
El fútbol chileno ha dado claras señales de que atraviesa una fuerte crisis. La Selección Chilena es el fiel reflejo de ello, estando ad portas de quedarse afuera del tercer Mundial consecutivo. Por otro lado, se encuentran las complicaciones a la hora de desarrollar la actividad a nivel local, lo que ha provocado un gran número de suspensiones de partidos y la violencia en los estadios que a lo largo de los años ha ido escalando, a pesar de la inversión pública y los esfuerzos por intentar al menos detener su avance.
Por esto, EL DÍNAMO conversó con fuentes especializadas en el ámbito deportivo para analizar las actuales falencias que tienen al balompié nacional al borde del abismo y proyectar el futuro de una actividad que sufrió una fuerte caída tras alcanzar la gloria en 2015 y 2016 con la obtención de dos Copas América.
Estadio (in)Seguro: la violencia en los recintos deportivos y los costos que nadie quiere asumir
Este 2025 quedó demostrado que ni siquiera se tiene certeza de que los partidos del plano local se jugarán. El caso más emblemático es la Supercopa entre Colo Colo y Universidad de Chile. Ninguna región estuvo dispuesta a albergar el evento, haciendo alusión a problemas de seguridad, considerando que ambas hinchadas debían estar presentes. Finalmente, el encuentro que se tenía que jugar el 26 de enero fue postergado, y hasta ahora no se tiene información de cuándo podría llevarse a cabo.
Cada vez son menos las ciudades que quieren recibir eventos deportivos y asumir el riesgo que ello conlleva: el de la violencia en los estadios y los alrededores, la cual no ha sido combatida como se requiere y los clubes organizadores no han invertido lo suficiente para controlarla.
Así lo aseguró a EL DÍNAMO el periodista deportivo Fernando Agustín Tapia, quien apuntó que la responsabilidad la tienen “principalmente los clubes. El fútbol en Chile es una actividad privada, y ha sido evidente que la mayoría, sino todos, ha encarado la seguridad como un costo y no como una inversión“.
Por su parte, Rodrigo Herrera responsabilizó a “los gobiernos que hemos tenido desde el retorno de la democracia. Hace rato que la violencia superó largamente a lo que pueden hacer los clubes de fútbol – que igual hacen menos de lo que deberían y se hacen los lesos – pero fue el Estado el que creó Estadio Seguro, prometiendo terminar con la violencia en seis meses, fue el Estado el que sacó los Carabineros del estadio y es el Estado el que lleva años pensando que prohibir partidos es la mejor solución para espantar violentos”.
La ANFP en el ojo del huracán y el reflote de un debate que se ha extendido por años
El complejo escenario en el que está inmerso el balompié nacional es el resultado de un problema estructural que aqueja a la actividad desde hace varios años. Entre los principales apuntados por esta situación se encuentran la administración de la ANFP encabezada por Pablo Milad y el Consejo de Presidentes, situación por la cual reflota el debate en torno a la urgencia de separar la Federación de la Asociación de Fútbol Profesional.
En esa línea, Tapia sostuvo que “el fútbol chileno atraviesa la peor crisis de su historia. Y es un problema estructural. Todos los factores están relacionados. Pero creo que lo peor es la penetración en la propiedad de los clubes de los representantes de futbolistas y especuladores financieros, que ha privilegiado el negocio, extraviando los proyectos deportivos. Eso sumado a los conflictos de interés ha sido una bomba devastadora”.
Esto debido a que la ANFP no tiene autonomía para tomar ciertas decisiones, puesto que el Consejo de Presidentes puede impedir que se establezcan normas que vayan en contra de sus intereses. Un ejemplo claro de ello fue cuando en noviembre de 2022 el ente rector impulsó una reforma en los estatutos para terminar con la multipropiedad y con la participación de los representantes en la propiedad y en la administración de los clubes. Sin embargo, no se alcanzó el quórum necesario para su inclusión, por tanto, no se modificó.
Para subsanar dichos conflictos de interés, el consenso es claro: urge la separación de la Federación de Fútbol de la ANFP. Si bien ambas instituciones son presididas por Milad, estas tienen funciones diferentes. La ANFP está encargada de la administración del fútbol profesional a nivel de clubes y responde a los intereses de los presidentes de los equipos, mientras que la Federación vela por el funcionamiento de la propia ANFP, de la Asociación Nacional de Fútbol Amateur (ANFA) y de las selecciones nacionales.
“Absolutamente urgente y necesario. No puede ser que las sociedades anónimas controlen todas las instancias, y que reciban una subvención permanente de las selecciones, cuyos objetivos y procesos son de más largo plazo. Necesitamos además real independencia de los tribunales de disciplina y el comité de árbitros”, expuso Fernando Tapia.
En este sentido, Herrera comentó que “existe un grave conflicto de interés entre los objetivos de este Consejo de Presidentes (con la opacidad en la propiedad de los clubes) y las materias que debieran ser prioritarias para una Federación seria. La Federación no debiera tener fines de lucro y con prioridad en reinvertir lo que generen las selecciones en el desarrollo, con mirada larga, del fútbol chileno. Esas platas no están para ser administradas totalmente por los clubes”.
El hundimiento de La Roja y cómo salir del sótano de Sudamérica
La Selección Chilena ha mostrado uno de los peores rendimientos de los últimos años: se encuentra colista de las Eliminatorias y está al borde de quedar afuera del tercer Mundial consecutivo, situación que hace que el trabajo de Ricardo Gareca sea casi insostenible. Sin embargo, su alta indemnización (US$ 1,3 millones) ha frenado un posible despido.
La mano del Tigre no se ha notado en más de un año de trabajo y su negativa a realizar microciclos, no asistir a estadios a ver fútbol chileno, no acompañar a las selecciones juveniles y su poca autocrítica han desatado una serie de cuestionamientos a su labor.
