco, está súper metido en la cienciología, igual es como heavy. Igual debe tener cientos de miles de fans, y así como hay gente que le carga Alberto Plaza, hay gente que le encanta y lo encuentra el gran poeta del Verbo Divino, lo aman. Él construye su imagen a partir de eso también, el fan igual es tu espejo, tu creas una identificación con él, un vínculo comunicacional. Yo lo sé porque cuando más me vacilaba la música -que fue en la adolescencia- sentía que ciertas canciones eran para mí. Escuchas a una persona que te está transmitiendo un mensaje, yo he sentido eso del lado del auditor, y después, haciendo canciones, lo he sentido desde el otro lado, y es algo mucho más grande que Alberto Plaza, como que él ni lo sabe, cree que es gracia suya, pero no lo es, es como parte de un árbol no más.
-Si tuvieras la oportunidad de preguntarle a alguien histórico, de cualquier época ¿a quién escogerías y qué le preguntarías?
-Oh que difícil…
-Esa pregunta se la hicieron alguna vez a Freddie Mercury…
-A Dios…
-¿Qué le preguntarías?
-¿Por qué?
Fotos: Yas Bau
Transcripción: Andrés Gorostiza