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21 de Enero de 2011

5 picadas de… comida italiana

¿Han visto personas más gozadoras que los descendientes de italianos? Si estos “tanos” parece que nacieron para comer, gozar y desordenarse. Creo que si alguna vez conozco a un italiano callado será un potencial sicópata. Alguna vez, compartiendo un asado con un grupo de herederos de las tradiciones italianas, me di cuenta que eran capaces de comer pasta de entrada y carne de fondo, y presencié cómo urdían planes para llenar de pollo a sus parejas y poder comer mayores volúmenes de carne cada uno. Eso es pasión.

Por Redacción
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¿Han visto personas más gozadoras que los descendientes de italianos? Si estos “tanos” parece que nacieron para comer, gozar y desordenarse. Creo que si alguna vez conozco a un italiano callado será un potencial sicópata. Alguna vez, compartiendo un asado con un grupo de herederos de las tradiciones italianas, me di cuenta que eran capaces de comer pasta de entrada y carne de fondo, y presencié cómo urdían planes para llenar de pollo a sus parejas y poder comer mayores volúmenes de carne cada uno. Eso es pasión.

Termino confesando que mi admiración hacia ese país y comida tiene una causa principal: Mónica Bellucci, pero ese es tema de otro post (sé que varios me entenderan).

Como forma de rendirle un homenaje a ese noble país, les dejo una selección de los mejores lugares para comer pasta en Santiago (y Valparaíso) e imaginarse que en cualquier minuto puede entrar Monica Bellucci y pedir un antipasto:

1) Pasta Pazza (Av. Los Conquistadores 2248, Providencia): lo conocí por recomendación de un italiano. La mejor fontana de Santiago: ravioles rellenos de cangrejo, sushi a la italiana o sorrentinos rellenos de nuez y ricota. Lo mejor, los llevan a domicilio y llegan al dente. Además muy buenas pizzas.

 

2) Val da Osta (El Aguilucho 3510, esquina Sarragosi): atendido por sus dueños, es casi como comer en el patio de la casa de unos italianos. Excelentes ravioles al ragú y un gran tris de pastas. Lo mejor, su lasagna al pesto, hecha al plato y no al horno y con abundante pesto de calidad –de piñones y no nueces. Precios justos y se puede llevar desde la fábrica, pastas para preparar en la casa. Excelente para almuerzo de fin de semana.

 

3) Calypso (Camino al Volcán 9831, El Manzano, Cajón del Maipo): por precios, tiene poco de picada. Pero su comida y entorno lo valen. Es casi como irse un fin de semana a la Toscana a almorzar. Tienen unos Tortelloni de Gambiere de otro planeta y fetuccini fruto di mare únicos. Lo mejor, exceso de pasto y hasta hamacas para pasar la siesta. Y un gran pisco sour para dormir mejor. Ideal para ir con niños. Ojo no reservan, si va un fin de semana llegue antes de las 13 hrs o no consigue mesa ni a cañon.

 

4) Da Noi (Av. Italia 1791): un clásico muy bueno. De verdad el mejor Pecetto que he comido. En mis tiempos mozos era capaz de comérmelo acompañado de fetuccini y salir rodando a la casa. Pruebe Gnocchis de Ricotta. Coma con ganas la lasaña napolitana. Hacen bien los platos tradicionales y tienen excelente servicio.

 

5) El Malandrino Valparaíso (Almirante Montt 532, Cerro Alegre): como es época de vacaciones, me atrevo a recomendar este restaurant de Valparaíso –nuestro Nápoles criollo. Aquí hay comida italiana de la buena en restaurant familiar. Y las mejores pizzas de Chile. Tienen horno a leña de verdad y preparan las berenjenas como nadie. Pocas variedades de pizza, pero suficientes para darse cuenta que, a veces, poco es más.

Para terminar, si bien no son restaurantes italianos propiamente tales, tienen platos que los ponen como dignos representantes del país de la bota: El Liguria y sus tallarines con mechada, El Ciudadano y sus fetuccini de tinta de calamar, Las Pizzas de la Pizzeria Roma en La Reina (Javiera Carea con Larraín) las del Tiramisú, las de Pizza a Tavola en Irarrázaval y la Pizzara en Príncipe de Gales 6519, La Reina. Y la mejor picada precio calidad: Golfo di Napoli en Irarrázaval con Pedro de Valdivia.

Sigan comiendo mientras piensan en Mónica. ¡Hasta la próxima semana!

 

 

 Sebastián Iglesias Sichel, abogado, 33 años, padre de Pedro. Ex muchas cosas. Casi casi otras tantas. Vinculado a la política por vocación, a los asados para ver a los amigos y a la música para acompañar la vida. A veces medio obseso, otras tantas emprendedor. Mis obsesiones del momento: renovar la política y hacernos cargo de la modernidad. Tratando de que nos renovemos hasta nosotros mismos y que nos hagamos corresponsables de nuestro futuro.

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