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Actualizado el 18 de Marzo de 2019

El juego favorito de The Cardigans

Es bastante especial lo que pasa con The Cardigans, a pesar de no generar material nuevo desde 2005 y no tener intención de hacerlo tampoco, mantienen vivo el interés de la audiencia.

Por Bárbara Alcántara
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No fueron necesarios mayores adornos, con ellos todo es simple y emotivo. The Cardigans entregaron un show sin mayores estímulos que los instrumentos, sus ejecutores y ella, la dueña de una voz generacional que se mantiene intacta. Su vocalista, Nina Persson (44) desfiló por el escenario de la Cúpula Multiespacio vestida de negro, con tacones altísimos y una capa de heroína, exactamente el mismo atuendo que usó en su visita del 2015, detalle que habla de su carencia de vanidad con un mensaje directo ligado a la sencillez y el minimalismo.

Mientras el fundador y compositor principal de los escandinavos, Peter Svensson, vive en Los Ángeles, California y factura como loco con composiciones para artistas de la talla de The Weeknd, Justin Bieber y Ariana Grande, sus compañeros viven en Malmö, Suecia y de vez en cuando programan una gira corta para pasarlo bien, conocer lugares (el 2015 fueron a Isla de Pascua) y tomar buen vino. Esa es la razón por la que llegaron por segunda vez a Santiago después de un debut en Primavera Fauna en un escenario que no les hizo justicia debido a un sonido deficiente y un espacio abierto; al día siguiente se reivindicaron con un show íntimo en la Ex Oz que se vio replicado anoche en un concierto que revivió sus dos discos más exitosos: Gran Turismo (1998) y el maravilloso, Long gone before daylight (2003) aparte de sus éxitos de la primera etapa, “Lovefool” y “Carnaval”.

Los sombríos sonidos de “Erase/Rewind” y “Hanging Arround” se fusionaron de manera formidable con la potencia de “My favorite game”, la conmovedora sublimidad de “Communication” y “And then you kissed me” junto con la versión mitad en sueco, mitad en español de “Gracias a la Vida” y “Iron Man”, el cover de Black Sabbath incluido en el disco First band on the moon (1996). Junto a eso demostraron, una vez más, la capacidad que tienen para interpretar, y crear por cierto, melodías que se pueden catalogar como lindas, como si recordáramos el jingle de la Radio Aurora, “la de la música bonita”, pero es que no hay otra definición para canciones como “For what it’s worth”, “You’re the storm” o “Live and learn” donde la característica voz de Nina se funde con los rockeros riffs del reemplazante de Svensson, Oskar Humblebo (alias Motoboy), la profundidad del bajo de Magnus Sveningsson, el swing de la batería de Bengt Lagerberg y el melancólico teclado de Lars Olof-Johansson. Ellos, también vestidos de negro, ofrecen un show pulcro y sin aspavientos, excepto Motoboy quien sufre una metamorfosis a lo largo del concierto, empieza todo compuesto para terminar dándolo todo y con gran actitud.

Es bastante especial lo que pasa con The Cardigans, a pesar de no generar material nuevo desde 2005 y no tener intención de hacerlo tampoco, mantienen vivo el interés de la audiencia. Es que se trata de una banda que en buen chileno se le podría llamar “piola” y a medida que pasan los años sus letras cobran mayor sentido y valor. Sobre todo si son interpretadas de la manera excepcional que lo hacen, con humildad, profesionalismo y sin presiones; para ellos esto de tocar en otros países es para pasar un buen rato entre amigos, tal como dice uno de sus exitos de los noventas, es su juego favorito.

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