Advierten sobre el abuso de melatonina en niños: “Siempre bajo supervisión médica”
Náuseas, dolor de cabeza y alteraciones hepáticas son algunas de las consecuencias del abuso en el consumo de melatonina en la población pediátrica.
Siempre que se habla de algún problema de salud y la posible solución para éste, los especialistas plantean que “no todo lo natural es bueno”. Esto aplica, especialmente, a grupos vulnerables de la sociedad como adultos mayores, enfermos crónicos o niños, niñas y adolescentes, y a sustancias que se han vuelto altamente populares como la melatonina.
Hace un año, los Centros Para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) alertaban de una peligrosa alza de intoxicaciones de menores de edad en ese país a causa de la ingesta de melatonina sin supervisión.
De acuerdo al estudio consignado por la organización, más del 94% de los incidentes ocurrieron en niños de 5 años o menos, más de cuatro mil requirieron hospitalización y 300 necesitaron cuidados intensivos.
“La melatonina es una hormona del cuerpo que juega un papel fundamental en el sueño y como cualquier otra sustancia o fármaco, tiene riesgos y efectos secundarios, por lo que su ingesta debe estar bien regulada y siempre bajo supervisión médica, más aún cuando se les suministra a niños. Las dosis siempre dependerán del peso y condiciones particulares de cada paciente”, explicó Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
Melatonina: ¿Cuándo sí y cuándo no?
La producción y liberación de melatonina en el organismo está relacionada con la hora del día, aumentando con la disminución de luz.
Lo que encontramos en el mercado son suplementos que la contienen, pero se debe tener la claridad de que no es una pastilla para dormir por sí sola, “por lo que, a diferencia de lo que muchos padres pueden pensar, no es una sustancia natural inocua”.
“Una sobredosis podría generar adormecimiento durante el día y causar pesadillas durante la noche, junto con náuseas, dolores de cabeza, irritabilidad, dolor en las articulaciones y, en casos extremos, problemas cardiovasculares o al sistema nervioso central”, puntualizó Molina.
Un estudio publicado el año 2020 en la revista chilena de Psiquiatría y Neurología de la Infancia constató que en el rango de los 3 a los 18 años, el 19% presentaba dificultad para conciliar el sueño y el 6% despertaba más de dos veces durante la noche, teniendo problemas para volver a dormir.
“La poca información sobre esta problemática se da en todo el mundo, ya que las alteraciones no siempre se pesquisan por la poca conciencia sobre la importancia y los efectos nocivos de una mala higiene del sueño”, recalcó la especialista.
En este sentido, según Molina, “la solución farmacológica no debe ser el primer recurso, ya que el origen de estos problemas no suele ser patológico sino, más bien, está ligado a la falta de hábitos para dormir, el abuso de aparatos tecnológicos que sobre estimulan a los pequeños y el sedentarismo, entre otros”.
Higiene del sueño
Lo más importante para un correcto ciclo del sueño en menores de edad, es que desarrollen una rutina para dormir, que abarca mucho más que el momento en que el sol se esconde.
La práctica de ejercicio está muy relacionada con el sueño y está demostrado que ayuda a conciliarlo mucho más rápido, pero la actividad física debe restringirse tres o cuatro horas antes del inicio del sueño. Además, se debe propiciar un ambiente tranquilo y oscuro, con una temperatura agradable, y utilizar la cama sólo para dormir.
Además, se debe evitar la estimulación cerca de la hora de dormir, lo que incluye la exposición a aparatos electrónicos como celulares, tablets, computadores o la televisión. Esto porque la luz azul inhibe la producción de melatonina.
“Aquí es importante el compromiso de padres y madres para generar hábitos saludables, como una buena higiene del sueño, que es el máximo garante de un buen descanso y desarrollo de cualquier niño”, agregó la profesional.