No obstante, fuentes consultadas por EL DÍNAMO sostienen que la responsabilidad va más allá del entrenador. “Gareca lo ha hecho pésimo. Es una completa decepción. Pero lo que se ha mantenido a lo largo de los tres procesos es toda la casta directiva. Sin duda que el problema de fondo radica en el Consejo de Presidentes, allí están los principales responsables. El nivel de la Selección Nacional es el reflejo de la crisis del fútbol chileno”, aseguró Tapia.
Considerando lo anterior, el comunicador expuso: “Antes de pensar en un entrenador, necesitamos un cambio estructural y nuevos líderes directivos”. Algo en el que coincide Cristián Arcos, ganador del Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2024, quien sostuvo que “en esta estructura, ningún DT podría solucionar esta crisis futbolística”.
Por su parte, Rodrigo Herrera propuso el nombre del entrenador del Real Betis, Manuel Pellegrini, quien en diversas ocasiones ha manifestado su interés en asumir la banca de La Roja, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones, como por ejemplo, contar con un proyecto serio.
“Un hombre como él no está para ser seleccionador cada dos meses, a Pellegrini habría que pasarle las llaves del fútbol chileno y que se encargue de reorientarlo todo. No hay apuro para tener DT hasta después de la próxima Copa del Mundo”, expresó Herrera.
La proyección del fútbol chileno y qué esperar del Mundial Sub 20 que se realizará en nuestro país
Uno de los graves problemas que explican el bajo nivel de la selección adulta tiene que ver con el nulo recambio y los pocos jugadores nuevos que se han afirmado en la titularidad. Dentro de los hombres que han relevado a los estandartes de la Generación Dorada se encuentran Brayan Cortés (30 años), Gabriel Suazo (27), Paulo Díaz (30), y recientemente Felipe Loyola (24). Fuera de aquellos nombres, no hay mucho más, aunque de igual forma tienen una edad avanzada para considerarlos como recambio.
Por ello, surge la incógnita con respecto a los verdaderos efectos de la norma Sub 21 en los campeonatos profesionales, que implica que los clubes deben sumar a lo menos 1.890 minutos disputados por futbolistas juveniles a lo largo del Campeonato Nacional. Una medida que ha desatado el debate, teniendo en cuenta los pésimos resultados que han obtenido las selecciones en los Sudamericanos.
“La norma Sub 21 no sirve de mucho porque un jugador de 20 años ya es adulto. El verdaderamente bueno ya explotó a esa edad. Dicho esto, yo le agradezco a la norma Sub 21 desnudar la realidad de cómo trabajan los clubes en series menores. Ningún club serio debiera no tener jóvenes de esa edad preparados para competir, pero hay clubes donde no hay y hasta Colo-Colo tuvo que traer un Sub 21 de Argentina con el Pibe Solari y el 2024 pedir uno prestado a Everton. Debiera darles vergüenza siendo Colo-Colo uno de las instituciones que mejor trabaja las juveniles en el país”, cuestionó Herrera.
Lo anterior, evidencia un escaso trabajo en el fútbol formativo, que se explica por la poca prioridad que se les ha dado. De hecho, a fines de 2024 se discutió cómo disminuir los gastos en esta instancia que es vital para que surjan nuevos futbolistas. Esto debido a que desde la ANFP avisaron que no había dinero para financiar dichas competencias.
En este sentido, se puso sobre la mesa la posibilidad de reducir el número de categorías, lo que finalmente no se materializó y fueron los clubes los que tuvieron que poner su parte para el financiamiento de los torneos.
A pesar de esto, Herrera destaca que Chile tiene buenos jugadores de cara al futuro, tales como Rossel, Iván Román y Willy Chatiliez. “Hoy mismo la Sub 17 le está dando oxígeno al fútbol chileno. Somos organizadores del Mundial Sub 20 y probablemente este mismo año estaremos en Qatar Sub 17. No podemos farrearnos estas experiencias una vez más”, agrega el periodista deportivo.
Si bien, asegura que nuestro país siempre ha habido materia prima, Tapia hizo hincapié en el problema que radica en las “malas prácticas de representantes que dominan el mercado, que provocan que no siempre jueguen los mejores, sino los que formen parte del corral”. Un ejemplo de ello, es Alberto Letelier, promesa de O’Higgins, que hace unos días anunció su retiro a los 21 años acusando que “el fútbol está lleno de manos negras”.
Con respecto al Mundial Sub 20 que organizará Chile en septiembre de este año, el periodista de Radio Pauta expresó que “espero que primero estemos como país a la altura del evento, como ha sido la tradición organizativa que hemos demostrado a lo largo de la historia. En la cancha que el equipo sea competitivo, protagonista y no comparsa”.
Herrera, en tanto, pone sus fichas en los jugadores que estén en la Copa del Mundo de la categoría y espera que “sean importantes en la clasificatoria que viene al Mundial del 2030 y terminen aportando tanto al fútbol chileno como lo hicieron, hace casi 30 años, Raimundo Tupper, Luka Tudor o Fabián Estay”.
Para cerrar, Cristián Arcos dijo: “Ojalá tener una presentación competitiva, mostrar una identidad de juego y potenciar jugadores. Pero está muy difícil”.
Bajo este escenario, el Mundial juvenil que se desarrollará en Chile aparece como una gran oportunidad para levantar la actividad y potenciar a los jugadores jóvenes de nuestro país, con el objetivo de que puedan aportar a los próximos procesos clasificatorios a nivel adulto y salir del sótano de Sudamérica luego de alcanzar la cima de la mano de la Generación Dorada, que en 2015 y 2016 hicieron que el país se situará en el centro del fútbol continental.