
“Boring…”
La tradición de Uruguay en términos institucionales, sólo interrumpida por una dictadura setentista como las tantas que vivió la región en aquellos años oscuros, está sostenida en la fortaleza de su política y de sus partidos que respetan la historia y no discuten la democracia más allá de la lógica confrontación por acceder al poder. Una confrontación que se sostiene en reglas de convivencia, más allá de la lógica competitividad de ideas.