Conoce el campo laboral de los educadores diferenciales
Académica de la USS señaló que, gracias a las nuevas normativas, estos profesionales ya no sólo se forman para trabajar en escuelas especiales, sino que para aulas regulares e incluso en empresas, con el propósito de ser un puente entre la educación y el mundo laboral de las personas en situación de discapacidad.
Como resultados del Proceso de Admisión a la Educación Superior, el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE) informó que hubo un aumento de un 50% en las postulaciones a pedagogía, quedando un total de 13.195 seleccionados. La carrera de pedagogía que más aumentó sus seleccionados fue la de Educación Diferencial, con un 80% de las preferencias.
Para entender este boom en la Educación Diferencial, cómo ha evolucionado y cuál es su situación actual, desde EL DÍNAMO conversamos con Carola Quinteros, directora de Educación Diferencial de la Universidad San Sebastián (USS).
“Un denominador común es que esta generación convivió con educadores diferenciales en sus colegios gracias al Programa de Integración Escolar o en algún momento ellos mismos trabajaron con educadores diferenciales. Así que la Educación Diferencial ya no está sólo asociada a una escuela especial. Hoy todos conocemos el trabajo de esta profesión”, declaró.
Así mismo, Quinteros ve que la juventud está mucho más consciente de la sociedad que ellos quieren formar. “Por ejemplo, una de las grandes banderas de lucha es el respeto, la inclusión e igualdad de oportunidades. Por lo que, les hace mucho sentido esta carrera”, indicó.
La directora de Educación Diferencial de la USS ejemplifica esto último con que “al ingresar a primer año, yo siempre le pregunto a mis estudiantes por qué eligieron esta carrera y es interesante ver cómo han cambiado las motivaciones. Al inicio, me decían que era porque tenían un familiar o un amigo con alguna discapacidad o necesidad especial. En cambio, el año pasado una de ellas me dijo que iba a estudiar ingeniería en mina, pero que cambió su decisión tras las marchas del estallido social porque sintió que tenía que ser un aporte para la sociedad. Así que en verdad ellos viven y creen que la riqueza de una sociedad es la diversidad”, contó.
Agregó que “a veces criticamos a la juventud, pero siento que están teniendo una empatía que va más allá de su circulo cercano y están entendiendo en que somos una sociedad diversa y es que efectivamente lo somos. Hace diez años atrás uno de cada 600 jóvenes tenía un diagnóstico de TEA. Hoy es uno de cada 50”.
Normativas de inclusión
Las políticas públicas son respuestas a los cambios de la sociedad y en ese sentido han hecho eco de las necesidades escolares especiales (NEE), como lo es el Programa de Integración Escolar (PIE).
“En el 2000 los educadores diferenciales nos formábamos para irnos a escuela especiales y ahí éramos formadas de acuerdo con el diagnóstico. Mi formación es especialista en discapacidad intelectual, otra colega es especialista en audición, y así, todos enfocados a lo clínico. Pero en la actualidad, a través de las nuevas normativas y políticas públicas, los educadores diferenciales hemos ido transitando al aula regular. Hoy ya no formamos solamente para la escuela especial o para un diagnóstico determinado, sino que para dar respuesta educativa a todos los estudiantes que están en la sala de clases, con y sin diagnóstico”, afirmó.
Esto significa un gran avance para el trabajo colaborativo en la sala de clases, ya que al dejar de sacar a los estudiantes con NEE de la sala e integrando al educador diferencial, se ven beneficiados otros alumnos que quizás no tienen un diagnóstico, pero pueden aprender con las estrategias que está recibiendo su compañero. Esto genera una co-docencia entre el educador diferencial y el profesor, ya que se diversifica el aprendizaje.
Ante este escenario, la directora de Educación Diferencial de la USS contó que antiguamente la universidad tenía en su plan de estudio las menciones de “Discapacidad intelectual” y de “Comunicación y Lenguaje”. Oferta que cambió en 2020 y hoy la mención es “Accesibilidad a los aprendizajes”.
“Eso quiere decir que independiente del diagnóstico que el estudiante tenga, yo como profesional de la USS debo de tener una maleta llena de estrategias metodológicas para lograr que el alumno acceda al aprendizaje”, explicó.
A esto se suma la Ley de Inclusión Laboral que indica que en las empresas que tienen más de 100 trabajadores, debe haber un 1% de personas en situación de discapacidad.
“Esta profesión ya salió de la escuela y nuestro campo laboral se ha ampliado considerablemente porque debemos acompañar en todos los ciclos del desarrollo a las personas en situación de discapacidad. Debemos ser el puente para que realmente participe de la sociedad y ¿qué más importante que un trabajo para ser parte de la sociedad?”, concluyó.