
Aunque el proyecto tiene elementos positivos y necesarios, requerirá más temprano que tarde, ajustes para no perjudicar a las Pymes.
La historia enseña que los países progresan gracias a líderes inteligentes, capaces de mantener a raya a los estúpidos y permitir que prevalezca la racionalidad.
La palabra "karma", derivada del sánscrito y que significa "acción", refleja una verdad profunda e ineludible: nuestras acciones, conscientes o inconscientes, tienen repercusiones que nos alcanzan tarde o temprano.
Tan relevante es la coacción y la fuerza en el Derecho, que los Derechos Humanos establecidos por el ordenamiento jurídico solo pueden defenderse y protegerse con la coerción. Por lo mismo resulta paradójico que quienes más vociferan y reclaman por ellos sean los primeros que se niegan a aceptarla, especialmente cuando son ellos o sus “amigues” que vestidos de lumpen, son justificadamente reprimidos.
Sin su correctivo emocional, las personas tienden a sobrestimar sus capacidades y subestimar los riesgos asociados con un cargo para el cual no están calificados.
Es inaudito, pero los mentirosos patológicos suelen apelar también a la victimización, o la farsa del "perseguido", “el violentado”, “el abusado”, o si quiere “el enemigo de los poderosos”.
Bajo la administración de izquierda, y tras la reforma Arenas-Jorratt los ingresos tributarios de las empresas cayeron en -0,8%, pese a que los impuestos aumentaron de 22,5% a un 24% en el mismo período.
Nuestra sociedad descarriada no necesita más miradas esquivas, más almas en agonía empapadas en su propia indiferencia. Necesita valentía, fortaleza, acción y, ante todo, un despertar de esta letárgica muerte que nos ha sumido en un espiral discernible de decadencia.