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6 de Noviembre de 2020

El deporte europeo sigue en pie a pesar de la segunda ola del coronavirus

El fútbol y el ciclismo no han parado sus actividades a pesar del incremento de casos de COVID-19. La realidad es diferente para los deportistas amateur, que no pueden practicar sus disciplinas.

Por Sebastián Dote
deportes coronavirus
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La segunda ola del coronavirus está golpeando con fuerza a Europa, motivando el establecimiento de duras medidas restrictivas, las que hasta el momento no han afectado al deporte profesional, uno de los principales perjudicados con la llegada de la pandemia en marzo pasado.

Fútbol, baloncesto y ciclismo han mantenido todas sus actividades de forma parcialmente normal, pero sin el público alentando desde las tribunas.

Las disciplinas colectivas han sido las más afectadas con los brotes, los que lograron ser detectados y controlados debido al estricto protocolo sanitario que exige test de PCR negativo cada una semana, algo que no existía en los primeros días de la circulación del SARS-CoV-2 en el continente.

Países como Reino Unido, Francia, Italia y Alemania volvieron a elevar las alertas ante el incremento de infecciones con COVID-19 a pocas semanas de la llegada del invierno, sin considerar las prohibiciones para las disciplinas profesionales.

En el ámbito amateur, la situación es distinta, ya que los deportistas quedaron con una serie de prohibiciones, especialmente en los juegos que impliquen el contacto con otras personas.

El recuerdo del partido “súper transmisor”

El recuerdo más latente que involucra al deporte con el coronavirus es el encuentro entre Atalanta y Valencia por la Champions League, el que se disputó en febrero en la ciudad italiana de Milán. Varias investigaciones, como la realizada por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, afirmaron que el encuentro, que se disputó frente a miles de espectadores, fue una verdadera “bomba biológica” que repartió el virus.

Las conclusiones de los científicos es que la presencia de los hinchas fue fundamental para trasladar el SARS-CoV-2 a la ciudad de Bérgamo, una de las más afectadas con la primera ola de la pandemia en Italia. También fue factor para que varios jugadores del equipo español resultaran infectados durante las semanas siguientes.

Con esto en mente, organismos como la UEFA y las diversas ligas decidieron paralizar todas las actividades hasta junio, cuando se retomaron sin público.

Lo mismo ocurrió en el baloncesto, donde la transmisión del virus se hacía más frecuente especialmente por su desarrollo en un lugar cerrado. La aparición de casos en los equipos de Barcelona y Real Madrid hizo que la liga española parara sus encuentros.

El ciclismo también fue perjudicado. En Francia, las autoridades decidieron postergar el Tour, una de las principales competiciones del mundo. En ese momento la circulación del coronavirus era alta y se desconocían los detalles sobre el contagio en el deporte al aire libre.

Sí a los profesionales y no a los amateur

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La Vuelta a España se desarrolló en plena segunda ola. (Foto: La Vuelta)

Con el correr de los meses las disciplinas profesionales retomaron sus actividades, poniendo al día sus temporadas e iniciando sus torneos bajo el concepto de “nueva normalidad”.

En el caso del fútbol, el control de la enfermedad llegó a tal nivel que permitió que el público volviera con un aforo reducido a los encuentros de Serie A, en una medida que fue resistida por las autoridades, pero que finalmente se impuso ante el poderoso lobby de los dirigentes de los equipos.

Pero el incremento de casos nuevos registrado desde octubre hizo que esta realidad cambiara, ya que el público tuvo que volver a ver los encuentros en sus casas. A eso se sumó lo ocurrido en equipos como Napoli y Torino, los que tuvieron que suspender sus partidos por brotes que afectaron a decenas de jugadores, pero de los cuales lograron recuperarse.

Aquello, sumado a las nuevas restricciones de movilidad, no ha impedido que las competencias sigan en su curso normal. La Champions League, la Europa League -en el caso del fútbol-, además de la Vuelta Cicilsta a España siguieron en pie.

La explicación para eso está basada en las indicaciones de los gobiernos de Francia, Italia, España y Alemania, que autorizaron la continuidad de los deportes profesionales a pesar del incremento de los casos de coronavirus.

Las disciplinas amateur, especialmente las que tienen contacto físico como el rugby, quedaron prohibidas hasta nuevo aviso. Un ejemplo de ello es el protocolo italiano, que excluye toda disciplina colectiva no profesional, aunque permite el funcionamiento de los gimnasios con un aforo reducido.

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