En un escenario global marcado por la incertidumbre, no podemos seguir aplazando la transición hacia una cultura de valorización del conocimiento con políticas de Estado estables, coherentes y sostenidas en el tiempo.
En un nuevo capítulo de El Fútbol de Antes, hoy recordamos ese extraño objeto de papel, chiquitito y arrugado, en el que se anotaban cada semana los resultados de los partidos y que, para que no se perdiera, cargabas doblado en la chaqueta o en la billetera durante todo el año como una suerte de enciclopedia básica y ayuda memoria.
Pocos chilenos tienen buenos recuerdos de sus trámites ante notarios o conservadores: precios altos, largas esperas, horarios reducidos y formalidades ficticias (“firmó ante mí”). Pese a su impopularidad, incluso la Convención Constitucional los “ignoró”. Por eso, es útil recordar qué son y qué función cumplen: notarios y conservadores son auxiliares de la administración de justicia, sirviendo como ministros de fe y administradores de registros públicos (incluyendo escrituras, propiedades, derechos de minas, aguas, sociedades, etc.)