Factores sociales y económicos provocaron tecnoestrés en los estudiantes durante la pandemia
Un estudio de la Universidad de Talca consultó a los jóvenes sobre cómo su situación económica influía en su estado de salud mental y su impacto en las clases online.
Los factores sociales y económicos fueron claves para que los estudiantes de la educación superior sufrieran tecnoestrés, en medio de las clases online realizadas por la cuarentena impuesta debido a la pandemia de COVID-19.
El fenómeno fue abordado en un estudio denominado “Efectos de factores familiares y económicos sobre el tecnoestrés en estudiantes debido al aprendizaje remoto. ¿La desigualdad genera tecnoestrés?”, que fue liderado por los académicos de la Escuela de Ingeniería en Informática Empresarial de la UTalca, Alejandro Cataldo y Natalia Bravo, en conjunto con los estudiantes Ariela Vásquez y Sebastián Rojas, y que fue financiado por Luksic Scholars Foundation.
Durante la investigación, el equipo de la casa de estudios talquina entrevistó a más de 200 jóvenes de dicha zona del país, a quienes se les consultó sobre cómo su situación económica influía en su estado de salud mental, y cómo esas problemáticas generaban tecnoestrés en sus vidas, entendiendo como tal a la “incompatibilidad entre los recursos que tiene un individuo y las demandas del entorno, en específico en relación al uso de las tecnologías”, precisó el profesor Cataldo.
“Analizamos cinco dimensiones de la pobreza y nos dimos cuenta que todas aumentaban el tecnoestrés, pero había dos en especial que eran las que más incidían en los estudiantes”, indicó el académico.
El modelo propuesto en el estudio establece que la pobreza multidimensional incide en un 11% como causante del tecnoestrés. “Hay dos dimensiones de la pobreza que deben mejorarse para reducir esta situación en la salud mental de los estudiantes: las carencias en la vivienda y las carencias en el acceso a la salud”, explicó.
Otro aspecto consultado por los investigadores fue el grado de satisfacción de los estudiantes con su vida universitaria, considerando el tecnoestrés como un efecto negativo en ella.
Los resultados mostraron que dicho estado mental provocó insatisfacción en la vida universitaria. “Incidió en un 30% de la insatisfacción de los estudiantes varones con su experiencia de vida universitaria, lo que es un alto nivel en este tipo de estudios, ya que tenemos muchos jóvenes que no lo están pasando bien en este ámbito tan importante de su vida”, señaló el académico, quien precisó que entre las mujeres las cifras de insatisfacción fueron mucho más bajas.
El profesor argumentó que este tipo de investigación muestra que “el tecnoestrés, en relación a las clases remotas, es un problema cuya causa es compleja y requiere la coordinación de políticas nacionales de educación, vivienda y salud, entre otras”.