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12 de Septiembre de 2014

Bosques Tropicales: Informe señala que cada minuto se destruye el equivalente a cinco canchas de fútbol

Además de los impactos devastadores sobre las personas dependientes de los bosques y sobre la biodiversidad, la conversión ilegal de los bosques tropicales para agricultura comercial se estima que genera 1,47 gigatoneladas de carbono cada año, equivalente al 25% de las emisiones anuales derivadas de combustibles fósiles de la UE.

Por Redacción
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El despojo de los bosque tropicales no se detiene y las cifras lo demuestran.  Y es que solo en los últimos 10 años, cada minuto ha sido talada o calcinada una superficie de bosque tropical equivalente a cinco canchas de fútbol.

La demanda de madera sumada a la necesidad de acceder a nuevos pastos y zonas de cultivo para abastecer a los países industrializados son las causas principales de la constante presión que existe sobre las zonas tropicales del planeta, así lo detalla el informe Bienes de consumo y deforestación, elaborado por la organización conservacionista Forest Trends.

El 49% del total de la deforestación reciente en los trópicos es el resultado del desmonte ilegal para agricultura comercial. Cerca de la mitad de esta destrucción ilegal fue impulsada por la demanda extranjera de materias primas, incluyendo el aceite de palma, carne, soya y productos de la madera. Además de los impactos devastadores sobre las personas dependientes de los bosques y sobre la biodiversidad, la conversión ilegal de los bosques tropicales para agricultura comercial se estima que genera 1,47 gigatoneladas de carbono cada año, equivalente al 25% de las emisiones anuales derivadas de combustibles fósiles de la UE, informa La Vanguardia.

“Hemos sabido que la producción de materias primas agrícolas es una fuerza principal que impulsa la deforestación, pero este es el primer informe que demuestra el papel descomunal que desempeñan las actividades ilegales en la producción de cientos de productos alimenticios y del hogar consumidos en todo el mundo”, manifestó Michael Jenkins, Presidente y CEO de Forest Trends.

El experto destaca que el aumento en la producción agrícola “será necesario para la seguridad alimentaria y para satisfacer la demanda de la emergente clase media mundial. Sin embargo, el mundo también debe despertar a la magnitud del volumen de dicha producción agrícola que está teniendo lugar en tierras ilegalmente desmontadas. Se necesitan medidas urgentes en los países donde se cultivan estos productos, para ayudar a los gobiernos a hacer cumplir sus propias leyes y reglamentos, y ayudar a las empresas a cultivarlos de forma legal y sostenible”.

Casos dramáticos

El estudio indica que el 90% de la deforestación en Brasil de 2000 a 2012 fue ilegal, principalmente debido a que no se conservó un porcentaje de los bosques naturales en las operaciones ganaderas y plantaciones de soya a gran escala, tal como lo exige la ley brasileña.Se agrega que gran parte de esa destrucción ocurrió antes de 2004, cuando el gobierno de Brasil tomó medidas para reducir exitosamente la deforestación.

En la misma línea, se destaca el caso de Indonesia, donde el 80% de la deforestación también ha sido ilegal, sobre todo para grandes plantaciones de aceite de palma y madera, 75% de los cuales son para la exportación. Mientras que otros países también experimentan altos niveles de deforestación ilegal, Brasil e Indonesia producen el más alto nivel de materias primas agrícolas destinadas a los mercados mundiales, muchos de los cuales se usan en la fabricación de cosméticos o artículos para el hogar (aceite de palma), alimento para animales (soya), y empaques (productos de la madera).

La deforestación ilegal es también desenfrenada en la mayoría de los demás países de Asia, Latino América y África donde se están perdiendo grandes extensiones de bosque tropical. Entre los ejemplos se menciona a Papúa Nueva Guinea, donde millones de hectáreas de bosque recibieron licencias ilegales ser talados en los últimos años; una investigación parlamentaria reciente en el país reveló que el 90% de estas licencias fueron emitidas por medios corruptos o fraudulentos.

En Tanzania, en tanto, los bosques han sido arrasados ilegalmente para dar paso a la jatrofa, una planta utilizada para producir biocombustibles. Otro tanto ocurre en Camboya y Laos, países en los que  se han emitido licencias en años recientes para plantaciones de hule a gran escala y otras plantaciones agrícolas cubriendo millones de hectáreas de bosques remanentes. Se ha descubierto que la mayoría de estas licencias y desarrollos son ilegales.

En Bolivia, en tanto, la soya (75% de la cual es exportada) es el motor principal detrás de la deforestación ilegal en la sección amazónica de este país.

En la mayoría de los casos, las empresas que desmontaron ilegalmente los bosques para estos cultivos contaban con algún tipo de permiso del gobierno. Sin embargo, el informe señala que también muy a menudo dichos permisos fueron emitidos de manera corrupta o fraudulenta; faltaban permisos y licencias adicionales requeridas; o las empresas violentaron las leyes al desmotar y sembrar, causando impactos negativos significativos sobre el ambiente y los derechos de las poblaciones locales que han vivido en estos bosques durante generaciones y que dependen de ellos para su alimentación e ingresos.

“En todo el trópico, las empresas están sobornando a funcionarios para obtener permisos, pisoteando los derechos legales o consuetudinarios de los pueblos indígenas y otras comunidades dependientes de los bosques, desmontando más bosque de lo que se les permite, y causando contaminación y devastación ambiental al burlarse de la ley”, sostiene Sam Lawson, co-autor del informe.

Con todo, el informe señala que se pueden aprender importantes lecciones de iniciativas exitosas anteriores en la lucha contra el comercio de madera de origen ilegal. Los países productores, en particular aquellos desarrollando acuerdos comerciales con la UE (AVA FLEGT) – están esclareciendo los marcos reglamentarios que mejoran su capacidad para demostrar la legalidad de los productos de madera ante sus ciudadanos. Los países consumidores están instituyendo medidas demostradas que apoyan la aplicación de las leyes y reglamentos de los mismos países productores, incluyendo el desarrollo de legislación para la importación comercial (como el Reglamento de la Madera de la UE), políticas de adquisición pública y estándares de inversión. Sin embargo, se ha hecho muy poco análisis hasta la fecha sobre cómo se podrían aprovechar mecanismos similares para las materias primas agrícolas a fin de lograr el cumplimiento de las leyes, apoyar las políticas de uso sostenible de la tierra y aumentar la transparencia.

“El actual acceso sin restricciones a los mercados internacionales para las materias primas provenientes de tierra desmontada ilegalmente está socavando los esfuerzos de los países tropicales para hacer cumplir sus propias leyes”, concluyó Lawson. “Los países consumidores tienen la responsabilidad de ayudar a detener este comercio”.

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