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2 de Abril de 2012

Rolling Stone Argentina y #LollapaloozaCL: "la dicha en movimiento"

La destacada publicación trasandina dedicó un largo artículo al análisis de lo que fueron las dos jornadas de pura música vividas en el Parque O´Higgins. Aquí un extracto.

Por Redacción
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Después de una jornada de azul celestial y sol radiante, la noche se vuelve un bálsamo. La luna brilla en el cielo de Santiago, y el show de Björk, que cierra esta maratónica seguidilla de emociones rockeras que Perry Farrell craneó hace dos décadas bajo el nombre de Lollapalooza, se impone como un evento trascendental. Con el riesgo como brújula, la pequeña cantante islandesa proyecta su voz enorme con un imponente coro, el Graduale Nobili, como leiv motiv de un concierto de otro planeta. Lo que embruja es el riesgo, el hilo conceptual de Biophilia (2011) aplicado a un repaso por buena parte de su carrera.

Con espíritu avant-garde y una puesta que abreva en raíces corales (del teatro griego a la murga uruguaya), la islandesa se monta sobre un coro Gospel intergaláctico y nos lleva a dar una vuelta por el universo. El órgano valvular y el híbrido gamelán-celeste manejados a la distancia por una computadora funcionan como una analogía perfecta de ese cruce de vanguardia y tradición, o el escenario como un manto sagrado donde la naturaleza, en su sencillez y complejidad, parece reducirse a sus formas mínimas (las células, los virus, el fuego como motor del mundo) y multiplicarse luego en un hechizo inquietante, que puede ser bailable en un ejercicio de hip-hop celestial o místico en una batucada montada sobre una marcha marcial. Hacia el final, como bis, “Army of Me” le pone clima de festival a un espectáculo inédito de proyección galáctica, irreal, insuperable.

El show de Foo Fighters también es, a su modo, conceptual. Vale la pena citar aquella frase célebre de Pappo: “Si no se parece a AC/DC, no es rock”. Foo Fighters no sólo se parece a la banda de los hermanos Young, sino que nos entrega todo lo que podemos esperar de un show de rock and roll: desde la épica y la emoción (de los fans y de la banda) por la primera visita al país hasta esa infinidad de clichés que a pesar de parecer salidos de Spinal Tap siguen siendo efectivos.

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