El agitado presente de Perú que recibirá la final de la Copa Libertadores
La reciente disolución del Congreso y una anunciada huelga nacional de trabajadores de la educación enmarcarán el duelo que enfrentará a River y Flamengo en Lima.
Lima, la capital de Perú, fue el escenario elegido por los dirigentes de Conmebol para trasladar la final única de la Copa Libertadores entre River Plate de Argentina y Flamengo de Brasil, esto luego que Santiago fuera desechada como escenario debido al estallido social que mantiene Chile desde hace tres semanas.
El encuentro entre los “millonarios” y el “mengao” se disputará el 23 de noviembre en el Estadio Monumental limeño, que tiene capacidad para más de 70 mil espectadores.
Al momento de elegir la ciudad de reemplazo, los directivos consideraron varios aspectos logísticos, aunque tal vez no tuvieron en cuenta que aquel país también se encuentra viviendo días agitados, marcados por una crisis constitucional que se arrastra desde septiembre.
A esto se debe agregar el anuncio de una huelga general de gremio clave para los peruanos, lo que podría generar movilizaciones en diversos puntos de la nación.
El cierre del Congreso
La inestabilidad de Perú se arrastra desde hace casi tres años, cuando el escándalo de corrupción de Odebrecht golpeó fuertemente al entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski. En marzo de 2018 tuvo que renunciar luego que aparecieran videos que lo vinculaban a intentos de soborno de parte de Kenji Fujimori, hijo del ex mandatario Alberto Fujimori.
Desde entonces la presidencia es ocupada por Martín Vizcarra, quien ha debido enfrentar una fuerte resistencia por parte de la oposición fujimorista por sus medidas anticorrupción. Aquellos problemas se agudizaron en el Congreso, que intentaba sacar votos de no confianza para el mandatario.
Todo estalló el 30 de septiembre de 2019, cuando Vizcarra decidió disolver al legislativo. Los congresistas opositores respondieron e instalaron a Mercedes Aráoz como presidenta interina. Ella finalmente renunció al cargo en medio de las protestas de los ciudadanos. Finalmente se convocaron a elecciones para el 26 de enero de 2020, aunque la inestabilidad continúa presente.
Las manifestaciones callejeras fueron una constante, pero no terminaron en grandes disturbios como en el caso chileno.
Cuando se dio a conocer a Perú como escenario de la final de la Copa Libertadores, el presidente agradeció la confianza de Conmebol con su país.
Quiero agradecer al presidente de la @CONMEBOL, @agdws, por confiar en nuestro país como sede de la final de la #CopaLibertadores 2019. Nuevamente el Perú en el centro del deporte del continente.
— Martín Vizcarra (@MartinVizcarraC) November 6, 2019
La movilización de la educación
El 4 de noviembre, un poco antes que se confirmara a Perú como sede de la final de Copa Libertadores, el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) anunció un paro nacional para el 21 de noviembre, tres días antes del encuentro continental.
Entre las exigencias del movimiento se encuentra “el incremento de la inversión y educación a 6% del Producto Bruto Interno (PBI), el pago de la deuda social y el cierre de la brecha en infraestructura educativa”.
El organismo gremial, tal como sus símiles en Chile, se manifiesta con marchas que convocan a miles de adherentes, cuestión que de alguna manera podría alterar el orden público.
Convocamos a un #ParoNacional de 24 horas ante la necesidad urgente de atención a los problemas de la educación y las demandas del magisterio peruano.
¡El Sutep luchando también está educando! ✊✏️ pic.twitter.com/BeXNhNShtj— SUTEP (@SUTEP_Peru) November 6, 2019