
¿Y dónde está el Presidente?
Basta mirar todo lo que ha pasado sólo en las últimas dos semanas en nuestro país para advertir que el Presidente simplemente no está.
Basta mirar todo lo que ha pasado sólo en las últimas dos semanas en nuestro país para advertir que el Presidente simplemente no está.
La ex ministra del Trabajo nos propone como bala de plata para empujar nuestra economía una fórmula que no sólo ya fracasó estrepitosamente en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular, sino que es una excentricidad en el mundo.
¿Queremos votar por la candidatura que prolonga o incluso profundiza lo hecho por la administración de Boric y los suyos o queremos votar por un cambio, uno que nos saque de la crisis que estamos sufriendo desde 2022?
A contar de hoy veremos a Tohá y a su gente tratando de balbucear algunas condiciones, algunas “garantías democráticas”, pero que no quepa duda alguna que ella y todo el socialismo democrático se van a plegar detrás de la candidata comunista.
A tanto llega este anticomunismo interno, que ni medio día duró la idea de Carmona de sumar a la campaña al ex alcalde y último candidato presidencial del partido, Daniel Jadue, aprovechando que ahora que sólo deberá cumplir arresto domiciliario nocturno.
El Presidente ahora quiere convencernos que no sabía que un parlamentario y un ministro no pueden tener negocios con el Estado. Y no sólo porque se ve muy feo, sino porque la Constitución –incluso en la propuesta/mamarracho que él y su sector apoyó- lo prohíbe explícitamente.
Siempre ha manifestado sentirse más a gusto, más cómodo con todo aquello que se acerque a lo público, a lo estatal, como si lo fiscal estuviese dotado de un aura y una esencia llena de bondad, virtuosismo, pureza y, por el contario, lo privado, lo empresarial, la “patronal”, como le gusta decir, fuera lo más parecido a la personificación misma del demonio. El eje del mal.
La Contraloría tiene que seguir con su fiscalización y hacerlo con todas las herramientas necesarias, de la forma más exhaustiva posible, caiga quien caiga, como le gusta tanto decir al presidente Boric. Eso no lo puede cuestionar nadie y no debe haber otra opinión.