El mar teñido de un rojo intenso. Así quedan las aguas que rodearon las Islas Feroe, ubicadas en Dinamarca, tras la clásica matanza de ballenas piloto que se realiza cada año llamada Grindrap.
Antiguamente gracias a dicha práctica los habitantes del lugar se abastecían de carne y grasa de cetáceos. Y pese a que sus autoridades continúan esgrimiendo el mismo argumento (dar comida a la población), la caza de ballenas es ilegal en Europa dado que hay una visión común entorno a conservar las especies.
Pese al llamado de ONG’s internacionales, como Sea Shepard Global que ha publicado vídeos e imágenes de este último sacrificio y ha anunciado planes para llevar a Dinamarca a la Comisión Europea por esta práctica, este año no fue la excepción para realizar la matanza.
Los ejemplares fueron perseguidos por barcos, quienes finalmente lograron llevarlas a aguas poco profundas. Ahí, cerca de la orilla las esperaban cientos de personas con arpones en sus manos. La cifra final: 120 ballenas pilotos sacrificadas.