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10 de Septiembre de 2014

La pugna comercial entre Puma y ANFP que develaron los jugadores de la Roja

La ANFP pretende terminar el contrato anticipadamente con la firma alemana por incumplimiento en los acuerdos pactados para vestir a la selección.

Por Redacción
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“Tenemos que creer que vamos a tener el mejor proveedor”, aseguraba Harold Mayne-Nicholls en 2010, por ese entonces presidente de la Asociación Nacional de Fútbol, luego que se anunciara con fuegos artificiales que la marca alemana Puma sería la encargada de vestir a la Selección chilena.

En ese momento se habló de un acuerdo millonario por 15 millones de dólares, que ligaría a las partes hasta el vienes 31 de julio de 2015. Hoy, a poco menos de un año de que se cumpla la fecha estipulada, la actual ANFP mantiene una lucha judicial y mediática para terminar con el contrato.

Gary Medel y Claudio Bravo terminaron de hacer visible el conflicto durante la tarde de este martes, cuando en sus cuentas de Twitter funaron públicamente a la marca por -según ellos- entregarles camisetas “réplica” para la gira de la Roja en Estados Unidos, como preparación de la Copa América 2015.

“Hoy (ayer) jugamos con camisetas réplica. Ojalá ningún haitiano me pida cambiar camisetas, ¡qué vergüenza!”, publicó el volante del Inter, mientras que el capitán de la Roja aseguró que “nos esforzamos por representar bien los colores de Chile, lástima que la marca que nos viste no haga lo mismo. Siempre la Selección tiene que vestir con ropa oficial y no con réplicas. Lamentable”.

¿A qué se refieren los jugadores con “camisetas réplica”? Desde la Asociación Nacional de Fútbol esperan que Puma entregue indumentaria exclusiva, con la tecnología que amerita un jugador profesional, y no la que se vende normalmente en tiendas.

La firma alemana aseguró que “las camisetas enviadas para las giras son certificadas por la marca, con tecnología ya utilizada por la Selección en el pasado”, pero la discordia con el ente rector del fútbol, que comenzó antes de Brasil 2014, ya es insostenible.

Arbitraje 

A fines de agosto, la ANFP presentó una demanda en contra de Puma ante la Cámara de Comercio de Santiago, en la que denunció a su proveedor por “incumplir sistemáticamente” el contrato que ambas partes firmaron hace tres años.

La administración de Sergio Jadue solicitó terminar anticipadamente su compromiso con la firma alemana, para iniciar una nueva licitación de cara a la Copa América 2015, negociación que significaría un fuerte ingreso monetario para el organismo.

De hecho, el mismo dirigente declaró públicamente que el acuerdo realizado por Mayne-Nicholls “fue una mala negociación” y que su administración puede “multiplicar la cifra”.

La asociación acusa a Puma de no cumplir con la entrega de indumentaria para el Mundial en los plazos que impone la FIFA, de proveer por error vestimenta de la selección de Ghana al equipo chileno antes de Brasil 2014, de no entregar información sobre venta de camisetas, de no hacer estudios de mercado y de entrega de balones en mal estado para el torneo nacional.

Todos estos antecedentes ya están en manos del árbitro, Sergio Fernández.  A ellos se suma como antecedente lo ocurrido en la gira de la Roja a Estados Unidos.

El historial 

Los conflictos entre la ANFP y sus auspiciadores no son nuevos. Antes de que Puma se adjudicara la licitación, el antiguo sponsor de la Roja, Brooks, también enfrentó un arbitraje en el año 2010 para poner término anticipado al contrato con el organismo.

En aquella ocasión, Quilín se comprometió a pagar una multa de US 2,5 millones para finiquitar el acuerdo, lo que le permitió a la asociación negociar nuevamente la venta de sus derechos.

Las ganancias tanto para la ANFP como para las marcas interesadas en vestir a la selección son altísimas. De hecho, para la licitación que se adjudicó Puma, participó Adidas y la misma Brooks,  que semanas antes había enfrentado el arbitraje para terminar con el contrato.

Finalmente la marca alemana se adjudicó los derechos tras comprometer el pago correspondiente, la cancelación de un royalty del 30% por las ventas y el pago de la multa fijada para la asociación por finiquitar adelantadamente el acuerdo con Brooks, según consigna la revista Qué Pasa.

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